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CULIACÁN, SINALOA / N• 24 / AÑO 3 / SEPTIEMBRE 2008
Fotografías: Alumnos del maestro Jesús
García: Adelina, Adriana, Alex, Alma,
Ana, Elí Martínez, Javier Rivas, Karina
Aguilar, Marcia, pamela y Taneya
(portada).
Politeia se distribuye en todo el país a través de la Red de Librerías Educal / CNCA 2008 /
Contenido Editorial 3 Memoria del 68
El cisma en el poder que provocó el 68 (Entrevista con Marcelino Perelló Valls).
Jorge Medina Viedas 5 1968. De la democracia a la antidemocracia
Gilberto Guevara Niebla 13 Análisis
El régimen bonapartista de Chávez
José J. Sanmartin 19
Sistema electoral y “Partido Democrático” en la República Italiana
William Jensen Díaz 35
Gerencia pública: una aproximación al estudio de la gestión estratégica en el sector gubernamental
Bruno Ariel Rezzoagli 47
La miseria de la política
Ernesto Hernández Norzagaray 55
Cultura Poesía
Fragmentos de “Memoria del cuerpo”
Moisés Vega 60
Libros
Volver al campo
Roberto Ángel Airola Herrán 62
Caza de citas
¿Cómo gobernar en este México?
Omar Garfias 64
/ Politeia Nº 23
Memoria del 68
2007 /
Jorge Medina Viedas
Entrevista con Marcelino Perelló Valls
El cisma en el poder
que provocó el 68
Memoria del 68
Decir lo que importó y lo que importa hoy el 68, parece ser cosa de unos cuantos pero el tema está en todas partes. A 40 años de los sucesos, el mirador de aquel paisaje del pasado está poblado de visitantes, forasteros unos, oriundos otros, pero todos van allá, inquietos, casi morbosos, a intentar responderse incógnitas, a reiterar odios, a resolver inquietudes informativas, intelectuales o culturales,
e incluso a exorcizar demonios. Pero el movimiento de 1968 no abandona su condición de mito. Y es ese poder lo que lo convierte en centro de atracción. Sus protagonistas estelares viven en su gran mayoría; sus figuras pesan y sus voces se escuchan como ordalías plebeyas o plegarias desatendidas. Muchos siguen atados a ese momento personal y colectivo y sobre el que giran sus vidas. A unos más que a otros, los convirtió en “hombres de bien”. Unos, los menos, han lucrado con aquello que el azar les ofrendó. Para otros pocos, sin embargo, fue un presidio (o un jardín de libertad en otro presidio, según se crea) que los llevó a la amargura o la muerte. Marcelino Perelló Valls, uno de los más importantes dirigentes y el más carismático del movimiento de 1968, es de los que advierten que aquel fenómeno político que cambió a México fue una fiesta pero al mismo tiempo una tragedia. El Decir lo que importó y lo que importa hoy el 68, parece ser cosa de unos cuantos pero el tema está en todas partes. A 40 años de los sucesos, el mirador de aquel paisaje del pasado está poblado de visitantes, forasteros unos, oriundos otros, pero todos van allá, inquietos, casi morbosos, a intentar responderse incógnitas, a reiterar odios, a resolver inquietudes informativas, intelectuales o culturales, e incluso a exorcizar demonios.
/ Politeia Nº 23
Memoria del 68
propuso la Manifestación del Silencio del 13 de septiembre, tomando las palabras del anarquista asesinado en Chicago, John Spies: “Ha llegado el día en que nuestro silencio será más elocuente que las
palabras que ayer callaron las bayonetas”. Y aquella movilización que tuvo su cuenca en el Museo de antropología y cientos de pequeños meandros surgidos de los barrios y colonias de la
ciudad de México, se convirtió
en un torrente de lava humana
que hizo cimbrar el centro
ceremonial del país. Una multitud
cargada de pasión y de
dignidad que tocaba lo más
profundo del ser nacional.
Sin embargo, su impacto
sobre el mundo real, sobre el
sistema político, fue imperdonable.
Lo que siguió a aquella
movilización fue la intervención
del Ejército en Ciudad
Universitaria el 18 de septiembre.
Luego el 2 de octubre
en Tlatelolco. Al silencio
de aquella movilización del
13 de septiembre se habían
unido el miedo y el terror.
La ciudad continuó sitiada
por las policías y el Ejército a
unos días de que se inauguraran
los juegos Olímpicos de
México 68.
El movimiento estudiantil,
sin embargo, había lesionado
para siempre la estructura
vital del sistema político
priísta.
De la parte de una larga
conversación con él, que no
termina, extraigo unos fragmentos
que nos muestran
un panorama, desde su perspectiva
personal, de lo que
varios de los líderes vivieron.
Cada quien a su modo, cada
quien según su biografía, sus
creencias y el molde del que
estaban hechos.
Un político del PRI
importantísimo
Marcelino recuerda, se sitúa
en el momento en que ha pasado
lo peor de la represión.
Una zona oscura, de tinieblas,
de amenazas en la que vivían
los que no estaban presos en
Lecumberri. Él estaba libre,
deambula de escondrijo en
escondrijo. Le digo: “Hay un
momento en el que tú te das
cuenta que debes salir, que
ya es inevitable tu detención,
que es casi imposible frenar
a las fuerzas que estaban interesadas
en ello y decidiste
salir, pregunto. ¿Cómo estuvo
todo?”.
Su respuesta va más allá.
Entra en terreno pantanoso.
Igual que siempre. Habla
el Marcelino que irrita, que
molesta. “Bueno, fue más
complicado que esto. Déjame
decírtelo de otra manera.
Y es la primera vez que lo
digo privadamente y quedará
en tus manos. El peligro de
quedarme en México no era
tanto de que me detuvieran,
sino que no me detuvieran;
casi queda todo explicado al
decirlo, pero más vale revisar
un poco. En el 68 en México
hubo un cisma en el aparato
de poder. Fue el primer
rompimiento serio, al menos
desde la época de Obregón
y Calles. Se produce
un rompimiento de aparato,
posiblemente ligado con la
sucesión presidencial. El catalizador
del conflicto dentro
del aparato fue el nombre de
un político importantísimo
jugando fuera de los rangos
del sistema político del PRI,
Carlos Alberto Madrazo.
“Esto es mera especulación,
lo podemos hablar en
otra ocasión en el plano puro
de las hipótesis. Yo no soy
quien sabe de eso, tendríamos
que hablar con quien
sabe; pero los que saben o
son mudos o están muertos.
“El caso es que nunca
hubo una política homogénea
del Estado dentro del
movimiento; no fue pareja ni
coherente la represión, por
ejemplo: no tenemos que olvidar
que el 2 de octubre, el
día en que se producen los
hechos en Tlatelolco (no recurramos
a palabras demagógicas),
es el mismo día en que
se inician las pláticas entre
el CNH y los representantes
Y aquella movilización que tuvo su cuenca en el Museo de antropología y cientos
de pequeños meandros surgidos de los barrios y colonias de la ciudad de
México, se convirtió en un torrente de lava humana que hizo cimbrar el centro
ceremonial del país.
2007 /
del gobierno, representantes
nombrados por Díaz Ordaz.
La historiografía oficial del
68 quiere olvidar ese hecho
y yo creo que es fundamental
para entender lo que pasó el
2 de octubre, y lo que pasó en
general; querer pensar que
fue una simple coincidencia
es, en el más benévolo de los
casos, una actitud infantil”.
-La plática fue por la mañana
de ese día…
-Hubo dos, una en la mañana
a la que asistieron Gilberto
Guevara, Luis González de
Alba y Mario Núñez. La cosa
es que estaba esa plática en la
mañana y después en la noche
llegué yo, cuando acababa de
suceder lo de Tlatelolco. Tú
me estabas preguntando de
la salida del país y estoy convencido
de que si no me detuvieron
en un momento dado
es porque no quisieron. Pero
vámonos entendiendo, quien
no quiso, para que veas qué
grueso está todo -déjame decirte
lo que testimonió hace
apenas tres años, en el 98, Andrés
Caso Lombardo, que fue
uno de los representantes de
Díaz Ordaz.
-Y el otro era De la Vega...
-...Las pláticas se desarrollaban
en casa de Caso. Él es
un gran cazador africano. Era
muy chistoso que las pláticas
de ahí en el CNH y de tres
días más se desarrollaron en
medio de cabezas de tigres,
hipopótamos en las paredes,
grandes colmillos de elefantes.
La casa de Caso cazador,
le decíamos. El caso es que
Andrés había dicho algo que
no había dicho antes y me
temo que pasó desapercibido,
como pasa desapercibido
todo aquello que contraviene
la historia oficial. Pero no nos
equivoquemos, la historia
oficial no es la del poder, la
del poder explícito, no es la
del gobierno, la historia oficial
es la de Elena Poniatowska,
González de Alba, Carlos
Monsiváis, esa es la historia
oficial y se quieren olvidar de
estos personajes que mencioné
y también de sus ramificaciones
que son muchas…
-¿Qué fue lo que dijo
Caso?
Que estábamos en platicas
ante el CNH, con ellos De la
Vega Domínguez, cuando la
policía secreta rodeó la casa
y que entonces él le llamó a
Díaz Ordaz y le dijo ‘señor
presidente, tengo la casa rodeada
de agentes secretos’
y que Díaz Ordaz entonces
mandó al ejército, rodeó a los
secretos y los detuvo. Era el
testimonio de Caso. Nosotros
no nos enteramos. Yo le dije a
Caso, eso lo dijo después en
una conferencia, que a su vez
nos lo dijo de manera privada;
yo le pregunté, pero yo estaba
ahí y me dijo “claro que no
se enteraron”, o sea, había un
rompimiento serio de aparato
político y en general del
aparato represor; no entraré
en detalles en qué consistió
ese rompimiento, pero te voy
a dar otro elemento.
¡Ya que nos encarcelen,
cabrón!
“A finales de octubre es
detenido mi hermano por la
Federal de Seguridad, que
no tenía ninguna participación
activa en el movimiento,
encarcelado en algún lugar
que no supo porque lo llevaron
vendado; no lo maltrataron
físicamente, en fin, sólo a
medias. El caso es que quien
interroga a Carlos, mi hermano,
es nada menos que Nassar
Haro en persona y este le
dijo ‘Lo vamos a soltar, pero
dígale a su hermano que se
entregue a nosotros, porque
si no, lo van a matar; nosotros
lo sacaremos del país
sano y salvo, se lo juro por
mis hijos”. Entonces Nassar
saca de su cartera la foto
de sus hijos y la puso frente
a mi hermano: ‘por ellos lo
juro que estoy diciendo la
verdad’. Tan convincente debió
haber sido Nassar que en
cuando salió, mi hermano me
dijo ‘entrégate, te van a matar
güey. Nassar me prometió
que saldrás del país’ y le dije
‘estás jodido, estás mal de tu
cabeza’. Esto fue a finales de
octubre y por supuesto que
no le hice caso.
Pero no nos equivoquemos, la historia oficial no es la del poder, la del
poder explícito, no es la del gobierno, la historia oficial es la de Elena
Poniatowska, González de Alba, Carlos Monsiváis, esa es la historia oficial
y se quieren olvidar de estos personajes que mencioné y también de sus
ramificaciones que son muchas…
/ Politeia Nº 23
Memoria del 68
“La idea de que me iban
a matar me llegó también por
otros lados, me llegó a través
de Martínez Nateras. Arturo
se entrevistó conmigo y me
dijo “nos llegó el tip de que
a ti no te van a meter al bote,
a ti te van a chingar, te van a
quebrar, así que la dirección
del partido ya decidió sacarte
del país”. Eso fue anterior, te
lo estoy contando en desorden;
entonces vi. esto como
una maniobra de la burocracia
del partido para sacarme de la
jugada; dije, ‘Sí a toda madre’,
y no me fui; tampoco la advertencia
de mi hermano funcionó,
entre otras cosas porque
estábamos locos. Cuando
pienso en lo que hicimos se
me ponen los pelos de punta.
No me concibo adoptando
esa actitud y estaba en la casa
de Caso la noche de un día X
cuando le hablan por teléfono
y se ríe y me dice ‘Marcelino,
me acaban de informar
que está usted detenido’. Yo
me cisqué, ‘ay caray’, dice,
‘no, no, no’.
-¿Ahí quién estaba contigo?
-No recuerdo. Algunos
miembros del CNH que asistieron
a la reunión. Eran pocos
días después del 2 de octubre
cuando detuvieron, al entrar
al Excélsior, a Juan García
Ponce; ya estaba enfermo, el
tenía esclerosis múltiple, ya
iba en silla de ruedas…
- Y pensaron que eras tú...
- Y por lo visto pensaron
que era yo. Ese episodio lo
relata en un desliz que la
honra Elena Poniatowska en
un libro, y lo de esa anécdota
me reveló que sí había gente
que me quería detener pero
también que Caso tenía la
atribución de ser informado
inmediatamente y me imagino
que de actuar. Caso ya
les dijo a sus informantes que
nada de eso, que yo estaba en
su casa y que por lo tanto era
falsa alarma.
“El cuarto antecedente
es el día de Navidad. Yo
estaba escondido en casa de
un gran amigo mío panameño
que vivía en la Condesa,
de hecho era la casa de sus
suegros, iban a celebrar la
Navidad. Entonces me pidieron
que me fuera a casa
de sus abuelos que estaba a
media cuadra de ahí y, por
supuesto, yo me fui. Pero
al día siguiente, el 26 de diciembre,
cuando bajé de la
casa de los abuelos para regresar
a la casa de Roberto,
alcancé a ver a un tipo con
un walkie-talkie que se metió
en un zaguán. Yo pasé de
frente y me le quedé viendo
a los ojos y no me gustó y me
regresé a las casa de Roberto
con el sacón de onda. Pensé,
‘ya me dieron en la madre’,
pero pues no, no me dieron
en la madre”.
-¿No llegó el momento en
que querías que te detuvieran,
Marcelino…?
-¡Claro! Yo no tanto, no
llegué a ese conflicto, pero
otros compañeros que estaban
junto a mí, sí. Es el caso
de Guillermo Fernández,
quien era representante de
Economía en el CNH, hermano
de Javier Fernández, el
factor boom del movimiento
del CGH. Él, sí lo dijo ya explícitamente
en un momento
de desesperación: “ya que
nos encarcelen, cabrón!. La
cárcel es un refugio, es una
salvación, está uno tranquilo
y a salvo de las sospechas
porque ya se estaban generando.
A partir del 2 de octubre
empezaron a generarse
las sospechas sobre quienes
no habíamos sido detenidos,
sospechas absolutamente
infames porque los que no
habíamos sido detenidos éramos
cientos de miles; y eso
se mantuvo después muchos
años hasta la fecha. Pero sí
la tentación de haberse librado
de la horrible tensión que
representaba la dirección del
movimiento derrotado, la persecución
policíaca y en medio
de un triángulo diabólico, el
dedo de fuego acusador de los
ultras de “tranzas, traidores”.
Que se levante la
huelga
-¿Cómo estuvo aquella asamblea
cuando fuiste a pedir que
se levantara la huelga y que
por eso te empezaron a rechazar
y volteaste la asamblea?
-Sí, bueno en fin, una de
tantas asambleas. Déjame
-El argumento lógico:
el movimiento estaba
desvertebrado,
le habían partido la
madre, no había ya
lugar para un movimiento
cívico, para un
movimiento estudiantil.
La represión no
sólo era injusta como
siempre lo es, sino que
era injustificada.
2007 /
decirte que la Facultad de
Ciencias era, históricamente,
el núcleo de todo esto; era
un nivel de movilización extraordinaria.
El 5 de octubre
nosotros tuvimos la asamblea
de la Facultad de Ciencias,
cuando había desaparecido
toda movilización y no había
asambleas diarias ahí. En un
momento dado, yo llegué tarde,
para variar -como siempre
llegó tarde a las citas,
tarde a la historia- el caso es
que, cuando llegué, los ultras
habían propuesto mi destitución
como representante de
la Facultad al CNH y la habían
ganado. Entonces llego
y mis camaradas me dicen:
“¡Te destituyeron, Marcelino!”
Subí a la asamblea, no
me senté en el presídium, me
senté hasta atrás y en un momento
dado dicen: “Ya está
aquí Marcelino!; todo mundo
esperándome para que
tomara la palabra. Aunque la
palabra la tenía finalmente la
asamblea; sin que yo interviniera
la asamblea decidió que
yo hablara; hablé y la asamblea
se pronunció: revocó
la decisión de destituirme y
aprobó la propuesta del levantamiento
de huelga.
-¿Qué fue lo que dijiste?
-El argumento lógico: el
movimiento estaba desvertebrado,
le habían partido
la madre, no había ya lugar
para un movimiento cívico,
para un movimiento estudiantil.
La represión no sólo
era injusta como siempre lo
es, sino que era injustificada.
Estaban matando muchachos
por la calle por andar pintando
una barda; habían armado
no sólo a los policías, sino a
los bomberos, basureros, barrenderos;
quería decir lo que
nos había advertido Barros
Sierra, que vendría la nueva
toma del CU y el pasaje a la
clandestinidad y a la lucha
armada. Pero entonces ya no
se trataría de un movimiento
estudiantil, ya era otra cosa.
El movimiento estudiantil ya
10 / Politeia Nº 23
Memoria del 68
no podía pervivir como tal.
En la mayoría de las escuelas
ya no había asambleas, ya
eran dos o tres gatos y entonces
empezaron a aparecer
representantes de Ingeniería
y decíamos, “¿En representación
de quién? ¿Cómo
cabrón si no hay asambleas?
¿Tú quién eres?
“Nos enfrentábamos, pues,
al peligro serio de que se conformara
un CNH espurio, fantasma,
que ya no correspondía
a la dinámica del movimiento
y que ese tomara las decisiones
por el movimiento...”.
-Tú advertiste el estado
de ánimo de la asamblea…
¿Qué pasó después?
-Esto que estoy diciendo
es difícil decirlo. Lo que te
comento es que lo que sucedía,
entonces era real. No
había mentiras ni por parte
de la asamblea ni por parte
mía. Era auténtico y extraordinariamente
intenso. Recuerdo
el momento en que
les dije ‘las cosas han llegado
a un punto en que si a mí me
desaparecen y a ustedes les
cuentan que yo me fui becado
a Europa, ustedes lo van
a creer y me enfrento a una
disyuntiva: para sacrificarme
-y ustedes no lo van a creer
o bien van a esconderme y
ponerme a salvo y ahí se ven
y ahí se ve el movimiento-,
o sea, no voy a hacer ni una
cosa ni otra, ni me voy a esconder
ni me voy a sacrificar.
Voy a asumir el costo social y
personal de llevar esta nave a
puerto aunque sea el puerto
de la derrota, pero a puerto.
En fin, me confirmaron como
representante del CNH y votaron
el levantamiento de la
huelga. Yo creo que la historia
nos dio la razón a todos
aquellos, es decir, el 68 sigue
siendo un mito en la crónica
del siglo XX de este país, porque
el 68 no tranzó, no pudo
ser incorporado, digerido por
el sistema, cuando decidimos
derrotar la huelga en el famoso
manifiesto del 2 de octubre
que quedó deformado.
“El manifiesto lo redactaron
Roberto Escudero, Gerardo
Estrada, Enrique González
y salió un documento,
dizque teórico, según ellos.
Una jalada. Mi idea es que en
ese documento se tenía que
decir ‘nos partieron la madre
a balazos, en ese plano no podemos
competir, nos retiramos,
pero llegará el momento
en que el pueblo de México
tomará la revancha en contra
de los asesinos, de los explotadores,
de los opresores, de
los represores’. Para mí ese
era el texto. Ya ellos hicieron
un texto larguísimo de diez
cuartillas. Pero en fin, el es2007
/ 11
píritu era el mismo y eso fue
lo que dije en la asamblea:
‘Ya nos madrearon, no nos
hagamos pendejos, esto ya no
lo levanta nadie’, como dice
Marcos: somos efímeros
“En ese momento no podíamos
decir: no tranzamos,
no negociamos, nos disolvemos
y ese es el triunfo. No
por la grilla de algunos pobres
pendejos..., triunfó porque los
estudiantes en las asambleas
en decisiones colectivas así lo
decidieron y fue una decisión
sabia, fue una decisión histórica;
en fin, pagamos el precio
por esa decisión”.
Cabrona es la derrota
-¿Cuándo saliste de México?
-Una vez terminado el
movimiento, una vez que
levantamos la huelga; toda
nuestra posible protección
quedó desarmada, en ese
momento quedamos indefensos,
nuestras defensas
eran las asambleas, la gente.
Yo había llevado la nave al
puerto, yo y muchos otros,
al puerto de la derrota, pero
una derrota digna, significativa,
con lugar, con discurso
histórico.
-¿En qué sentido te reconoces
derrotado, en lo íntimo,
en lo personal?
-Es que cuando se adhiere
uno con la intensidad con
la que lo hicimos nosotros a
aquel proyecto, no es fácil
distinguir lo público de lo
privado, lo social de lo personal,
la frontera se difumina,
entonces yo no sé si mi
terco alejamiento del poder
es una actitud o es una debilidad
o es una deficiencia.
Si el hecho de no girar el
rumbo ante el desastre y entrarle
en busca de soluciones
personales a otras alternativas
de vida, es por coherencia
o es por vergüenza o es
simplemente por miedo o
desidia.
“En un momento dado
me pasó por la cabeza que
mi rechazo al poder podía
tener que ver con las acusaciones
de traidor que se me
hicieron y que me pudieron,
entonces en una especia de
demostración de mi lealtad
me hubiera negado yo
a aceptar cargos en el poder,
ya sea en el gobierno o
en la Cámara, pero pues no
tiene mucho sentido, finalmente
porque todos los que
me acusaron acabaron de diputados
o de secretarios de
Estado, o altos funcionarios
dentro del régimen, ¿no?
Esto de la persecución estalinista
de la que fui víctima
me dotó de una perspectiva,
de un punto de vista que le
está vedado a los que no lo
han vivido.
“Son célebres en la historia
muchos de estos casos, de
qué tan terrible puede ser la
acusación de traidor. Recuerdo
el libro, que seguro has
leído,... La confesión, cuando
expresa el dolor desgarrador
que representa que quienes
lo están torturando, tienen la
estrella roja en la frente; como
cuando ya detenido y procesado
vienen a entrevistarse su
mujer sin los niños y le dice:
‘Es la última vez que vengo
a verte y yo no quiero tener
relaciones con un traidor’.
Otro caso muy dramático fue
el del secretario general del
PSUC, el Partido Comunista
Catalán, quien era partidario
de que el PSUC fuera un partido
independiente del Partido
Comunista de España,
un partido distinto… y eso le
trajo la oposición de la burocracia,
del PC y de ahí se derivó
la acusación de traidor,
vendido, agente infiltrado.
Entonces para demostrar su
inocencia, se entregó a la policía
española. No se entregó
a la policía, pero regresó a
Cataluña, creo que era el año
40, la plena persecución, y
acabó siendo detenido y encarcelado,
murió en la cárcel.
Entonces, paradójicamente
el hacer sido tildado de vendido,
de traidor o de agente,
me enriqueció, me dotó de
nuevos elementos, tanto del
punto de vista político como
del punto de vista intelectual,
anímico. Hay un bellísimo
poema de un poeta brasileño
que dice algo así ‘... la
grandeza de la derrota...hay
algo en la derrota que le está
vedando al triunfador...”
-¿Y qué es, Marcelino?
-¿Qué?
-Lo que está vedado al
triunfador…
-Un cierto temple, una
cierta grandeza de espíritu,
una cierta entereza que le es
necesaria para asumir, para
integrar la derrota. O sea,
hay algo del orden del facilismo
en la victoria, ¿no? La
victoria es fácil. Cabrona es
la derrota.
12 / Politeia Nº 23
Memoria del 68
2007 / 13
Gilberto Guevara Niebla
1968. De la democracia
a la antidemocracia
El movimiento estudiantil de 1968 fue una explosión
política de extenso y hondo alcance, pero
se han estudiado muy poco sus consecuencias
perdurables. ¿Qué quedó de todo aquello?
Es presumible que el movimiento cuajó en
cambios institucionales. Como dice Francesco Alberoni, los
movimientos de masas y las instituciones se contraponen formalmente,
pero tienen una sustancia profunda en común. “La
Institución surge del movimiento para realizar su promesa en
un espacio y tiempo determinado, por eso interrogando a la
institución se encuentra el mensaje elaborado por el movimiento.
Por otra parte, el movimiento es siempre portador de
proyecto, es decir, ya contiene en sí mismo, potencialmente, a
la institución” (Alberoni, 1984:13).
Hay una dialéctica entre los movimientos de masas y el
orden de las instituciones, pero esta dialéctica es difícil de
asumir por quienes sufrieron materialmente los efectos de
la masacre de Tlatelolco. Las balas del Ejército y la policía
no sólo dañaron los cuerpos de un gran número de personas;
también destruyeron ideas, actitudes, esperanzas, disposiciones
y afectos. Tlatelolco hizo volar en pedazos la confianza
ingenua que los estudiantes tenían en el orden legal, en la
democracia, en la Revolución Mexicana, en la patria y el lugar
Hay una dialéctica entre los movimientos de masas
y el orden de las instituciones, pero esta dialéctica es
difícil de asumir por quienes sufrieron materialmente
los efectos de la masacre de Tlatelolco. Las balas del
Ejército y la policía no sólo dañaron los cuerpos de un
gran número de personas; también destruyeron ideas,
actitudes, esperanzas, disposiciones y afectos.
Memoria del 68
14 / Politeia Nº 23
Memoria del 68
que ocupaban esos valores
lo llenó un vacío psicológico
o una carga densa de odio y
coraje. Vacío existencial, odio
y coraje de toda una generación.
Para ilustrar. El día 3 de
octubre un grupo de alumnos
de Arquitectura publicó en la
prensa un conmovedor desplegado
que, más o menos,
decía lo siguiente: “Ayer asistimos
a un mitin en Tlatelolco
y, de repente, fuimos atacados
a balazos. ¿Alguien puede
explicarnos lo ocurrido? ¿Por
qué?” (cito de memoria).
¿Por qué? ¿Cómo? ¿De
dónde? Estas preguntas
quedaban sin respuesta. Y
no podía haberla. Las balas
acabaron con la estructura
de creencias que daba fundamento
al movimiento estudiantil:
la fe candorosa en
la ley, la creencia de que se
vivía dentro de un orden civilizado,
la suposición de que
prevalecía la razón, la confianza
en que, a la postre, el
gobierno cedería y otorgaría,
si no todos, algunos de los
seis puntos del pliego petitorio.
La mayoría de los jóvenes
confiaba seriamente en que se
realizaría el “diálogo público”
y que se daría una solución
pacífica al conflicto. Es probable
que muchos razonaran
así: “¿Por qué nos están matando?
¿Quién? Me niego a
creer que es el gobierno”. La
negación a admitir los hechos
es muy comprensible si se observa
que hacerlo significaba
vivir —sufrir— el vacío existencial
total. Si no hay democracia,
si no hay ley, si no hay
moral que respete la vida de
quienes protestan, ¿entonces
qué hay? No hay nada. No había
nada. De esa nada surgió
el activismo compulsivo, el
radicalismo político, el hippismo,
la mota, el nihilismo,
la guerrilla y la desesperación
y la locura de muchos otros.
Reprimir a los estudiantes
en Tlatelolco fue un grave
error político y el precio que
México pagó por ese error
fue gigantesco. En primer
lugar, una generación entera
de estudiantes de educación
superior se polarizó frente
al Estado de la Revolución
Mexicana y pasó al campo de
la oposición. Otro tanto ocurrió
con los maestros.
En realidad, el conjunto
entero de la educación superior
pública rompió sus vínculos
políticos y funcionales
con el Estado. La alianza con
la intelectualidad liberal que
forjaron Manuel Ávila Camacho
(con la Ley Orgánica de
la UNAM y la reforma del
tercero constitucional) y Miguel
Alemán (con la creación
de Ciudad Universitaria) se
rompió.
La fuerza moral del PRI
y de los gobernantes “revolucionarios”
sobre la juventud
entera se perdió, lo cual significa
—nada más y nada menos—
que el sistema perdió
su capacidad de renovación.
El PRI devino un partido sin
jóvenes, integrado en exclusiva
con personas “mayores”,
y con el pasar de los años se
hizo un partido político senil,
chocho, desprovisto de
sangre nueva. Tendencia que
conserva hasta ahora (2008).
La experiencia de la represión
condujo a una parte
de las fuerzas estudiantiles
al radicalismo. Quienes vivieron
Tlatelolco (de forma
presencial o psicológica) no
comprendieron que ese acto
violento era un acto aislado
de los gobernantes contra un
grupo particular y relativamente
aislado del resto de la
población (de ahí la sorpresa
e indignación de quienes, al
salir de la Plaza, vieran a la
gente caminando en las calles
tranquilamente como si
nada hubiera ocurrido).
La tragedia fue un acto
localizado y la apócrifa explicación
que recibió el público
sobre los hechos fue clara y
sencilla: “Los estudiantes habían
recibido a balazos a los
militares”. No hubo otra explicación.
Las víctimas de la
represión no eran capaces de
Reprimir a los estudiantes en Tlatelolco fue un grave error político y el
precio que México pagó por ese error fue gigantesco. En primer lugar, una
generación entera de estudiantes de educación superior se polarizó frente
al Estado de la Revolución Mexicana y pasó al campo de la oposición. Otro
tanto ocurrió con los maestros.
2007 / 15
percibir su soledad política,
de ver la condición localizada
de su tragedia, ellos interpretaron
lo acontecido de forma
egocéntrica, “como un derrumbe
total de la legalidad”,
“como el fin de la democracia”,
“como el arribo del fascismo”,
etcétera. El Estado
mexicano—pensaron ellos—
ya no admitía protestas dentro
del marco de la legalidad,
por lo tanto, el camino de la
lucha legal y pacífica había
llegado a su fin.
Después de la represión
el movimiento estudiantil,
bajo el efecto desmoralizador
de la represión, perdió
aceleradamente su carácter
de masas, se diluyó y fueron
pocos —muy pocos—lo que
mantuvieron encendida la
llama de la lucha. Esos poco
se organizaron en torno a los
llamados Comités de Lucha
(CL). Pronto no hubo otra
acción dentro de las escuelas
que la acción desplegada por
los CL. Éstos, por su parte,
se aceleraban día con día. Su
misma soledad era el motor
de su creciente radicalismo,
pues comprendían —erróneamente—
que la vocación
de protestar y combatir al
autoritarismo era una capacidad
exclusiva de minorías,
vanguardias, élites. El “activista”
era, por tanto, un ser
superior a la masa.
En ese contexto proliferó la
ideología el marxista, pues ella
ofrecía una justificación moral
y política de la actividad vanguardista.
¿Acaso no el Qué
hacer de Lenin no afirmaba
que la revolución era principalmente
tarea de las vanguardias
revolucionarias?
El discurso marxista arropaba
moralmente a los militantes
radicalizados justificando
“el odio contra la clase
explotadora” y les confería
una coartada ética superior
diciéndoles que su actividad
se inscribía en la Historia”.
Esa radicalización y elitización
son un fenómeno
característico de todos los
movimientos estudiantiles
“derrotados”. Los estudiantes
rusos, a fines de la década
de 1870, y en la “sombría década
de 1980”, llegaron a la
conclusión de que la revolución
social debía ser llevada
a cabo por la minoría intelectual,
por individuos de pensamiento
crítico. Los actos
individuales de terrorismo
eran aptos para poner en movimiento
las fuerzas básicas.
El movimiento estudiantil
ruso escogió el camino del
terrorismo y la auto-inmolación
(Feuer, 1969: 77-78).
Las actitudes vanguardistas
y los sentimientos condensados
de odio, coraje, re16
/ Politeia Nº 23
Memoria del 68
sentimiento ahijados
entre los CL
pronto comenzaron
a extenderse
hacia otros planos
de acción política
como: a) el movimiento
popular;
b) el sindicalismo
universitario, y c)
las organizaciones
políticas de
izquierda.
El abandonar
la universidad
para “ir al
pueblo” era una
idea difundida
por agrupaciones
de diversa orientación,
entre las
que destacaban
los grupos maoístas
y los grupos
de perfil socialcristiano.
El argumento
que usaban
para actuar de este modo era
contundente: los hechos de
1968, en especial su desenlace,
habían confirmado que
los estudiantes eran un grupo
social “pequeño-burgués”,
frágil, veleidoso, etcétera.
En cambio la fuerza decisiva,
determinante, residía en
la clase obrera, el campesinado
o, en general, el pueblo.
Había, pues, que cambiar de
frente de lucha, salir de las
aulas, acercarse al pueblo,
organizarlo, prepararlo para
futuras jornadas de lucha.
El movimiento en favor
de un sindicalismo universitario
precedió a 1968, pero se
reanimó con el impulso y la
energía del movimiento estudiantil.
Su demanda principal
(que la legislación que
regía las relaciones laborales
en todo el país se hiciera vigente
en la universidad) era
irreprochable, pero no era un
movimiento “de izquierda” o
“radical”, sino que adquirió
progresivamente esos rasgos
a medida que se “contaminaba”
del espíritu de los comités
de lucha.
El sindicalismo universitario
con el tiempo adoptó una
suerte de ideología economicista-
radical según el cual
las autoridades universitarias
eran una representación de
la “clase dominante” y que
los trabajadores universitarios
eran, por su parte, una extensión
de la “clase explotada”.
En algunos casos
este extremismo
se asoció con un discurso
corporativo y
formas de acción
gremial pervertidas
que protegían el no
trabajo, el nepotismo,
el favoritismo,
la no evaluación del
trabajo, etcétera. A
la postre el sindicalismo
triunfó, pero
en muchos casos
los sindicatos se había
corrompido con
estas orientaciones
y, por lo mismo,
contribuyeron a la
decadencia de sus
universidades.
Pero donde
más se difundieron
las actitudes sectarias
y doctrinarias
fue entre las agrupaciones
políticas.
Algunas fuerzas opositoras
radicales (hasta entonces
marginales) capitalizaron el
malestar estudiantil (el Partido
Comunista Mexicano, el
Grupo Comunista Internacionalista
de tendencia trotskista
y otros grupos menores;
más tarde aparecieron los
grupos guerrilleros). Hubo
un periodo de completa oscuridad
que ensombreció
a todas las universidades:
1972-1976.
En esos años la escena
política fue dominada por
los grupos guerrilleros urbanos
y por el terrorismo que
sembraron por toda la república.
No hubo casi espacio
para practicar la política-po2007
/ 17
desapareció totalmente y el escenario
universitario de México
fue ocupado por pequeñas
vanguardias dispersas y violentas
cuyo discurso radical
era de estricto autoconsumo.
Pero la clase política
priista —que desde 1968
se hundió en el desconcierto—
alcanzó a percibir que
había llegado el momento
del cambio y comenzó a dar
pasos en ese sentido. En
1971, con la “apertura democrática”
se inició un proceso
lento pero continuo de
liberalización en los medios
de comunicación; en 1976
se expidió una Ley de Aministía;
en 1978 se consumó
la primera reforma política
de perfil democrático.
lítica. Poca eficacia tuvieron
las iniciativas del presidente
Luis Echeverría Álvarez para
atraer al estudiantado universitario
cuando el movimiento
estudiantil organizado y de
masas estaba siendo destruido
día con día por los grupos
guerrilleros, en particular
por la Liga Comunista 23
de Septiembre que desde su
surgimiento (inicios de 1973)
se lanzó a atacar a los “demócratas”
y a los “traidores líderes
del 68”.
En esos años trágicos en las
universidades se produjeron
insospechadas expresiones de
antidemocracia, al punto que
varios maestros fueron asesinados
dentro de los claustros
por los guerrilleros.
Colaboradores
Marcelino Perelló Valls
Fue dirigente del movimiento estudiantil de 1968.
Miembro del Consejo Nacional de Huelga (CNH).
Mexicano nacido en México de familia catalana.
Actualmente colaborador en el diario Excelsior y
conductor del programa En sentido contrario, de
Radio UNAM.
Jorge Medina Viedas
Ex rector de la Universidad Autónoma de Sinaloa
(1981-1985). Director del suplemento universitario
nacional Campus Milenio. Actualmente representante
de la Universidad Veracruzana en la
ciudad de México.
Gilberto Guevara Niebla
Fue dirigente del movimiento estudiantil de 1968.
Miembro del Consejo Nacional de Huelga (CNH).
Actualmente es candidato a Doctor por la Universidad
de Londres. Director de la revista Educación
2001.
José J. Sanmartín
Profesor de la Facultad de Ciencia Política y Administración
de la Universidad de Alicante, España.
Moisés Vega
Poeta mazatleco.
Bruno Ariel Rezzoagli
Director de la Universidad de Durango Campus
Morelia. Doctor por la Universidad de Salamanca,
España. Postdoctorado (Conicet-Universidad Católica
de Santa Fe)
Ernesto Hernández Norzagaray
Profesor e investigador de la UAS. Presidente de la
Sociedad Histórica Mazatleca A. C., y de la Sociedad
Mexicana de Estudios Electorales.
William Jensen Díaz
Estudiante de la carrera de Ciencia Política y Administración.
Universidad Iberoamericana Campus
Puebla.
Roberto Angel Airola Herrán
Economista. Se desempeña actualmente en la Unidad
Académica de Ciencias Económicas y Sociales
(UACES) de la UAS.
Omar Garfias
Colaborador en diversas publicaciones de política
y cultura. Actualmente es Subsecretario de Desarrollo
Social en la Secretaría de Desarrollo Social y
Sustentable. Gobierno del Estado de Sinaloa.
Como secuela de Tlatelolco,
el movimiento estudiantil
mexicano invirtió su sentido:
de ser una expresión democrática
se volvió una lucha
radical contra el movimiento
estudiantil democrático y
contra la democracia en general.
“No queremos democracia,
queremos revolución”
proclamaban los alumnos
radicales en una reunión de
1972. Los demócratas eran
los enemigos a vencer (esta
orientación antiestudiantil y
antidemocrática lleva a pensar
en la probable infiltración
por agentes encubiertos de
esos grupos radicales).
En poco tiempo el movimiento
estudiantil de masas
de orientación democrática
18 / Politeia Nº 24
Análisis
2008 / 19
Análisis
José J. Sanmartín I. Introducción.
Bajo el engañoso revestimiento de un izquierdismo
purista y maximalista, el actual Presidente
de la denominada República Bolivariana de
Venezuela asume para sí un papel deliberada
y conscientemente centrado en la implementación
de un liderazgo bonapartista. Un caudillaje, además,
que se pretende transversal y continental. El chavismo es un
movimiento ideológico calculadamente difuso que busca la
hegemonía en América Latina. Un nuevo redentorismo mesiánico
surgido de los despojos causados por la corrupción
de la política convencional en Venezuela. El populismo de su
régimen personal –como espléndidamente ha sido analizado
por diversos estudiosos- pertenece a la esfera de lo instrumental,
pero el verdadero núcleo duro de su motivación política
(Chávez es tosco y demagógico, pero no ingenuo) pretende la
consecución de un sistema de gobierno basado en la reverencia
pública hacia una figura totémica, la domesticación de la
sociedad civil, la erosión de la oposición política, el control de
los sectores productivos, el recorte de la libertad de prensa,
entre otros efectos perniciosos, y todo ello en aras a la posesión
efectiva e indefinida del poder, que es el objetivo último
Bajo el engañoso revestimiento de un izquierdismo
purista y maximalista, el actual Presidente de la denominada
República Bolivariana de Venezuela asume
para sí un papel deliberada y conscientemente centrado
en la implementación de un liderazgo bonapartista.
Un caudillaje, además, que se pretende transversal y
continental. El chavismo es un movimiento ideológico
calculadamente difuso que busca la hegemonía en
América Latina.
El régimen
bonapartista de
Chávez
Bajo el mismo título y autor
existe una versión preliminar
de este trabajo, gentilmente
editada por el prestigioso
periódico argentino en Internet
Crónica y Análisis (www.
cronicayanalisis.com.ar). El
presente ensayo, publicado en
la revista Politeia, se ha beneficiado
de un mayor desarrollo
en sus contenidos respecto a
la versión anterior. Será el lector
–como juez soberano- quien
decida si ello ha supuesto una
mejora cualitativa del artículo.
Por su parte, el autor desea
expresar su gratitud a los editores
de Crónica y Análisis y
Politeia, cuya profesionalidad
e independencia merece ser
puesta en valor.
20 / Politeia Nº 24
Los programas sociales
que promueve el
chavismo pueden ser
igualmente realizados
por un Estado
democrático eficiente,
con plenas garantías
legales para
los ciudadanos y sin
recortes a la libertades;
lección ésta
que deberá aprender
el próximo régimen
político venezolano.
Análisis
de su “revolución”. No hay
más; tampoco menos. El bonapartismo
de Chávez es, por
tanto, un medio para el uso
permanente, quasi ilimitado,
del poder.
II. Un cesarismo
populista.
Los programas sociales que
promueve el chavismo pueden
ser igualmente realizados
por un Estado democrático
eficiente, con plenas
garantías legales para los
ciudadanos y sin recortes a la
libertades; lección ésta que
deberá aprender el próximo
régimen político venezolano.
El surgimiento y ascenso de
Chávez obedece a un anhelo
insatisfecho de justicia social
por parte de la sociedad
venezolana. La deplorable
situación asistencial para los
sectores más desfavorecidos,
el galopante crecimiento de
la pobreza, entre otros factores,
activaron en 1998 el voto
favorable a la opción populista
encarnada por el militar
entonces ex golpista. Una
esperanza bonapartista, pero
una esperanza al fin y al cabo
para aquellos que se consideraban
abandonados a su suerte
por el “establishment”.
Las políticas sociales activas
deberán incorporarse como
parte sustancial de un nuevo
Estado de Derecho que haga
de la prosperidad y el Buen
Gobierno prioridades para
conseguir una verdadera sociedad
del bienestar.
El descrédito popular,
plenamente justificado, hacia
los partidos políticos tradicionales
activó un proceso de
incierto curso en el que todavía
está sumergida Venezuela.
Debido al raquitismo de
su gestión como Presidente,
Chávez ha emprendido una
huída hacia delante, donde,
a falta de otra cosa, aporta
propaganda e histrionismo.
En un magnífico análisis realizado
por López Padrino,
éste desenmascaró los fastos
progresistas de la escenografía
chavista cuyo régimen
“representa una opción política
que por sus limitaciones
ideológicas es incapaz
de atacar estructuralmente a
la pobreza y la explotación,
pero si capaz de desarrollar
programas populistas a fin de
consolidar el aclamacionismo
de su líder cesarístico”. Ciertos
aspavientos chavistas delatan
una pulsión iconológica
sospechosamente mussoliniana
–que parecen emular
la teatralidad bufonesca del
“duce” del fascismo en el
balcón de Palazzo Venezia-.
Al Primer Mandatario Nacional
venezolano le traiciona
su subconsciente. ¡Qué gran
personaje perdieron Miguel
Ángel Asturias y Arturo Uslar
Pietri!
En primer lugar, conviene
precisar que interpretamos
por bonapartismo no
el régimen del Emperador
francés, ni siquiera sus ideas
políticas, sino esa estela de
oportunistas mediocres que,
junto a las realizaciones más
eximias de Napoleón I, medraron
en diferentes lugares
para auparse al poder a partir
de Waterloo. El bonapartismo,
pues, es una degeneración,
una depravación cuando
también falta la moral,
de la obra magna que –con
sus luces y sombras- llevó a
cabo el “gran corso”. Aun de
manera irregular y con ciertas
salvedades, un gobierno
bonapartista fue el de su
propio sobrino, el homónimo
Napoleón III. Por bonapartismo
entendemos aquí un
régimen de poder personal,
donde su líder máximo ejerce
las funciones simbólicas
y ejecutivas, desde una clara
vocación de mando aplicado
mediante un cesarismo referendario
y aclamacionista
donde, por supuesto –y esta
es una gruesa diferencia respecto
a Napoleón I- la ley
queda anegada en la ciénaga
de la arbitrariedad. En este
contexto, resulta particularmente
brillante el magnífico
análisis que Alberto Filippi
ejecutó sobre la conexión
entre el gomecismo venezolano
(y su culto bolivariano
como lugar de encuentro) y
el fascismo de Mussolini, con
2008 / 21
sus apelaciones a la Roma
antigua. Y es que Chávez es
menos original –ideológicamente-
y menos izquierdista
-políticamente- de lo que
pretenden algunos corifeos
de vestales retóricas. La sombra
del gomecismo es todavía
demasiado ancha –y gravosasobre
el pensamiento político
que propala el chavismo.
“El uso del mito romano
en el fascismo, y del mito bolivariano
en el gomecismo,
parecen confirmar la necesaria
exaltación de los valores
autocráticos del poder político.
La perdurabilidad del
legado bolivariano, entendido
indiferentemente como
punto de partida o como
meta de retorno (de regreso
a los orígenes de la propia
historia) engendra toda una
concepción ideológica de la
historia y política-institucional
del Poder” .
En vez de avanzar hacia
una sociedad más abierta, laica
y tolerante (metas genuinas
y legítimas de la izquierda),
el bonapartismo chavista
ha preferido embarcarse en
la consecución de un objetivo
contradictorio con su propia
naturaleza ideológica: la creación
de una nueva religión
política, al objeto de lograr la
perpetuación en el poder; y
todo ello, en base a unos pobres
argumentos. Desde un
batiburrillo de ideas y prejuicios
de mil fuentes distintas,
FILIPPI, Alberto: Instituciones
e ideologías en la Independencia
Hispanoaméricana.
Buenos Aires, Alianza
Editorial, 1988, pág. 272.
a veces en choque entre sí, se
pretende instituir un consulado
“napoleónico” donde la
entronización republicana de
su máximo líder establezca
una dinastía ideológica –en
sentido político, no genéticoen
el gobierno de Venezuela,
y de los países que caigan
bajo su influencia (donde se
constituirían también regímenes
análogos, pues tal es
el apetito expansionista de
este bonapartismo caribeño).
Por justificados que estén
los deseos de cambio entre
las capas más desfavorecidas
de la población, víctimas
primeras de la corrupción y
egoísmo de algunas elites gobernantes
antes de la llegada
de Chávez, es claro que esta
modalidad de bonapartismo
no puede aportar la solución
a los problemas –en verdad
gravísimos- que afronta el
país. Y menos en el siglo XXI.
Resultaría cruel –y grotescocomparar
a Chávez con Napoleón;
entre otras cosas por
la inconsistencia que se da
entre las ideas que afirma defender
el actual primer mandatario
de Venezuela y la realidad
de su gestión política.
Así, al tiempo que mantiene
una posición oficial nítidamente
contraria al Gobierno
de los Estados Unidos, también
ha colaborado discretamente
con sus autoridades
en materias clave.
Chávez vive de la oratoria
que dedica a sus seguidores,
pero hace una política ambivalente,
con gestos radicales
y acciones contemporizadoras.
Un equilibrio difícil de
mantener –e imposible de
argumentar- cada vez que
se produce un escoramiento
hacia posiciones antioccidentales.
Chávez parece olvidar
que Venezuela es un país occidental
desde hace ya largo
tiempo, con una cultura política
plenamente integrada
en la misma civilización democrática
que comparte con
las naciones más prósperos y
desarrollados del mundo. Los
profesionales venezolanos,
por ejemplo, nada tienen que
envidiar –en preparación y
formación- a los de Francia,
Canadá, Reino Unido o España.
El intento de conducir
a Venezuela hacia lo que son
relaciones internacionales
contra-natura puede provocar
contracciones internas en
un país que, lógicamente, se
resiste a la vía tercermundista
a la que tiende el chavismo
más internacionalista. El
En vez de avanzar
hacia una sociedad
más abierta, laica
y tolerante (metas
genuinas y legítimas
de la izquierda), el
bonapartismo chavista
ha preferido embarcarse
en la consecución
de un objetivo
contradictorio con
su propia naturaleza
ideológica: la creación
de una nueva
religión política, al
objeto de lograr la
perpetuación en el
poder; y todo ello, en
base a unos pobres
argumentos.
22 / Politeia Nº 24
Análisis
combate contra la pobreza es
la causa más noble que existe,
pero se debe hacer para mejorar
todos, no para empeorar
la situación, incluso del
donante. Una cosa es luchar
contra el subdesarrollo y otra
es subdesarrollarse por una
malentendida “solidaridad”.
Sólo puede ayudar a los demás
quien antes ha resuelto
las necesidades básicas de
su sociedad. Venezuela ha
perdido años cruciales para
implementar una sólida política
de creación de empresas,
de responsabilidad social, de
extensión de la educación
de calidad, de atracción de
inversiones exteriores, de
reforzamiento de un efectivo
Estado de derecho con
garantías y deberes de obligado
cumplimiento. El abusivo
intervencionismo estatal
se sostiene sobre una realidad
energética y una ficción
económica: los petrodólares.
Pero éstos dejarán de manar
en cuanto la situación financiera
se haga insostenible.
Con el petróleo, Chávez sólo
ha comprado tiempo. Magra
inversión para un país tan
potencialmente rico como
Venezuela.
El Presidente “bolivariano”
es menos dogmático de lo
que parece, pero su acusado
oportunismo le obliga a mantener
un espectáculo político
permanente, siendo él centro
de atención y foco irradiador
de toda iniciativa. No soporta
que le interrumpan cuando
está hablando, y sólo él se
considera legitimado para
concluir sus intervenciones.
El problema de Chávez es él
mismo; ha creado una espiral
reactiva a la que él mismo no
puede sustraerse. Sus seguidores
más apasionados, esas
masas que le rinden culto
como a un Mesías renacido,
le exigen nuevos sacrificios
en el altar de un bolivarianismo
entendido y practicado
como teología dogmática.
Cada poco, Chávez debe alimentar
el fuego que él mismo
ha prendido; no hacerlo
significaría su propia inmolación
en una pira funeraria
que incendiarían sus acólitos
más extremistas. Chávez
ya está siendo víctima de sí
mismo. La irracionalidad
que él ha aupado al poder
en Venezuela se muerde la
cola y, previsiblemente, se
volverá contra el padre que
le ha dado vida. ¿El mito de
Frankenstein? Más bien un
caso de antropofagia política,
donde los creadores acaban
siendo devorados por los
creados. La única opción que
le resta a Chávez, para evitar
el fracaso de su movimiento
ideológico, exige por hacerla
más posibilista, moderada y
constructiva. De no producirse
ese cambio táctico… Pero
esta es una posibilidad que
Chávez no puede emprender
en su totalidad, como exigen
las circunstancias. Atemperar
su “revolución”, hacerla más
racional y respetuosa de las
leyes, sería un paso deseable
para la mayoría del país, pero
inasumible para los núcleos
“puros” de la ideología bolivariana,
ese autodenominado
“socialismo del siglo XXI”
que ha devorado –y también
destruido- ideas políticas
mediocres o excelentes con
la sola finalidad de levantar
una arquitectura de poder
socializadora y populista.
La izquierda democrática
y culta siempre ha estado
claramente alineada a favor
de la libertad política. Véase
sino el espléndido artículo
“Sobre reyes y autócratas”
(publicado en el diario INFORMACIÓN
de Alicante
el 20 de noviembre de 2007)
de don Ramón Martín Mateo,
ex rector de la Universidad
de Alicante, donde también
imparte docencia el autor de
estas líneas. Devorado por
una imparable espiral autodestructiva,
el bonapartismo
chavista genera opositores
por doquier (entre otros,
sectores militares y eclesiásticos).
Como afirma López
Padrino, el régimen bonapartista
venezolano, lejos de
El Presidente “bolivariano”
es menos
dogmático de
lo que parece, pero
su acusado oportunismo
le obliga a
mantener un espectáculo
político permanente,
siendo él
centro de atención
y foco irradiador de
toda iniciativa. No
soporta que le interrumpan
cuando está
hablando, y sólo él
se considera legitimado
para concluir
sus intervenciones.
2008 / 23
representar “verdaderas alternativas
destinadas a corregir
la distribución injusta de
la riqueza”, ha producido el
efecto contrario, además de
violentar “sistemáticamente
los derechos ciudadanos al
vulnerar la libertad de expresión,
al militarizar a la sociedad,
al penalizar a la disidencia
política, al imponer un
terrorismo de estado y judicial,
al conculcar derechos y
conquistas sociales (libertad
académica y de investigación,
libertad sindical, autonomía
universitaria)”. Sin embargo,
el chavismo, al menos hasta
ahora, ha logrado evadirse de
sus responsabilidades gracias
a un moderno sentido del
marketing, con importantes
campañas de imagen que visten
(en realidad, disfrazan)
de “conquistas” sociales lo
que son programas asistenciales
modestos y no especialmente
bien gestionados,
y elevan a la categoría de lo
proteico lo que sólo son hechos
nimios, incluso inexistentes.
La suplantación de la
realidad es otro de los efectos
perturbadores que produce
–industrialmente- este populismo
vacuo y errático, donde
la irracionalidad política
–con visos de romanticismo
utópico- campa a su aire. La
de Chávez es una narrativa
del poder que se basa en la
ficción de una soberanía popular
aclamada pero disminuida,
dirigida y subordinada
al liderazgo carismático.
Por su parte, la iconología
bolivariana que utiliza el
régimen chavista es una burda
excusa para justificar lo
injustificable. Venezuela no
puede dar pasos atrás en el
campo de la libertad política
(que, recordemos, constituye
el núcleo duro de la democracia)
en aras a la reivindicación
de una visión manipulada
–y ya periclitada- del
Libertador, en tanto éste es
usado como fetiche mediático
al servicio de un nuevo
culto al poder personal. Una
fuente de legitimidad que
provea de consistencia a un
producto ideológico radical,
con calculados resabios
antisistema, manufacturado
intelectualmente en España
y ejecutado materialmente
en Venezuela. Resulta grotesco
siquiera plantearse que
Chávez pueda erigirse en
continuador de la obra de Si24
/ Politeia Nº 24
Análisis
món Bolívar, pero es del todo
inquietante que haya todavía
ciudadanos responsables que
lo crean así... o que necesiten
venerar la liturgia política
chavista.
Antes de su advenimiento
a la Jefatura del Estado, el oficial
Hugo Chávez se manifestaba
contrario a la dictadura,
incluida la castrista. El vigente
régimen bonapartista venezolano
ha demostrado una
incapacidad patológica para
adaptarse a las circunstancias;
es por ello que el chavismo,
previsiblemente, sobrevivirá
a sus instituciones, reconstituyéndose
como corriente
ideológica de un bonapartismo
“izquierdista” panamericanista,
en base a una retórica
huera y superada, pero galvanizadora
y fanática.
Obviamente, se trata de
un populismo con ribetes neobonapartistas
que amenaza
directamente el andamiaje
del Estado de Derecho. Recordemos
el brillante estudio
realizado por el profesor José
Félix Tezanos sobre el neobonapartismo,
y el populismo,
en su aplicación general . El
bonapartismo chavista lo es
en su vocación de mando unívoco,
reforzado por un sentido
vertical de lo político; sin
embargo, el chavismo aporta
al menos una particularidad
significativa respecto al modelo
general bonapartista: el
TEZANOS, José Félix: “Populismo,
corporatismo y
neo-bonapartismo”, Sistema,
Madrid, número 129,
pp. 11-24.
2008 / 25
fanatismo de su elite dirigente
(en particular, el carácter dogmático
de las cohortes intelectuales
chavistas) ha generado
un híbrido político, con fuertes
elementos populistas, de
tal manera que al tiempo que
se pretende proyectar un discurso
público que trascienda
las clases sociales (bonapartismo),
también se procura la
ideologización interesada de
la sociedad venezolana desde
una posición hoscamente
doctrinaria (el socialismo “bolivariano”)
que, paradójica y
significadamente, tiene, en
la actualidad, una indiscutible
base popular de apoyo en
sectores sociales claramente
definidos. El chavismo produce
efectos disgregadores
en el país, pero también en
su propio movimiento político,
incurso éste, como puede
apreciarse, en fuertes contradicciones
que –inevitablemente-
provocarán mayores
crisis y escisiones. Si la ideología
oficial del régimen bolivariano
pretende la conquista
de la sociedad civil, deberá
abrirse a la misma; es decir,
resulta necesario asumir la
pluralidad intrínseca de Venezuela.
Y ello comporta,
necesariamente, renunciar a
la homogeneidad, rechazar el
monolitismo, para asumir la
viva diversidad que vertebra
una sociedad abierta como la
venezolana.
La dominación carismática
–recurriendo a la tipología
weberiana- ejercida por
Chávez puede clasificarse
como característica del “gran
demagogo”. Sin embargo,
este tipo puro establecido
por Weber aparece en el caudillo
bolivariano de manera
fragmentaria; el específico
liderazgo de Chávez también
reúne elementos y rasgos de
otros tipos puros, tales como
el de “profeta” e, incluso, del
“héroe guerrero”. Chávez ha
querido para sí una dominación
carismática revestida
con distintos puntos fuertes
que, teóricamente, haría más
resistente su poder personal
a cualquier tentativa sediciosa
desde dentro –o fuera- de
su movimiento. Nada más
lejano a la realidad. Su maniqueísmo
innato le ha hecho
ganar la entrega emotiva de
una parte del pueblo, pero
también le ha granjeado en
su contra al resto del país.
Una situación dicotómica
que no augura la necesaria
estabilidad que precisa todo
régimen político. Como indicó
Weber, se obedece al caudillo
carismático sólo mientras
sea capaz de mantener
visibles –y operativas- sus
cualidades como líder; “en
cambio, cuando es “abandonado”
por su dios, o cuando
decaen su fuerza heroica o la
fe de los que creen en su calidad
de caudillo, entonces su
dominio se hace también caduco”
. Chávez ha generado
una espiral de la cual no puede
desprenderse; su agresividad
verbal, por ejemplo, obedece
a una mecánica volcada
al mantenimiento del poder.
El carácter profético que
el chavismo se arroga queda
expuesto en su vocación salvífica,
casi redentora, que aplica
a proclamas y programas.
Un gobierno al servicio de la
“revolución”, que se anuncia
como el advenimiento de la
verdad y la justicia plenas.
La construcción utópica de
un mundo perfecto que exige
sacrificios personales y
materiales a la comunidad de
gregarios. Todo queda justificado
en aras a la consecución
de ese paraíso terrenal que,
con sublime prodigalidad,
recompensará las renuncias
y sinsabores ahora ofrendados
en el altar de la nueva
religión política. Pero, ¿y si
el parnaso de la igualdad no
llega? Al objeto de conjurar
la posibilidad de que la impaciencia
de las bases bolivarianas
derive en exigencia
hacia su dirigencia, Chávez
necesita producir “enemigos”
sobre los que focalizar
odios, resentimientos y frustraciones.
Parapetos y obstáculos
que impidan un análisis
WEBER, Max: Economía y
sociedad. Esbozo de sociología
comprensiva. México,
Fondo de Cultura Económica,
1984, pág. 712.
26 / Politeia Nº 24
Análisis
detenido, sereno y riguroso
del chavismo –en especial,
de sus deméritos. Una táctica
que, temporalmente, puede
tributar algún rendimiento
pero que, en el largo plazo,
se demuestra como una opción
contraproducente para
sus mismos practicantes.
Algo particularmente visible
cuando se constata la extraordinaria
popularidad que el
Rey de España tiene en la escena
internacional. Los ataques
al monarca lo son también
al sentido común y a la
misma esencia de la cortesía
diplomática; don Juan Carlos
es, sin discusión, el principal
activo de que dispone España
en sus relaciones exteriores
y, además, se trata de una
figura indiscutida –y admirada-
en la mayor parte del
mundo. Su prestigio, prestigia.
Estadistas, dirigentes,
empresarios, magnates, reyes
y presidentes, como también
los ciudadanos de tantos
países distintos, sienten una
especial veneración hacia el
líder coronado que trajo la
libertad y la democracia a su
pueblo. El camino inverso al
que parece estar recorriendo
Chávez. Por tanto, plantear
una ofensiva contra el Rey no
sólo ha sido una descomunal
estupidez política, sino un
error táctico de grueso calado.
Un “caudillo” del perfil
que propala Chávez no puede
sobrevivir a la comparación
con un rey constitucional
como don Juan Carlos.
La soledad diplomática de
Chávez en sus críticas al monarca
ofrece un panorama
de desolación que debiera
hacerle reflexionar, mas, si
cabe, cuando ni siquiera sus
acólitos más dependientes
(Ortega en Nicaragua, o el
castrismo cubano) le han secundado
de la manera enérgica
que el régimen chavista
espera. Y lo inteligente políticamente
para Chávez sería
buscar una salida airosa, que
sanee una “crisis” que sólo
existe en su verborrea irrespetuosa,
procurando tender
puentes entre su gobierno y
el de España; pues éste es el
conflicto real: la ofensa hecha
al Rey, en tanto la Corona es
una institución del Estado
que forma parte del sistema
de gobierno, lo es también al
conjunto del poder ejecutivo
español. Se puede obviar el
tono afrentoso en un momento
determinado, pero no de
manera permanente. Chávez
no puede esperar de ningún
Primer Ministro español que
comparta o justifique cualquier
ofensa proferida a su Jefe
de Estado. Y esto es algo que
está por encima de cualquier
adscripción ideológica, como
bien pudo verse en la Cumbre
de Santiago de Chilé.
Recordemos que, entre
otros efectos perniciosos, el
bonapartismo –cuando brota
en un sistema democrático-
tiene el dudoso honor de
fomentar el personalismo,
reforzando el papel dirigente
del caudillo carismático en
perjuicio de la organización
y, por ende, de las instituciones.
Ello, además, también
se conjuga con una tendencia
a “actuar de acuerdo a la lógica
que entiende la política
en gran medida como espectáculo
público, a través de
comparecencias personalizadas
del líder en los medios de
comuicación social” .
El protagonismo abusivo
del líder máximo se convierte
así en el mayor activo y,
al mismo tiempo, en la más
grave debilidad del sistema
político bonapartista. La
tipificación de éste, recordémoslo,
surge de las cenizas
de la revolución de 1848 en
Francia, cuando Marx estudia
el proceso de toma del poder
por parte de Luis Napoleón
Bonaparte, el que luego sería
Napoleón III. En El 18
Brumario de Luis Bonaparte,
Marx diseccionó magistralmente
la emergencia de
una nueva clase de régimen
político, basado en rasgos
TEZANOS, José Félix: Art.
cit., pág. 22.
Lo que Chávez pretende
para Venezuela
es el desmantelamiento
gradual e
inexorable de una democracia
imperfecta
e irregular, cuyos defectos
nadie justifica
pero que no validan
la eliminación del
propio sistema político
representativo;
más, si cabe, cuando
la democracia es un
hecho cultural inscrito
en los sentimientos
del noble pueblo
venezolano.
2008 / 27
tradicionales y modernos,
aunque volcado siempre a la
conquista –y conservacióndel
poder desde un pragmatismo
descarnado y ayuno de
cualquier miramiento moral.
Lo que Chávez pretende
para Venezuela es el desmantelamiento
gradual e
inexorable de una democracia
imperfecta e irregular, cuyos
defectos nadie justifica pero
que no validan la eliminación
del propio sistema político
representativo; más, si cabe,
cuando la democracia es un
hecho cultural inscrito en los
sentimientos del noble pueblo
venezolano. Chávez debe
comprender que los problemas
de una democracia se resuelven
con más democracia,
nunca con menos. De persistir
en su deriva mesiánica, el
chavismo ideológico acariciaría
–inevitablemente- la tentación
de proceder a la puntillosa
ejecución de la propia
idea de sociedad civil. De hecho,
el ordenamiento constitucional
del Estado de Derecho
venezolano era tan resistente
que pudo sobrevivir incluso a
las trapacerías finales de “copeyanos”
y “adecos”, cuyos estertores
políticos permitieron
el acceso de Rafael Caldera,
por segunda vez, al Palacio de
Miraflores. Éste, generalmente
reconocido como hombre
cabal, no dispuso de los medios
ni de los recursos para
enderezar la situación de su
país. El acceso –en puridad, la
irrupción- de Chávez a la Presidencia
de la República fue el
paso subsiguiente; un país político
embaucado por los cantos
de sirena que prometían
una revolución democrática y
una mejora sustancial en las
condiciones de vida.
La Cumbre de Santiago
como metáfora política.
El infantilismo político
de Chávez, su insignificancia
histórica, quedó expuesta, de
manera impremeditada, en la
Cumbre celebrada en la capital
chilena en noviembre de
2007. Reacciones viscerales,
necesidad insaciable de reconocimiento,
pulsiones narcisistas,
incapacidad para asumir
la crítica ni el debate, entre
otros elementos igualmente
susceptibles de psicoanálisis,
manifiestan a una personalidad
que somatiza el agravio y
socializa el dolor. Las provocaciones
de Chávez a distintos
mandatarios internacionales
(no sólo a la delegación española,
aunque ésta fue la única
que osó responderle con una
loable inteligencia diplomática)
escenificaron un conflicto
más agudo: la profunda aversión
que el bonapartismo
chavista siente respecto a la
consolidación del socialismo
democrático en el continente
hermano. La Cumbre de Santiago,
por tanto, representa
visualmente la debilidad del
chavismo, no su fortaleza.
Un jabalí herido que embiste
con rabia salvaje contra la
amenaza –cierta- de que la
socialdemocracia arraigue,
y triunfe, en América Latina
como ordenamiento políticoinstitucional
distinto al bonapartismo
populista. De manera
significativa, el chavismo
destila un odio ideológico
brutal contra la izquierda democrática,
a la que considera
una competidora real sobre
sus mismas bases populares.
28 / Politeia Nº 24
Análisis
Las interrupciones continuas
de Chávez a la intervención
del Primer Ministro español
iban también dirigidas contra
la presencia socialdemócrata
en el Cumbre; recordemos
que la Presidente Bachelet
de Chile no pudo o no quiso
cortar la palabra a Chávez,
quien impunemente embestía
–una vez y otra tambiéncuando
correspondía el turno
de palabra a otros mandatarios
iberoamericanos. Ese
grado de imposición sobre
la voluntad ajena, mediante
técnicas de matonismo dialéctico
que dejan inerme –en
una situación de pasiva servidumbre
psicológica- a la otra
parte, parece que se respiró
en esas sesiones de la Cumbre,
cuando los representantes
socialistas de algunos
países hermanos de América
Latina no fueron capaces de
ofrecer una alternativa a la
pirotecnica chavista.
El régimen autocrático
que, ladrillo a ladrillo, está
edificando el Ciudadano
Presidente de la República
desprende una patología
política que remite ineluctablemente
a la mentalidad
ensoberbecida y voluble de
una patología egoísta, que
pretende la autosuficiencia
aun cuando es susceptible
de sacudidas espasmódicas
en una retórica política
que le exige, ante sus correligionarios
bolivarianos,
sacrificar a otros “reos” de
“imperialismo” -o cualquier
otro “pecado”, generalmente
inventado- a los cuales el
líder supremo decida acusar
–sea un país o un dirigente
internacional, o contra una
parte de sus mismos compatriotas
en Venezuela-. La
idea subyacente de su oratoria
agresiva es que los interlocutores
siempre deberán
hallarse, como máximo, a la
defensiva, sin capacidad de
maniobra, inermes ante la
posibilidad de convertirse
en objetivo de la avalancha
dialéctica chavista. Un Gobierno,
y una nación, que
se hagan respetar jamás se
achantarán ante semejante
agresividad.
En este contexto, la actitud
demostrada por el Rey en
la Cumbre de Santiago –y, en
general, por el resto del Gobierno
de España, apoyado
por los países más independientes
a las presiones chavistas-
prueba su valentía y
responsabilidad; gracias a don
Juan Carlos, España salvó la
dignidad nacional para sí, y el
respeto institucional del conjunto
de Estados soberanos
que integran la Comunidad
Iberoamericana de Naciones.
La indicación del Rey
a Chávez se produjo en un
contexto de plena igualdad;
precisamente por ello nuestro
Jefe de Estado se dirigió a su
homólogo venezolano al considerar
que ello equilibraría
la ecuación diplomática, dado
que Chávez ninguneaba con
todo descaro la intervención
2008 / 29
del Primer Ministro español.
Las acusaciones –y las consiguientes
amenazas- proferidas
por el Presidente Chávez
contra la inversión española
en Venezuela recuerdan más
la pataleta de un niño maleducado
-y algo acomplejado- tras
quedar en ridículo ante todo
su colegio. Recordemos la
genialidad creativa de Charles
Chaplin, quien retrató espléndidamente
en “The Great
Dictator” la hiperactuación
gestual y demás rasgos de la
paranoia autoritaria.
Ante su grey fanatizada,
la leyenda de gallardía que
propala el chavismo ha sufrido
un duro golpe. Y Chávez
lo sabe. Un régimen que
hace del matonismo mediático
y de la fanfarronería dialéctica
armas preferentes para
socializar ideológicamente a
sus seguidores –y aterrorizar
a sus oponentes-, ha sufrido
una humillación infinita de la
mano de un monarca constitucional,
además de activo
demócrata, con sólo cinco
palabras. Un ejemplo modélico
de inteligencia política y
experiencia diplomática. Por
el contrario, la maquinaria
de propaganda al servicio del
chavismo, dentro y fuera de
Venezuela, lleva malgastadas
miles y miles de párrafos,
hablados y escritos, para
justificar lo injustificable.
Chávez perdió en la Cumbre
de Santiago, y esto ha
calado en la opinión pública
internacional. En vez de pasar
página, el orgullo narcisista
del líder bonapartista
–espoleado por la campaña
a favor de la reforma constitucional-
condujo a realizar
declaraciones absurdas en las
semanas siguientes a su fiasco
diplomático. Todo ello, junto
al creciente agotamiento de
cada vez más venezolanos,
produjo un mayor desgaste
a su movimiento político y el
consiguiente varapalo en el
referéndum celebrado a principios
de diciembre. Y todo
porque su líder mesiánico se
cree superador de cualquier
precedente tradición política
con vocación de hegemonía
en América Latina.
Lo importante para el
chavismo no es la veracidad
de los “cargos”, sino la efectividad
sobre la opinión pública
-tanto la venezolana como
la internacional-. Y es que, en
el fondo, el credo que predica
Chávez como Sumo Sacerdote
tiene ínfulas de ortodoxia
pseudo-religiosa, y una
tendencia creciente hacia
el fundamentalismo político
que, en términos prácticos,
se traduce en la extensión de
la tendencia autoritaria que
anida en el seno de este mo30
/ Politeia Nº 24
Análisis
vimiento ideológico. Aquellos
que cuestionen o simplemente
inquieran sobre la intención
última del chavismo
serán expulsados del paraíso
terrenal que es el sistema bolivariano;
además, sobre las
cabezas disidentes lloverán
improperios y descalificaciones,
dudas e insidias, en la
más aviesa tradición destructora
del adversario. Lisa y llanamente,
el chavismo se autoformula
como un dogmatismo
ideológico que excluye, por
definición, a los disidentes e,
incluso, a los “agnósticos”. Y
el Estado, ese nuevo Leviatán
dispuesto a casi todo, emerge
en esta doctrina como primer
protagonista de la vida nacional;
una sociedad civil que se
repliega ante el paso marcial
de una dictadura en ciernes.
Concentración del poder, laminación
de la crítica. ¿Y la
libertad? “Eppur si muove...»
Psicología del autoritarismo
mesiánico.
Como el grotesco personaje
Benzino Napoloni (la acerada
parodia chapliniana sobre Benito
Mussolini en “The Great
Dictator”), la psicología de un
dictador bonapartista tiende a
ser –en términos políticos- obsesiva,
mediocre, rencorosa y,
por tanto, voluble. Todo líder
mesiánico de personalidad débil
detesta hasta lo más hondo
que el mundo le vea hacer el
ridículo. El irreprimible afán
de protagonismo es sintomático
de una búsqueda constante
de reconocimiento y aprobación;
la necesidad –casi salvaje,
que bordea el exhibicionismo-
de sentirse admirado, ser
el centro de atención, que le
escuchen... y que le quieran;
en su defecto, que le teman y
le obedezcan. Efectivamente,
la ya develada intencionalidad
política del chavismo es
la construcción paulatina de
un régimen autoritario por la
vía de los hechos, no tanto
del Derecho declarado como
tal. Se trata de restar eficacia
jurídica y aplicación empírica
a los preceptos garantistas
que todavía subsisten en la
normativa venezolana –y, sobre
todo, en su sólida tradición
jurídica y democrática-,
sin declarar nunca la conclusión
formal de la democracia
y el Estado de Derecho en
el país. Una metodología de
poder demasiado conocida,
que requiere para ello de
actos de fuerza, de gestos
prepotentes que, como en la
insidiosa ejecutoria del fascismo
europeo, busca amedrentar
al entorno; conquistar
antes que convencer.
Una vez supere la rabia
del episodio, es deseable que
el todavía primer mandatario
de Venezuela –si recu2008
/ 31
pera cierta tranquilidad de
ánimo, serenado su espíritu-
comprenda que, incluso
por encima de su ego narcisista,
están los intereses de
su país. La política del palo
y la zanahoria que parece
aplicar Chávez sólo produce
una mayor sensación de inseguridad
jurídica entre potenciales
inversores en Venezuela.
Únicamente desde un
ordenamiento político y legal
estable se puede asentar
una fraternal relación como
la que deben tener España
y Venezuela. Toda presunta
actuación irregular por parte
de empresas y/o particulares
debe ser dilucidada al amparo
de una Administración
de Justicia en verdad independiente
y objetiva, que
provea de plenas garantías
jurídicas a las partes. El poder
político debe abstenerse
de influir sobre ámbitos que
provoquen una contracción
–efecto consciente del chavismo-
sobre las libertades y
derechos de los ciudadanos.
El ejemplo de países como
Brasil o Chile demuestran
claramente que existe otra
vía al desarrollo, reforzando
la democracia, con seguridad
jurídica para los empresarios
y las inversiones, junto
a programas públicos que
atiendan a la ciudadanía.
Y es que la psicología política
del Presidente de Venezuela
retrata una personalidad
atrabiliaria e insegura.
A pesar de la imagen pública
que difunde la propaganda
de su régimen bonapartista,
y su corifeo de acólitos internacionales,
el señor Chávez
muestra claros síntomas de
perdida del sentido de la realidad
política. Un grado de
alienación donde el mito devora
a la persona. Es probable
que, a estas alturas, Chávez se
crea realmente el heredero de
Bolívar y la gloriosa estirpe de
los próceres de la patria. Sin
embargo, para una persona
que hace de la fuerza resolutiva
el frontispicio de su efigie
ideológica, lo ocurrido en la
Cumbre Iberoaméricana de
Santiago de Chile, ha significado
una derrota psicológica
de la que el caudillo cesarista
todavía lame sus heridas.
El régimen chavista se
desgasta de manera inevitable,
aun cuando pueda capear
algunos temporales próximos.
La demagogia, y la ineficacia,
devora a sus hijos. Pero la
transición hacia un verdadero
Estado de Derecho deberá
acaecer de manera democrática
y pacífica; por voluntad
soberana del pueblo
venezolano. Toda agresión,
cualquier violencia contra el
actual régimen venezolano,
además de ser un acto inmoral,
convertiría al Ciudadano
Presidente en un icono perpetuo
digno de adoración por
parte de sus creyentes. Se
trata de ganar racionalidad y
democracia, de implantar la
moderación y el diálogo, no
de imponerlo a gritos. El gol32
/ Politeia Nº 24
Análisis
pe de Estado de 2002 fue tan
espantoso como la intentona
golpista del propio Chávez
una década antes contra el
gobierno legítimo de Carlos
Andrés Pérez. La desesperación
no es buena consejera.
El golpismo y la violencia
son el problema, no la solución.
Las metas de Venezuela
serán la reconciliación y la
reconstrucción. Y ello sólo
podrá suceder desde una
actitud pacífica, de ejemplar
ejecutoria democrática.
La pérdida de apoyos que
consume a este bonapartismo
es discreta pero creciente;
y, de manera señalada, al
chavismo le abandonan sus
mejores elementos, los que
todavía conservaban cierto
criterio. Es verdad que, a
pesar de esta casi imperceptible
cadena de deserciones,
el régimen “bolivariano” adquiere
nuevos apologetas,
pero también es cierto que, a
pesar del indiscutible talento
de algunos de ellos, otros
son particularmente dogmáticos
y/o interesados; los primeros,
llevados de su rígido
doctrinarismo, incapaces
de cumplir su cometido de
cautivar a la opinión pública
de sus respectivos países
y, claro, los segundos, más
atentos ante la expectativa
de conseguir los frutos de un
árbol todavía aparentemente
frondoso.
Ni un paso atrás; desde
el castrismo al peronismo,
Chávez pretende rebasar todos
los límites históricos. Ni
un paso atrás; como en los funerales
nibelungos, el bolivarianismo,
esa construcción intelectual
al servicio de la ambición
ilimitada de un moderno
dictador “social”, se apresta a
erguirse, saludando, ante su
propia muerte política.
El espectáculo debe continuar;
hasta el final, desde
el principio. ¿Teatro bufo?
He aquí la tragedia –y la injusticia-
que sufre el pueblo
venezolano. El episodio de
Chile marcará un antes y un
después en la percepción del
régimen chavista y, sobre
todo, de su líder fundacional.
Ante el imaginario público,
dentro y fuera de Venezuela,
se ha visualizado una vía de
agua en la nave chavista; una
fisura dentro de su régimen
–que Chávez, pésimamente
asesorado, hace más grande y
visible ante la opinión pública
internacional con sus imprudentes
declaraciones-.
Que nadie se engañe: la
provocación está en la esencia
misma del chavismo; no
se trata de un efecto colateral,
sino plenamente deliberado
al objeto de poner contra
las cuerdas a sus oponentes
ideológicos (demócratas
de distinto color ideológico).
A pesar del correctivo sufrido
en el referéndum del 2
de diciembre de 2007, Chavez
no se moderará, porque
políticamente no le interesa
ni le reporta nada sustancial.
El Ciudadano Presi2008
/ 33
dente continuará
su estilo hiriente
y provocador, pero
de otra manera (seleccionando
con
más cuidado a sus
nuevas víctimas
retóricas, decantándose
también a
realizar más crítica
formal, junto a su
perenne técnica
del ataque visceral,
etc.). Porque el
conflicto que activa
a Chávez sigue
abierto... y la izquierda
democrática
no le contesta,
creyendo que esto
“pasará”. No pasará;
sus “ofensivas”
aumentarán.
Conclusión.
El carácter enfático del régimen
bonapartista venezolano
está al servicio de su vocación
transversal, en cuanto Chávez
busca la consolidación de un
movimiento político superador
de las clases y de las ideologías
tradicionales. Aun manteniendo
la forma de un “socialismo”
sui generis, Chávez
no es un izquierdista típico; y
esto es lo que confunde a las
identidades políticas convencionales
(sean democráticas o
no). Necesita –obsesivamente-
la polémica endémica, la
amenaza estridente, para difundir
su bonapartismo como
nuevo Rubicón que separe
la mala de la buena hierba.
Su planteamiento maniqueo
pretende crear un cisma, una
división social como nunca
antes se haya visto en demasiados
países de América Latina.
Lo inquietante es que
Chávez está consiguiendo
ese objetivo. Y lo más grave
es que semejante finalidad
teológica podría lograrse incluso
más allá de Chávez; sin
él. El fermento que el chavismo
ha generado perdurará en
el tiempo, aun bajo distintos
nombres y fórmulas. No se
trata de una flor de invernadero;
el arraigo popular de
este movimiento ideológico
en segmentos sociales humildes
explica el fracaso –y
la corrupción- de la política
convencional en Venezuela.
Una llamada de atención para
cualquier alternativa que pretenda
emerger desde una posición
democrática. Eficacia
y honradez como baluartes
sagrados de la gestión
política.
El chavismo, por
su parte, fomenta la
división como estrategia
laminadora de
la oposición, y reforzadora
del propio poder
de la “revolución”
bolivariana. En un
contexto de enfrentamiento,
de choque
entre bandos rivales,
sólo un “caudillo”
como Chávez pretende
ser –u otros émulos
que surjan y/o le sucedan
en nuestra querida
América- podrían
autopostularse como
solución para las aflicciones
de la patria.
Se crea el problema,
para –inmediatamente
después- proveer
la solución… que es uno mismo.
Envenenar a la sociedad
para, así, someterla al precio
de suministrar un antídoto
siempre incompleto. Líderes
fuertes, resolutivos, militaristas,
enérgicos... con algo
de política social y mucho
de propaganda mediática.
Sin embargo, el desgaste de
su carisma, y la afección a su
posición institucional, se dejará
sentir a medio plazo. La
Historia recomienza en cada
ilusión humana, y la libertad
es su ansía perpetua, irreductible
a cualquier amenaza
o presión. La democracia
como ejercicio de dignidad
humana, de discernimiento
intelectual, de crítica racional;
y la libertad, siempre, su
vocación perenne.
34 / Politeia Nº 24
Análisis
2008 / 35
La República Italiana es un país formado por diferentes
regiones muy diversas entre sí. Desde el
norte verde con la cordillera alpina de montañas
enormes, hasta regiones con clima semiárido en
el sur, pasando por las grandes llanuras padanas.
Su variada topografía nos deja ver un país con muchos matices,
centro de la cultura occidental desde hace más de 2000
años.
La complejidad de su cultura, se refleja en la pluralidad
de partidos y sistemas electorales que tiene y ha tenido. Digo
sistemas electorales, puesto que en el entramado institucional
italiano conviven varios sistemas en los diferentes niveles de
gobierno haciendo muy difícil y complejo su estudio.
En el presente artículo haré un recorrido por la configuración
del sistema de partidos italiano desde la fundación de
la República en 1946 hasta la aparición del nuevo Partido Democrático,
que agrupa a diferentes partidos de la izquierda
moderada, para tratar de formar un bipartidismo en el caótico
sistema italiano.
1.Sistema Electoral
Gianfranco Pasquino nos dice que en Italia conviven varios
sistemas electorales. (Pasquino, 1995:154). Los sistemas electorales
en Italia varían de acuerdo a la elección que se tra-
Análisis
William Jensen Díaz
Sistema Electoral y
“Partido Democrático”
en la República Italiana
La República Italiana es un país formado por diferentes
regiones muy diversas entre sí. Desde el norte verde
con la cordillera alpina de montañas enormes, hasta
regiones con clima semiárido en el sur, pasando por
las grandes llanuras padanas. Su variada topografía
nos deja ver un país con muchos matices, centro de la
cultura occidental desde hace más de 2000 años.
36 / Politeia Nº 24
Análisis
te. Cabe hacer mención que
la Constitución Política de la
República Italiana establece
en el artículo 114 que “La
Repubblica è costituita dai
Comuni, dalle Province, dalle
Città metropolitane, dalle Regioni
e dallo Stato” (La República
está constituida por los
Municipios, las Provincias, las
Ciudades Metropolitanas, las
Regiones y por el Estado)
1.1 Municipales
1. Municipios con más de
15 mil habitantes: se
vota con el sistema de
mayoría absoluta y se
convierte en presidente
municipal aquel que
haya obtenido la mayoría
de votos siempre y
cuando haya tenido una
votación del 50%+1. En
caso contrario, se hace
una segunda vuelta en
donde el vencedor se
queda con el 60% del
cabildo como “premio
de mayoría” para asegurar
la gobernabilidad. El
resto de los asientos del
cabildo se reparten de
manera proporcional.
2. Municipios con menos
de 15 mil habitantes: es
aplicado el principio de
mayoría relativa. La planilla
triunfante se queda
con el 66% automáticamente
del “Consiglio
Comunale” o cabildo.
La Costituzione Della Repubblica
Italiana. Editoriale Bur,
Milano, 2006 (La traducción es
mía).
http://www.repubblica.it/speciale/
2005/elezioni/comunali/
1.2 Provinciales
1. Para las provincias aplica
el método usado para
los municipios con más
de 15 mil habitantes,
siendo muy importante
el premio de mayoría,
que garantiza la gobernabilidad.
1.3 Regionales
1. Para elegir al presidente
de la región aplica el
principio de mayoría relativa.
No hay segunda
vuelta en este caso. Sin
embargo, el consejo regional
es elegido con un
sistema mixto, en donde
la mayor parte son elegidos
los consejeros por
representación proporcional
(cuatro quintos) y
en menor parte por mayoría
(una quinta parte).
Cada región establece el
número de consejeros
que conforman el consejo
regional. Sólo obtienen
un puesto aquellas
listas que hayan obtenido
una votación mayor
al 3%. Si la lista ganadora
no obtiene mayoría
en el consejo regional,
se le otorga un “premio
de mayoría” hasta llegar
al 55% de los consejeros
regionales.
1.4 Parlamento:
1. Cámara de Senadores: El
Senado de la República
está constituido por 322
escaños, de los cuales 7
sistema.html
http://www.repubblica.it/speciale/
2005/elezioni/regionali/sistema.
html
corresponden a senadores
vitalicios. Los senadores
vitalicios son todos
los expresidentes de
la República, así como
hombres y mujeres prominentes
(Norberto
Bobbio, uno de los más
importantes politólogos
del siglo XX, fue nombrado
senador vitalicio,
por ejemplo).
Para la elección de senadores,
se aplica el principio
de representación proporcional.
Existen 20 circunscripciones
electorales para el
mismo número de regiones.
Los escaños se reparten de
manera proporcional tomando
como base a las circunscripciones
electorales. Cada
región con base en su población
es representada por
uno o más senadores. Existe
un premio de mayoría para
la coalición vencedora, con
el que se obtiene el 55% del
Senado. Cabe destacar que
existen seis senadores de las
circunscripciones “exteriores”,
que representan a los
italianos residentes en el extranjero.
2. Cámara de Diputados:
La cámara está constituida
por 630 diputados,
elegidos por el principio
de representación proporcional.
Si la coalición
ganadora no obtiene la
mayoría en la cámara,
se le “regalan” los escahttp://
www.repubblica.it/speciale/
2006/elezioni/senato/sistema.
html
2008 / 37
ños que le falten para
completar el 55% de los
escaños. Éstos se asignan
de acuerdo a listas
cerradas elaboradas en
cada circunscripción
electoral, para lograr la
mayor representatividad.
También votan los
italianos en el exterior,
siendo asignados para
ellos 12 escaños.
2. Forma de Gobierno
El Primer Ministro de Italia
es elegido por el Presidente
de la República, a sugerencia
de los líderes de las Cámaras.
Está sometido a un voto de
confianza por parte del parlamento,
que generalmente
vota a favor del líder de la
coalición triunfante.
Sin embargo, dentro del
sistema parlamentario italiano
“…todos los gobiernos italianos
han sido creados fuera
del Parlamento por un acuerdo
entre partidos ratificado
por el Presidente de la República”
(Pasquino, 1995:176).
Es importante recordar
que la República Italiana
nace de la derrota militar de
la Segunda Guerra Mundial,
por lo que era necesario reconstruir
al país completamente.
“El constituyente italiano
no tenía a su disposición
materiales históricos que pudiera
utilizar: se encontraba
con el problema de dar una
ley fundamental a un país
políticamente pulverizado”
(Maranini 1985:312).
Este es uno de los motivos
por lo que en un acuerdo
http://www.camera.it/
general en los inicios de la
República, los partidos políticos
dieron preferencia a
la organización política más
que a la lucha entre partidos.
La reconstrucción de
Italia llevó la década de los
cuarenta y parte de la de los
cincuenta, cuando se fue afirmando
cada vez más el llamado
“milagro italiano”, caracterizado
perfectamente en la
película “La Dolce Vita”, de
Federico Fellini.
3. Sistema de
Partidos
Italia, al tener un régimen
parlamentario, le otorga a los
partidos una fuerza muy importante.
Desde la unión de
Italia, a mediados del siglo
XIX, y con la reafirmación
de la democracia representativa,
se configuró un sistema
multipartidista. Es la crisis
de los partidos tradicionales,
que hace surgir al fascismo.
“Mussolini consideraba que
los demás partidos estaban
acabados, que ya habían
acabado su función y proclamaba
la renovación general”
(Bobbio, 2002:83).
Al superar la crisis y fractura
profundas en la sociedad
italiana después del fascismo
y de la derrota en la Segunda
38 / Politeia Nº 24
Análisis
Guerra Mundial, el sistema
italiano de partidos “resucitó”.
“En general, se ha observado
que el sistema italiano de
partidos de 1945 se asemejaba
notoriamente al sistema de
partidos de 1922. Gracias a la
representación proporcional,
sin duda necesaria para consolidar
el régimen democrático
incipiente, el sistema de partidos
reflejaba todos los matices
de la opinión pública italiana.”
(Pasquino, 1995:170).
Desde 1945 hasta 1993,
los gobiernos italianos tuvieron
la característica de ser
de centro, encabezados por
la Democracia Cristiana. En
1992-1993, el partido entra
en una profunda crisis, sobre
todo después de haber hecho
una alianza en el gobierno
con los socialistas en la persona
de Bettino Craxi.
En este momento entra
en escena “Forza Italia”, de
Silvio Berlusconi. Nos dice
Norberto Bobbio que “este
partido de Berlusconi es un
partido personal en sentido
literal, dado que no es una
asociación la que ha creado
a un jefe, sino que, al contrario,
es un jefe el que ha creado
la asociación” (Bobbio,
2002:80).
Berlusconi pierde la confianza
del Parlamento a tan
sólo 8 meses de recibir su
encargo, sucedido por Lamberto
Dini, un economista
que encabezó el llamado “gobierno
técnico”. Siguieron a
él diferentes gobiernos de izquierda,
hasta las elecciones
de 2001 en que Silvio Berlusconi
obtiene el poder, y se
mantiene como el gobierno
más longevo de la era republicana
y el segundo después
del gobierno Mussolini, tomando
como referencia toda
la vida de Italia como un
Estado unificado. Duró en
el cargo del 11 de junio de
2001 al 23 de abril de 2005.
Renuncia debido a la debacle
electoral de Forza Italia y su
coalición, llamada “Casa de
las Libertades” en las elecciones
regionales de ese mismo
año. Vuelve a construir su
gobierno ese día hasta el 2 de
mayo de 2006, en que cede
el poder a Romano Prodi
después de las elecciones de
abril de ese mismo año.
Como hemos visto en
este breve recorrido por los
diferentes gobiernos italianos,
coincido en que “por lo
general, los gobiernos de coalición
italianos han sido bastante
débiles, divididos según
líneas de partidos y de facciones,
a menudo beligerantes,
frecuentemente gobiernos de
gestión en minoría” (Pasquino,
1995: 173).
2008 / 39
La inestabilidad en los
gobiernos italianos ha hecho
necesaria la profesionalización
e institucionalización
del servicio público,
pues de lo contrario, ante
tanto cambio, la actividad
gubernativa sería de muy
corto plazo.
4. Características
propias del Partito
Democratico:
Con la debacle de los partidos
tradicionales (Democracia
Cristiana, Partido Comunista
y Partido Socialista),
Italia a partir de 1994 se fue
acercando cada vez más al bipolarismo.
Uno de los polos
era precisamente el Olivo,
que aglutinó a algunos partidos
de izquierda centrista
cercanos al catolicismo y a la
moderación.
L’Ulivo (El Olivo) estaba
conformado por varios
partidos políticos, relacionados
entre sí por estrechos
vínculos de liderazgo y de
recursos. Los partidos que
conformaban esta coalición
cerrada eran Democratici di
Sinistra, La Margherita, Partito
Democratico Meridionale
y Movimento Republicani
Europei. Me atrevo a decir
que era un “partido de partidos”,
puesto que los partidos
al interior del Olivo estaban
disciplinados a los postulados
del líder nacional del Olivo.
Esta coalición cerrada
surgió en 1995 como una
coalición de partidos de centro
izquierda que compitieron
juntos. El líder de esa
coalición fue Romano Prodi,
derrotado en las últimas elecciones
generales.
Posteriormente, y dada la
necesidad de presentar una
oposición fuerte y compacta
a los gobiernos populistas de
derecha de Silvio Berlusconi,
se conjuntaron diversas fuerzas
políticas de izquierda,
que conformaron “La Unión”
(L’Unione), que se presentó
a las elecciones de 2006, en
donde triunfaron por un muy
estrecho margen.
La ideología del Partito
Democratico es de centro-izquierda,
en donde se le busca
dar prioridad a la agenda
40 / Politeia Nº 24
Análisis
social. Un rasgo característico
de este partido es su
acercamiento con la socialdemocracia
europea, debido
a que mantienen (con otros
parlamentarios de otros países)
un grupo unitario en el
Parlamento Europeo.
Se basa mucho en el principio
de igualdad de oportunidades
y de justicia social.
Un ejemplo de esto, es lo
referente al tema de las pensiones,
que últimamente ha
causado diferentes problemas
al gobierno italiano. En
el mundo hay bastantes problemas
en torno a las pensiones
y a los regímenes de seguridad
social. Los Estados
europeos tienen un sistema
de bienestar bastante sólido,
que incluso históricamente
ha representado un paradigma
para otros Estados en el
mundo.
Se definen como una opción
europeísta y reformista.
Como mencionaba anteriormente,
mantienen estrechos
lazos de amistad y de programa
político con otros partidos
de centro-izquierda, como el
PSOE en España. La vocación
reformista estriba en el
hecho de la revisión del antiguo
régimen y sistema de
partidos, aparte de hacer una
fuerte autocrítica acerca de
su papel ante la sociedad.
Por ejemplo, cuando hubo
la fractura de la izquierda tradicional
italiana, los partidos
de izquierda buscaron formar
una serie de coaliciones que
garantizaran la permanencia
de la postura de izquierda
en el parlamento y lo lograron.
Sin embargo, ha habido
diversos problemas a la hora
de mantener la fidelidad al
grupo unitario.
Es importante señalar el
momento coyuntural en el
que estuvo este partido. El
14 de octubre de 2007, se hicieron
elecciones primarias
para crear el llamado “Partido
Democrático”, en el que
se disolvieron los partidos de
centro-izquierda para constituir
un solo partido.
Como ya he señalado, los
gobiernos en Italia se distinguen
por su inestabilidad,
debido a que muchas veces
los partidos integrantes de
las coaliciones no respetan
los pactos y votan contra el
gobierno constituido en el
parlamento.
Para evitar esto, nació
L’Unione, que era un conglomerado
de partidos de izquierda
que obtuvo el triunfo
en abril de 2006. Con la formación
de L’Unione, se vio la
necesidad de crear un parti2008
/ 41
do unitario que pudiera aglutinar
a las fuerzas de izquierda.
Es así como cada facción
empezó a postular diferentes
candidatos a la presidencia
del partido nuevo.
4.1 Facciones dentro
del Partido:
En el Partito Democratico
existen diferentes facciones,
producto de su condición de
“partido de partidos”. Los jefes
de los grupos que conforman
al partido, son líderes de diferentes
corrientes que buscan
encontrar un espacio de representación,
tanto en el parlamento
como en el gobierno.
Democratici di Sinistra
(DS): Este grupo está representado
por Massimo
D’Alema y Piero Fassino.
D’Alema es el principal exponente
de esta facción.
Fue uno de los puntales de
la oposición durante el gobierno
de Berlusconi, además
de ser uno de los principales
promotores del voto
para L’Unione en 2006, las
elecciones en donde triunfó
Prodi. D’Alema ocupaba el
cargo de viceprimer ministro
en el último gobierno de
Prodi. El candidato de DS
para la secretaría general
del nuevo partido fue Walter
Veltroni, alcalde de Roma y
obtuvo una intención de voto
de alrededor del 70% cuando
se hicieron las elecciones primarias.
Fue postulado por el
partido en 2008 a la caída de
Prodi, perdiendo las elecciones
políticas.
Margherita: Los principales
exponentes son Franco
Marini y Francesco Rutelli,
que ocupó el cargo de viceprimer
ministro en el gobierno de
Prodi. Se mostraban un tanto
renuentes a agrupar los partidos
dentro de uno solo, pero
para poder presentar un frente
común contra Silvio Berlusconi
y mantener al gobierno, deciden
también disolverse en el
partido democrático.
Romano Prodi: El ex primer
ministro es el líder del
Olivo. Sin embargo, se le ha
achacado falta de liderazgo
para poder controlar a las diferentes
facciones con las que
cuenta su partido. Fruto de
esto es la crisis de gobierno
que derivó en la caída del gobierno,
que no obtuvo el voto
de confianza del Senado.
Existen además grupos
como Italia de los Valores o
los Verdes, que son facciones
que no tienen un empuje suficiente
como para hacer estragos
dentro del partido. Sin
embargo, estos venden muchas
veces muy caro su voto
favorable, por lo que también
se han visto renuentes a unirse
al partido democrático.
4.2 Rendimiento
Electoral:
Lo sucedido en la elección de
2008 fue algo extraordinario.
Los italianos eligieron a Silvio
Berlusconi para primer ministro,
a pesar de los esfuerzos de
la izquierda moderada para
presentarse unida. Berlusconi,
como es conocido, tiene
pendientes varios casos ante
la justicia italiana.
El Partito Democratico
fracasó a la hora de presentar
una opción diferente de
izquierda al electorado italiano,
que prefirió volver al periodo
de estabilidad política
que caracterizó al gobierno
de Silvio Berlusconi.
No es propósito hacer
aquí un recuento del triunfo
del llamado “Pueblo de la Libertad”
(Popolo Della Libertà)
de Silvio Berlusconi. Sin
embargo, se puede apreciar
que es una coalición mucho
más débil y enfrentada que la
que lo llevó al poder en 2001.
El tiempo dirá qué tan fuerte
es la coalición de gobierno
actual en Italia.
En los anexos presento los
datos de las elecciones pasadas,
así como de esta última
en donde Berlusconi llegó al
poder con casi 10% más de
votos que Walter Veltroni.
5. El partido en el
sistema italiano
El Partito Democratico ocupa
un lugar muy importante
en el sistema de partidos,
puesto que es el contrapeso
fuerte al “Pueblo de la Libertad”.
¿Qué origina el auge de
un bipartidismo en Italia?
Desde mi punto de vista,
el bipartidismo en formación
existente en Italia es
producto de un bipolarismo
en las opciones que tienen
los electores a la hora de
votar, en donde el centro-izquierda
y el centro-derecha
están formando dos grandes
partidos para competir por
el poder, además que con
esto se logra darle mayor estabilidad
a los gobiernos en
el poder.
42 / Politeia Nº 24
Análisis
¿En qué radica el poder
político del Partito Democratico?
El poder político del
PD radica en su capacidad de
convocatoria y de la función
que hace de cohesión de las
fuerzas políticas de izquierda.
En Italia, son los partidos de
izquierdas los que movilizan a
la mayor cantidad de personas
para manifestaciones públicas,
por lo que es importante
saber hasta qué punto la capacidad
de convocatoria del PD
puede llevar a presionar al gobierno
de Berlusconi.
6. Conclusión
Para concluir, es necesario
hacer mención del papel
trascendental jugado por las
fuerzas políticas para lograr
que el sistema italiano funcione.
Como mencioné anteriormente,
tantos cambios de
gobierno y tan abruptos, nos
hacen pensar que no existe
un verdadero control por
parte del gobierno.
Sin embargo, las instituciones
y agencias gubernamentales
funcionan de manera
autónoma, por lo que se
logra una mayor eficiencia,
haciendo posible que el gobierno
“entre en acción”.
Por otra parte, el papel
que juega la izquierda en Italia
es muy importante. Desde
los tiempos de la Guerra Fría,
en que el Partido Comunista
Italiano era el partido comunista
occidental más fuerte
y más competitivo, hasta los
sucesivos gobiernos
de izquierda de
los años noventa,
nos hace ver a una
izquierda que juega
siempre dentro
de los parámetros
institucionales. Sin
embargo, en las
pasadas elecciones
de abril de 2008 la
llamada “izquierda
radical” quedó por
primera vez sin representación
parlamentaria.
La izquierda,
como hemos
visto en los datos
que presenté, se
ha vuelto cada vez
más moderada, por
lo que los partidos
de izquierda estén
girando a posiciones
más de centro,
por lo que podrían
ser absorbidos por el nuevo
Partido Democrático. Como
ocurrió en el parlamento, el
voto tradicional de la izquierda
se fue hacia el PD.
Bibiografía:
Bobbio, Norberto. “Diálogo en
torno a la República”, Tusquets
Editores, Barcelona, 2002.
http://www.partitodemocratico.it
http://www.repubblica.it/speciale/
2005/elezioni/comunali/sistema.
html
http://www.repubblica.it/speciale/
2005/elezioni/regionali/
sistema.html
http://www.repubblica.it/
speciale/2006/elezioni/senato/
sistema.html
La Costituzione Della Repubblica
Italiana. Editoriale Bur,
Milano, 2006
2008 / 43
Pasquino, Gianfranco en “La Política en Europa” de Josep Colomer. Ariel, 1995.
Maranini, Giuseppe. “Historia del Poder en Italia 1848-1967”, UNAM, 1985.
ANEXO:
Rendimiento Electoral en las elecciones:
Elecciones Políticas 2001:
Partido Escaños en el Senado Escaños en la Cámara de Diputados
L Ulivo 128 252
Refundación Comunista 33 11
Democracia Europea 2 -
Lista di Pietro 1 -
Casa de las Libertades 177 366
Otros 4 1
Elecciones Políticas 2006:
Partido Votos
Escaños en
el Senado
Escaños en la
Cámara de
Diputados
Unione (Olivo, Refundación Comunista,
Rosa en el Puño, Italia de los
Valores, Verdes, UDEUR Populares,
Partido de los Pensionados, SVP,
Socialistas de Craxi, Lista de los
Consumidores, Alianza Lombarda,
Autonomia Libertad y Democracia,
Vallèe D’Aoste, Liga del Frente
Veneto).
17.141.937 Senado.
19.061.108 Cámara. 158 348
http://www.repubblica.it/speciale/elezioni2001/index.html
http://www.repubblica.it/speciale/2006/elezioni/senato/index.html
44 / Politeia Nº 24
Análisis
Casa de las Libertades (Forza Italia,
Alianza Nacional, UDC, Liga Norte,
Nuevo PSI, Alternativa de Alessandra
Mussolini, Flama Tricolor,
No Euro, Pensionados Unidos,
Amienta-Lista, Partido Liberal Italiano,
SOS Italia, PRI, Nueva Sicilia,
Pacto para Sicilia, Pacto Cristiano
Extenso, Reformadores Liberales).
17.359.754 Senado
18.996.832 Cámara
156 281
Elecciones Políticas 2008:
Senado:
Jefe de la Coalición Listas Votos % Escaños
Silvio Berlusconi
El Pueblo de la Libertad
(Il Popolo Della Libertá)
12,510,306 38.174% 141
Liga Norte (Lega Nord) 2,642,166 8.062% 25
Movimiento
por la Autonomía
(Movimento per
l’Autonomia)
355,076 1.083% 2
TOTAL COALICIÓN 15,507,548 47,320% 168
Walter Veltroni
Partido Democrático
(Partito Democratico)
11,042,326 33.695% 116
Di Pietro Italia de los
Valores (Di Pietro
Italia dei Valori)
1,414,118 4.315% 14
TOTAL COALICIÓN 12,456,444 38.010% 130
Fuente: Elaboración propia con datos del Ministerio del Interior de la República Italiana.
2008 / 45
Cámara de Diputados:
Jefe de la Coalición Listas Votos % Escaños
Silvio Berlusconi
El Pueblo de la Libertad
(Il Popolo Della Libertá)
13,629,069 37,388% 272
Liga Norte
(Lega Nord)
3,024,758 8.297% 60
Movimiento por
la Autonomía
(Movimento per
l’Autonomia)
410,487 1.126% 8
TOTAL COALICIÓN 17,064,314 46.812% 340
Walter Veltroni
Partido Democrático
(Partito Democratico)
12,092,969 33.174% 211
Di Pietro Italia de los
Valores (Di Pietro
Italia dei Valori)
1,593,532 4.371% 28
TOTAL COALICIÓN 13,686,501 37.546% 239
Fuente: Elaboración propia con datos del Ministerio del Interior de la República Italiana.
46 / Politeia Nº 24
Análisis
2008 / 47
GERENCIA PÚBLICA:
Una aproximación al estudio
de la gestión estratégica en
el sector gubernamental
Bruno Ariel Rezzoagli 1. Planteamiento Previo
Desde aproximadamente tres décadas atrás
hemos comenzado a observar un proceso de
renovación del Estado (Arellano Gault, 2004)
a partir de iniciativas que van desde la reestructuración,
racionalización y reingeniería
administrativa hasta cambios en la rutina de la Administración
Pública, con el objeto de proporcionar servicios de calidad a
los administrados a partir de una gestión más eficiente.
La apertura económica, el desarrollo del mercado global y
la desregulación son rasgos distintivos que presionan al sector
público para que mejore su rendimiento.
Estos procesos de modernización administrativa han posibilitado
nuevas políticas de trabajo y mutaciones organizativas
cada vez más numerosas e inclinadas hacia fórmulas alejadas
de las pautas que hasta ahora regulaban el actuar público en el
marco del Derecho Administrativo (Nevado Batalla, 2005).
Dicha tendencia renovadora obedece a diferentes causas,
tales como la explosión de las comunicaciones, la percepción
En tal sentido, se puede afirmar que la noción de
“gerencia pública” proviene del término “management”,
de uso común en el sector privado, interpretado
como un sistema de explicación de la organización
a través de gestión estratégica, la cual se
asocia con la capacidad de los agentes para prevenir
y anticipar tanto las necesidades y demandas
sociales como el devenir de la organización
Análisis
48 / Politeia Nº 24
Análisis
de un servicio público grande
y costoso, el incremento
de la libertad individual, y
la creciente insatisfacción
con una burocracia atada a
la reglamentación que no
tiene capacidad de respuesta
(Campero Cárdenas, 2004),
entre otras, que desmoronan
los postulados en que se sustentaba
el modelo tradicional
de gestión pública.
Efectivamente estamos
ante el traspaso de una “cultura
administrativa”, donde el
ambiente de trabajo lo domina
la reglamentación, a otra
cultura gerencial, flexible
y enfocada a los resultados
(Campero Cárdenas, 2004,
pp. 149 y 150). Esto implica
que los administradores en
vez de simplemente aplicar
instrucciones, reglamentos o
procedimientos, comienzan
a asumir completa responsabilidad
por los resultados a
través de la gerencia de los
recursos puestos a su disposición
(OCDE, 1996).
2. Concepto de gerencia
pública
En el mundo de las decisiones,
de los análisis y de las
evaluaciones, es indispensable
contar con las personas
idóneas para que se lleven a
cabo todas las diligencias pertinentes
para alcanzar los objetivos
trazados previamente
en los planes y programas.
En los negocios, dichos directores
o administradores
reciben el nombre de gerentes
y su papel es esencial para
el correcto y eficiente desenvolvimiento
de la empresa,
en un ámbito caracterizado
por la competencia, la concurrencia,
el ánimo de lucro y
los constantes cambios.
En efecto, en el idioma
inglés los términos administration
(administración)
y management (gerencia) se
emplean indistintamente
(Calderón, 1982). No obstante,
la palabra administration
ha tenido una connotación
gubernamental o de organizaciones
sin fines de lucro,
mientras que el término management
ha sido utilizado en
el mundo de las empresas de
negocios.
En el idioma español, según
el diccionario de la Real
Academia, “administrar”
significa gobernar, ejercer
autoridad o mando sobre un
territorio y sobre las personas
que lo habitan, dirigir una
institución, y ordenar, disponer,
organizar en especial la
hacienda o los bienes (Real
Academia Española, 2001).
Por lo tanto, la “administración”
se refiere al proceso
de coordinar e integrar
actividades de trabajo para
que éstas se lleven a cabo en
forma eficiente y eficaz con
otras personas y por medio
de ellas (Robbins & Coulter,
2000). En lo que respecta a
“gerencia”, se entiende por
“gerente” la persona que dirige
los negocios y lleva la
firma de una sociedad o empresa
mercantil, y finalmente
por “gestión” se alude a las
diligencias conducentes al
logro de un negocio, la acción
y efecto de administrar
(Campero Cárdenas, 2004,
pp. 143 y 144).
En tal sentido, se puede
afirmar que la noción de
“gerencia pública” proviene
del término “management”,
de uso común en el sector
privado, interpretado como
un sistema de explicación de
la organización a través de
gestión estratégica, la cual se
asocia con la capacidad de los
agentes para prevenir y anticipar
tanto las necesidades
y demandas sociales como el
devenir de la organización
(Guadarrama, 2003).
Por ultimo, resulta importante
sostener que más
allá del uso indistinto de los
términos administración y
gerencia, hay autores que
sostienen que se trata de dos
conceptos diferentes, dado
que la “gerencia cubre única-
El paradigma burocrático,
que se constituyó
en la base de
la organización del
gobierno de las naciones
occidentales
durante la mayor
parte del siglo XX,
definía a la organización
en términos
de las funciones que
se le asignaban en
la estructura formal
y jerárquica de autoridad,
al enseñar
que la eficiencia de
la acción se debe a
la delegación específica
de autoridad
y a la ejecución de
procedimientos de
manera uniforme
2008 / 49
mente un aspecto de la administración”
(Gladden, 1966).
3. Postulados del
management público
La perspectiva del management
público tiene raigambre
en posturas doctrinales
que destacan la importancia
de la organización como respuesta
a los problemas y demandas
sociales; siendo su
rasgo distintivo la incorporación
de la visión de la empresa
privada a la Administración
Pública, privilegiando
la eficiencia organizacional
(Guaderrama, 2003).
La gerencia pública propugna
flexibilidad laboral y
libertad organizativa (Guerrero,
2004), con preferencias
a soluciones contractuales jurídico
privadas y mercantiles.
La decisión de huir hacia formas,
técnicas y mecanismos
de derecho privado radica
en el pensamiento de que la
eficiencia en determinadas
actividades públicas, concretamente
las de carácter económico,
requiere de organizaciones
autónomas guiadas
por criterios empresariales
con el objeto de responsabilizarse
directamente de los resultados
de su actividad. No
obstante, para Brewer-Carias
(1996) no estamos ante una
huida por parte de la Administración
del derecho administrativo
sino más bien ante
un devolver al sector privado
actividades que le son propias,
a partir de una reducción
del sector público.
Estas reformas representan
un “cambio de paradigma”,
por cuanto la esencia de
las mismas implica el surgimiento
de un orden distinto,
lo cual significa que: se revaloriza
la función del gobierno,
se transforma la cultura
del sector gubernamental, se
emplean en el ámbito público
términos propios del ámbito
de los negocios (cliente,
servicio, calidad, flexibilidad)
y se tiende a la descentralización
en detrimento de la centralización.
El paradigma burocrático,
que se constituyó en la
base de la organización del
gobierno de las naciones occidentales
durante la mayor
parte del siglo XX, definía a
la organización en términos
de las funciones que se le
asignaban en la estructura
formal y jerárquica de autoridad,
al enseñar que la eficiencia
de la acción se debe
a la delegación específica de
autoridad y a la ejecución de
procedimientos de manera
uniforme (Barzelay, 1992;
Guadarrama, 2003). No obstante,
las deficiencias de la
Administración burocrática
(proliferación de normas,
rigidez, inmovilidad, gasto
elevado) dieron origen al
conjunto de ideas que enmarcan
la nueva gerencia
pública, conocido como el
paradigma posburocrático.
Los defensores de esta
perspectiva gerencial consideran
que lo que resta eficacia
a la acción del Estado
son los excesivos controles
propios del derecho público
y la rigidez de los procedimientos
administrativos que
resultan inadecuados para
regular determinadas actividades
de la Administración.
Así pues, la regulación pública
de los contratos y de
los procedimientos de selección
de contratistas, con sus
principios de concurrencia
50 / Politeia Nº 24
Análisis
y publicidad, resulta contraria
a la flexibilidad y rapidez
preconizada por la ideología
empresarial.
A partir de la crítica a la
rigidez observada en el campo
de la administración burocrática,
y desde la necesidad
de adaptación a las nuevas
necesidades colectivas, la
postura gerencial incorpora
al concepto de políticas la
idea de cambio como imperativo
para la modernización
(Guaderrama, 2003).
Finalmente, en el discurso
de la nueva gerencia
pública sobresalen las nociones
de gestión gerencial y de
comportamiento organizacional,
que aluden al papel que
tienen los gestores públicos
para el mejor funcionamiento
de las organizaciones (Guaderrama,
2003). En este sentido,
Moore (1998) sostiene
que la acción de los gestores
es determinante para la creación
de valor público, dado
que el éxito gerencial en el
sector público radica en la
tarea de iniciar y redefinir las
actividades de modo tal que
incrementen su valor para el
público.
4. La Administración
Instrumental
y la huida del Derecho
Administrativo
La dinámica operativa actual
requiere una Administración
Pública menos lenta, y esto
es difícil dentro del marco
legal en que se encuadra la
misma. Recordemos que la
Administración en cuanto
ente soberano debe actuar
siempre acorde con la ley
y el Derecho (principio de
legalidad), en otras palabras
sólo puede hacer lo que la
ley le autorice y en el sentido
que ésta le indique; a
diferencia de los particulares
que actúan siguiendo el
principio de la autonomía de
la voluntad, pudiendo realizar
todo lo que la ley no les
prohíba.
Por lo tanto, en busca de
esa mayor libertad de actuación
por parte de los gestores
públicos, se produce la
denominada huida del derecho
administrativo al derecho
privado. Esto supone
el empleo de herramientas
–técnicas organizativas y
mecanismos de naturaleza
gerencial- del derecho privado,
dando como resultado
el surgimiento de organizaciones
de elevado riesgo en
la gestión de fondos públicos.
Esta huida se lleva a cabo
principalmente mediante la
creación de entes instrumentales
en forma jurídico-privada
(sociedades mercantiles),
a partir del principio de
descentralización funcional.
Como todos sabemos, la Administración,
haciendo uso
de su potestad organizatoria,
puede ordenar los recursos
materiales y humanos de
forma óptima para el cumplimiento
más eficaz de las funciones
que tiene encomendadas
(Nevado Batalla, 2003).
Existe, desde nuestro
punto de vista, una proliferación
de entidades instrumentales
creadas por las
Administraciones Públicas,
tales como entes instrumentales
en forma jurídico-pública
sujetos a derecho público,
entes instrumentales
en forma jurídico-pública
sujetos a derecho privado, y
entes organizados en forma
jurídico-privada.
Pero este escapar del
derecho público en aras
de una mayor autonomía
de gestión no siempre se
justifica. En efecto, Rivero
Ortega distingue, entre los
entes instrumentales en forma
jurídico-privada, los de
capital íntegramente público
que no actúan en rigurosas
condiciones de mercado
de aquellos que sí actúan
en condiciones de mercado.
Para este doctrinario español,
los primeros ostentan la
condición de poderes públicos,
apreciación que conlleva
negar su naturaleza privada
, por lo tanto, propone
una necesaria reducción
de la discrecionalidad en la
elección de la forma organizativa,
canalizando este tipo
de organizaciones hacia la
modalidad del ente público
sujeto al Derecho privado
y ajustándose a su régimen
contractual. Para los segundos,
si bien son sujetos de
naturaleza privada, ello no
quiere decir que no deban
respetar determinadas exigencias
jurídico-públicas
1En defensa de la tesis de la inconveniencia
de la forma jurídico-
privada para organizar este
tipo de entes, dada la contradicción
que implica organizar un
poder público en forma privada.
2008 / 51
que se derivan de los fines
que persiguen o de la influencia
ejercida por la Administración
Pública sobre
estos entes, que llevan aparejado
en muchas ocasiones
el manejo de los fondos públicos
en su gestión (Rivero
Ortega, 1998, pp. 279 y ss).
5. La eficacia como
principio inspirador
del nuevo manejo
público
El espíritu del nuevo manejo
público está movido por la
economía, la eficiencia y la
eficacia. Sin embargo, aunque
la razón principal de esta
tendencia modernizadora de
la gestión pública sea lograr
mayor eficacia; debemos anticipar
que no existen consecuencias
jurídicas que deriven
de la falta de eficacia.
Cabe aclarar que la eficacia
se refiere a la consecución
de resultados y al
cumplimiento de los objetivos
previstos. Principio que
toda Organización debe tener
presente en su actuación
(Rezzoagli, 2004).
Si seguimos a rajatabla las
reglas del gerencialismo, deberíamos
otorgar un elevado
margen de discrecionalidad
a los servidores públicos para
que lleven a cabo sus actuaciones
en forma rápida y atendiendo
a las nuevas demandas
sociales. Ahora bien, qué
sucede cuando las acciones
adoptadas son legales pero ineficaces.
Resulta difícil que el
gestor público infrinja la normativa
puesto que la misma le
proporciona un amplio margen
de maniobra; discrecionalidad
propiciada en busca
de una mayor eficacia.
Incluso, la excesiva discrecionalidad
otorgada al
servidor público encargado,
por ejemplo, de adjudicar un
encargo público podría contribuir
al encubrimiento de
prácticas corruptas, favoreciendo
a un licitante en detrimento
de los demás. Resulta
muy difícil probar el soborno,
el tráfico de influencias o
el abuso de información privilegiada,
que se encubren
detrás de un proceder legal y
honesto en el proceso de licitación
pública, puesto que
la normativa administrativa
de contratación no ha sido en
ningún momento vulnerada.
Ahondando más en esta
cuestión, volvemos a señalar
que justamente lo que propicia
este elevado margen de
maniobra o discrecionalidad
administrativa es un mayor
dinamismo en la actuación
del Estado, en otros términos,
una mayor eficacia. Pero si
no se alcanza esa calidad, ese
dinamismo, o no se cumplen
con los objetivos planteados,
nos preguntamos que sucede
en materia de responsabilidad
del servidor público. Es decir,
estamos ante el supuesto de
una actuación legal (no hay
ninguna infracción normativa)
pero ineficaz.
Ante tal situación, nos
atrevemos a decir que no
cabe atribuir ninguna responsabilidad
al gestor público.
No se le puede exigir
responsabilidad disciplinaria
porque no vulneró el estatuto
funcionarial del servidor
público, tampoco responsabilidad
penal porque no cometió
ningún delito (sólo fue
ineficaz), ni siquiera responsabilidad
patrimonial puesto
que aunque haya existido un
perjuicio económico para el
Estado no existe en este supuesto
una infracción legal
52 / Politeia Nº 24
Análisis
cometida por el funcionario.
Además, aquí no opera la responsabilidad
política porque
se trata de un cuadro técnico
de la Administración.
Por otra parte, cuando
el Estado crea una sociedad
mercantil para prestar servicios
públicos, podría celebrar
contratos siguiendo las
normas de derecho privado,
argumentando que se trata
de una persona jurídica diferente
al propio Estado y
organizada en forma societaria.
Bajo estos postulados,
tal como sucede en algunos
países , quizás no tenga legalmente
la obligación de llevar
a cabo un procedimiento
de licitación, propio del ámbito
público cuando las can-
Vid. Sentencia del Tribunal de
Justicia de la Unión Europea
de 15 de mayo de 2003 (asunto
c-214/00), por la que se declara
que el Reino de España ha incumplido
las obligaciones que
le incumben en virtud de la Directiva
89/665/CEE del Consejo,
de 21 de diciembre de 1989,
relativa a la coordinación de las
disposiciones legales, reglamentarias
y administrativas referentes
a la aplicación de los contratos
públicos de suministros y de
obras, en su versión modificada
por la Directiva 92/50/CEE
del Consejo, de 18 de junio de
1992, sobre coordinación de los
procedimientos de adjudicación
de los contratos públicos de servicios,
al no haber extendido el
sistema de recursos garantizados
por la directiva a las decisiones
adoptadas por las sociedades de
derecho privado bajo control
público.
tidades monetarias superan
cierto mínimo. Incluso nos
atrevemos a decir que aunque
esta sociedad mercantil
(que no es más que un brazo
de la Administración) no contrate
con el mejor oferente
(es decir no resulta eficaz) no
habría consecuencia legal alguna,
dado que la ley le posibilita
actuar de esta manera.
Además, no cabría la posibilidad
de interponer recursos,
por parte de cualquier
persona que tenga o haya
tenido interés en obtener un
determinado contrato, contra
las decisiones adoptadas por
estas sociedades de derecho
privado bajo control público.
Por lo tanto, ante el actual
saldo deficitario que arroja al
cuerpo normativo administrativo
a la hora de anudar
consecuencias jurídicas a la
ineficacia, defendemos la consecución
de los objetivos de
calidad y eficacia a través de
la legalidad, dado que no hay
mayor calidad que responder
de forma regular y continua a
las necesidades y expectativas
de quienes reciben un servicio,
concepto que está presente
en el Derecho Administrativo.
Es más, si por ejemplo
llegan a cumplirse con exactitud
las reglas que ordenan la
actividad administrativa formalizada
en el correspondiente
procedimiento administrativo,
entre otras: tramitación
con celeridad, facilitando al
interesado el ejercicio de sus
derechos y cumplimiento de
obligaciones, finalizando en
plazo con una resolución expresa
y motivada, etc. será sin
duda un proceder administrativo
de gran calidad (Nevado
Batalla, 2005).
6. Conclusión
La visión empresarial ha
otorgado a la gestión pública
los ideales con los que se
ha propuesto reinventar a
las organizaciones del sector
público para que operen con
capacidad de respuesta ante
los cambios en las necesidades
sociales.
Sin embargo, creemos
que la utilización de fondos
públicos en régimen de derecho
privado sin proporcionar
las correspondientes garantías
jurídico-públicas, se
convierte en un terreno fértil
para la corrupción. Efectivamente,
si bien el Derecho
Administrativo es un derecho
de privilegios para la Administración
también es garantista
del interés colectivo, al
sujetar la actuación administrativa
a una serie de exigencias
legales que determinan
su validez. Por lo tanto, en los
casos de fraude y corrupción,
el huir del Derecho Administrativo
se traduce en escapar
a la fiscalización, al control y,
por ende, a la exigencia de
responsabilidad.
En materia de control
y fiscalización de los caudales
públicos, adoptamos,
basándonos en la teoría del
levantamiento del velo, un
concepto “funcional” de Administración
Pública, considerando
a una entidad como
tal en función de su actividad
(de interés general, sujeta a
control estatal), composición
2008 / 53
de sus órganos
de gobierno
(más de la mitad
de los miembros
del órgano
de administración,
dirección
o supervisión
nombrados por
el Estado) y financiación
(mayoritariamente
pública); con total
prescindencia
del ropaje o
forma jurídica
que adopte o
vestimenta bajo
la cual se encubra.
No estamos
a favor de exonerar
a parte de
la Administración
Pública de
las garantías del
Derecho Administrativo,
pero
sí de la flexibilización
de los procedimientos
administrativos para hacerlos
operativos: reducir sus
plazos y trámites, estableciendo
las correspondientes
medidas cautelares.
Finalmente, sostenemos
que la desregulación no
debe entenderse sólo como
la quiebra de las formas rígidas
de proceder, revisar y
controlar, sino también como
regulación menos restrictiva
o como una reformulación en
la normativa de las organizaciones
del sector público.
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54 / Politeia Nº 24
Análisis
2008 / 55
La miseria de la
política
Ernesto Hernández Norzagaray Creo que fue el escritor alemán Hans Enzensberger,
quien escribió en los años ochenta del
siglo que se acaba de ir un texto revelador sobre
el lado miserable de la vida cotidiana de los
políticos –repito el lado miserable- porque el
lado feliz de la toma de las decisiones del bien público, puede
ser compensatorio en exceso de las tribulaciones de estos
personajes de la vida pública: el sentido del deber y el apego
a las ideas de bien, el reconocimiento público, la fama pública
o el paso ligero por los caminos de la historia. Maurice
Joly, un escritor del siglo XIX en su afán esculcar los límites
de la política pone a discutir en el infierno a Maquiavelo y a
Montesquieu sobre la ética en el acto de gobernar. Y, sin duda
alguna, fue Carlos Hank González quien elaboró una frase
que ha guiado a varias generaciones de políticos mexicanos
para el perjuicio nacional. Esa frase de miles de sobremesas,
como cualquiera recordara, no trata del principio platónico
del deber y la responsabilidad pública, menos de la honradez
del político, sino algo más llano que raya en un vulgar oportunismo,
representado en un juego perverso de cuatro palabras:
político pobre, pobre político.
Creo que fue el escritor alemán Hans Enzensberger,
quien escribió en los años ochenta del siglo que se acaba
de ir un texto revelador sobre el lado miserable de la
vida cotidiana de los políticos –repito el lado miserableporque
el lado feliz de la toma de las decisiones del bien
público, puede ser compensatorio en exceso de las tribulaciones
de estos personajes de la vida pública.
Análisis
56 / Politeia Nº 24
Análisis
La política, se nos dice, es
el arte de lo posible. Un arte
que nace con el surgimiento
de las primeras comunidades
humanas y, que se ha desarrollado
con puntualidad en
todas las subsiguientes culturas
alcanzando altos niveles
de complejidad con la llamada
tecnocracia y más recientemente,
la telecracia. Es la
práctica de una casta de individuos
dedicados al arte de la
persuasión no necesariamente
por medios morales y éticos.
Y es que la historia nos
enseña que cuando esta no
es lo suficientemente efectiva
tiene a la mano el recurso
de la guerra (“la guerra no es
más que la continuación de
la política por otros medios”,
nos amenazaría el terrífico
Von Clausewitz).
La historia, entonces,
registra a los políticos como
seres movidos por una pasión
que en muchas ocasiones se
desborda y llega a provocar
grandes y pequeñas conflagraciones.
Pero, cada país o
región, vive de manera distinta
esa realidad.
Políticos, ¡a la baja!
En México, con cierta regularidad
demoscópica la percepción
de los ciudadanos sobre
los políticos activos arrojan
algo que todos intuimos: los
políticos son mal vistos por
los ciiudadanos, se les ve en
el mejor de los casos, como
un mal necesario. Y pobres,
sí, aunque más de alguno de
nuestros lectores esboce una
sonrisa socarrona, porque las
tareas del político son frecuentemente
miserables y no
siempre bien remuneradas.
Veamos.
El político medio, ese militante
ambicioso que busca
subir por las escaleras congestionadas
de los partidos
o, aquel, que ya colocado en
la burocracia, ansía trasladar
ese poder hacia las posiciones
de gobierno. La sufren.
Si no forman parte de la nomenclatura
o, incluso, siendo
parte de ella, deben manifestar
una metamorfosis
de su vida cotidiana. Sí no
cuenta con un padrino, debe
hacer talacha desde abajo y
eso muchas veces significa
realizar labores de apoyo,
que como dijo Vicente Fox,
ni los negros quieren hacer:
abrir el local, estar a las
órdenes de los dirigentes,
tomar llamadas o realizar
gestiones ante una autoridad
de gobierno. El sueldo, si lo
hay, es para los camiones, las
tortas y los refrescos.
En épocas de campañas
electorales, o en las actividades
silenciosas que se realizan
el día de las madres,
de los niños, la navidad o el
día del ejido, que es cuando
se calienta el horno de las
clientelas políticas, son los
que se encargan en el absoluto
anonimato de que esté la
organización a punto con los
funcionarios de casilla “debidamente
capacitados”, la promoción
del voto partidario, o
en su defecto, la mesa puesta
y las sodas frías; las piñatas y
los pequeños regalos.
Servidumbre y
triunfos
Más aun, debe comprender
los códigos de comunicación
que el iniciado no logra dilucidar
frecuentemente en beneficio
propio. Y es en ese tejido
abigarrado de intereses,
donde se da cuenta que sólo
no llegará ni a la esquina, que
no subirá si no lo sube alguien
de arriba. Así, además,
se da a la tarea de hacer relaciones
públicas y eso no significa,
otra cosa que ponerse
a disposición incondicional
del superior jerárquico. Y eso
puede llevar a la humillación
en cuanto reclama capacidad
de leer el pensamiento,
palabra y obra, y satisfacer
sus requerimientos de cada
momento. En ese momento
forma parte de un grupo y,
como todo grupo que lucha
por el poder: atropella, pisa,
machaca, si es necesario, a
los “compañeros de partido”.
Eso eleva los niveles de
adrenalina que fluyen por su
cuerpo. Ya tiene enemigos.
Va por el cargo del partido o
una diputación local.
La historia, entonces,
registra a los
políticos como seres
movidos por una
pasión que en muchas
ocasiones se
desborda y llega a
provocar grandes y
pequeñas conflagraciones.
Pero, cada
país o región, vive de
manera distinta esa
realidad.
2008 / 57
La tensión sube porque
debe luchar con las armas de
la política por esa nominación.
O sea todas. Luego, en el hipotético
caso que lo logre, si
no es que desde antes, habrá
de echar una mirada al lado
infame de su historia personal.
Aquella que guarda en lo
más intimo y busca que nunca
se sepa, como podría ser un
político con malas amistades,
una foto comprometedora, el
doble frente marital o, si fuera
el caso, su homosexualismo.
El látigo de la moral dominante.
No vaya a suceder que
al calor de la campaña por el
cargo a alguno de sus adversarios
internos o externos, o uno
de esos pasquines, se le ocurra
filtrar ese pasado para descrédito
personal y desconfianza
de los posibles electores.
Esta incertidumbre la siente
mientras sonríe y estrecha la
diestra de los ciudadanos de
su distrito o municipio, los
flujos sanguíneos del recuerdo
de aquel “guardadito” que
sería materia prima de los discípulos
de Freud. Son los días
de campaña donde no existe
horario de inicio y menos de
regreso a los aposentos. ¿Hay
familia en ese momento?
Más allá de la foto que
manda el mensaje subliminal:
soy igual que ustedes o
lo que ustedes seguramente
desearían ser. El perfil social
del clasemediero. En
esos días intensos en promesas
siguiendo la máxima
del marketing “di lo quieren
escuchar los potenciales
electores”, cuando va de una
reunión a un cónclave del
partido, donde se discute
sobre la estrategia propia y
la de los principales adversarios,
cuando come mal y a
deshoras sobre un escritorio
lleno de papeles y en medio
del bla-bla-bla.
Agruras e insomnios
En el momento en que las
agruras le llevan a cada momento
a cubrirse las comisuras
de los labios para evitar
que se le descomponga el
rostro. Y las tazas de café y
los cigarros propios y ajenos
le ponen los nervios de punta.
Y hasta en esos momentos
está obligado a tener la mejor
sonrisa en los labios. Se
angustia hasta la desesperación
de que la lana se le está
acabando y los dirigentes del
partido, voltean a ver a otros
candidatos con “mayores
posibilidades” de ganar, es
cuando hace uso de sus ahorros
y hasta empieza madurar
la idea de que puede pedir
prestado o embargar uno de
sus escasos bienes patrimoniales
y cubrir los gastos de
lo que resta de la campaña
¿Y que dirá la vieja? Ya a esas
alturas no duerme. Se la pasa
en vela, piénsele y piénsele.
Se para y aspira profundamente
el cigarro a las cuatro
de la madrugada, como buscando
la idea maravillosa, el
contacto preciso.
Y llega el día de la jornada:
va con una ligera ventaja o
una pequeña diferencia, para
los nervios es lo mismo. Busca
de último momento cómo
mantener esa ventaja o cómo
superar esa diferencia. Y echa
mano de último momento del
Plan B de manera que busca
movilizar electores aun cuando
la ley lo castigue. Golpe
dado, ni dios lo quita –reza
para sus adentros cada vez
con la adrenalina más arriba.
El resultado electoral aunque
a favor es, como ahora
se acostumbra, cerrado. Propicio
para que el adversario
insatisfecho y conocedor de
las malas artes del contrario,
integre su expediente para ir
a los tribunales jurisdiccionales.
Son semanas de zozobra
sobre todo cuando sabe que
el expediente lleva documentales
que pueden ser definitivos
para su triunfo. Los días
son cortos y las noches son
En épocas de campañas
electorales,
o en las actividades
silenciosas que se
realizan el día de las
madres, de los niños,
la navidad o el
día del ejido, que es
cuando se calienta el
horno de las clientelas
políticas, son los
que se encargan en
el absoluto anonimato
de que esté la
organización a punto
con los funcionarios
de casilla “debidamente
capacitados”,
la promoción del
voto partidario, o en
su defecto, la mesa
puesta y las sodas
frías; las piñatas y
los pequeños regalos.
58 / Politeia Nº 24
Análisis
largas. Las ojeras, ya oscuras
empiezan a engordar, y la afabilidad
se ha transformado en
muestras de enfado con todo
y contra todos. Irritación velada.
Sutil.
Los medios de comunicación
dan vuelo a los reclamos
de la oposición que lo pintan
como un pillo roba votos.
Hasta una pinta malediciente
aparece frente a su casa
ante el desconcierto de los
vecinos y sus pequeños hijos
que ponen al padre como un
bribón. Al final llegó la sentencia
de la última instancia:
las pruebas aportadas por el
actor, aunque los hechos existieron,
no permiten suponer
que son suficientes para revertir
el triunfo del candidato
impugnado. Los adversarios
ante tal definición lo cuestionan
severamente, segmentos
de los ciudadanos expresan
manifestaciones de rechazo y
los medios de comunicación
tienen materia para varios
días. Y todavía su mujer le
hace la pregunta ácida: ¿valió
la pena? Mira como te traen.
En tanto, los del grupo
político lo animan con un
descorazonador: Así es la
política. Aguanta. En esas
circunstancias empieza su
carrera como legislador que
comparte con los enemigos
de dentro del partido y los
furibundos de fuera. Viene la
integración y el trabajo en las
comisiones parlamentarias,
el rezago es mayor y debe
participar en varias de ellas,
lo que le consumen horas de
sueño. Los grupos organizados
de su distrito electoral lo
buscan para solicitar alguna
gestión ante las autoridades
municipales y del Estado y
cualquier operador se siente
con las ínfulas de pedirle
chamba o una recomendación
con los de arriba.
Talacha y lípidos
No menos importante es la
presión que ejerce el partido,
que busca hacer de la gestión
una estrategia de acción política,
lo que lo lleva a recorrer
infinidad de veces no sólo su
distrito electoral, sino todo el
estado o los estados buscando
poner al partido en el ánimo
de los potenciales electores.
Su agenda siempre está
llena de reuniones y viajes
esporádicos cuando hay que
ir a ver a un grupo de campesinos,
colonos, amas de casa,
pescadores. Más temas para
la agenda. Hay que leer decenas
de iniciativas, minutas
y dictámenes; como también
prensa y de soslayo los pasquines
que siguen recordando
su historia privada. Grillar
con los compañeros del sector.
Concertar acuerdos con
las otras fracciones. Hablar
con el líder de la cámara. Enfrentar
a los periodistas que
le siguen preguntando sobre
su pasado poco honroso.
Gasta parte de sus ingresos
en sobrios trajes obscuros
y zapatos ad hoc. Asiste regularmente
a las reuniones del
partido y soporta estoicamente
horas de discursos reiterativos
y, por ende desgastados, que
terminan por acabar con sus
reservas mentales y sus cuotas
de imaginación. Permanece
sentado durante las mejores
horas del día, y en la noche,
con los glúteos aplastados, regresan
a su casa cargados de
problemas propios y ajenos.
Asumen tareas que los llevan
a otras reuniones que muchas
veces remite a cientos y,
hasta miles de kilómetros de
distancia, donde se vuelven
a sentar para escuchar nuevos
discursos con las mismas
coordenadas, quejas o reclamos,
que deben atender con
atención y sin sobresaltos innecesarios,
porque tienen que
ser medidos en sus opiniones.
Tragan corajes completos con
una sonrisa que muchas veces
les provocan pequeñas úlceras,
y soportan con alma de
misionero que las erupciones
gástricas se vuelvan grandes y
dolorosas.
Bien cabe la máxima de
que “la política es el arte de
tragar mierda sin hacer gestos”.
Son periplos que muchas
veces se saltan las horas
de los alimentos o en el ánimo
de la diplomacia deben
Y es en ese tejido
abigarrado de intereses,
donde se da
cuenta que sólo no
llegará ni a la esquina,
que no subirá si
no lo sube alguien de
arriba. Así, además,
se da a la tarea de
hacer relaciones
públicas y eso no significa,
otra cosa que
ponerse a disposición
incondicional del superior
jerárquico.
2008 / 59
comer lo que les sirvan, con
sus fuertes dosis de calorías,
harinas, sal, grasas, picante,
las que les provocan gastritis
y las úlceras se vuelven más
ácidas. No duerme bien.
Más aun, el dirigente
del partido puede llamarlo
a medianoche, cuando está
cumpliendo sus escasos deberes
maritales, debe dejar
aquello para mejor momento
y correr a donde se encuentra
el otro trasnochado que se
le ocurrió verlo después del
octavo whiskey. Sobre todo
cuando se preparan para la
siguiente campaña electoral,
las exigencias son mayores,
los políticos son propiedad
completa del partido y deben
renunciar prácticamente a todos
los pequeños placeres de
la vida para visitar a los ciudadanos,
conseguir recursos,
convencer a los activistas y, si
es necesario comprometer votos
con buenas y malas artes.
Pero, eso no es todo, los
años y el sedentarismo cobra
su cuota en la voluminosa
barriga, las carnes flácidas
y las grandes ojeras, los niveles
de los lípidos superan
frecuentemente las trescientas
unidades de colesterol y
triglicéridos. Y los niveles
de glucosa y ácido úrico no
andan mejor. Por algo de
todo eso, muchos políticos
padecen enfermedades cardiovasculares
y es la principal
causa entre este selecto
sector de la sociedad.
Quizá, por eso se preguntara
Hank desde el averno
ante la mirada suspicaz de
Montesquieu y la sonrisa socarrona
de Maquiavelo, después
de todas esas tribulaciones,
¿estar pobre? Carajo.
Cultura
60 / Politeia Nº 24
Fragmentos de
Memoria del cuerpo
Moisés Vega
I
Qué lento se desvanece
este amor ahora lejano,
amor que antaño se alzaba
punzante como herida.
Qué inútil y qué gris es el sueño:
estruendo que de golpe
retumba en el cerebro;
vórtice furioso que no es de aguas
ni de polvo ni de sangre
y es tan tibio y perfumado
como un pálido cuerpo en ruinas.
II
Vuelvo cansado
al monótono ritmo de antes
ya sin sangre en las venas
ya sin ver nada, ni oír nada
sino un prolongado escalofrío
siempre mezquino.
Mi alma es un abismo
más abismo que el océano
en donde fiebres hondas
se sueñan sin reposo.
III
No resisto el silencio,
salta en pedazos,
es viento sin mesura,
cincel que esculpe
el resorte del alba.
2008 / 61
Dentro de mí se esparce
un frío del cuerpo,
la profusa oquedad
de la rutina:
ecos del desarraigo.
Este olor y la luz,
este aire quieto
del nombre y de los huesos
cesará un día.
IV
Los he visto,
cruelmente los he visto.
Sin pena ni fiebre los he visto,
sin esta pesada sombra del día
que se debate y ruge
tras la memoria y sus vértigos.
Qué lástima, qué poca cosa
de aquel deseo jubiloso
que cantó junto a mi oído
ayes trémulos de dulzura.
VI
Habrá otros días,
otros mástiles izados sobre el
/ infinito,
habrá otros rostros,
otros días y otras lluvias,
otros senos maduros y dóciles
donde descansar la cabeza.
Y también ese dolor será en vano.
V
Altos como la muerte
los minutos arden en el barro,
se desangran en filo.
El día salta
hecho de sol y lodo,
es un tránsito de ecos y de
/ sombras,
yo mismo desparezco
a través de las cosas que
/ pronuncio.
Quedo distante,
desterrado del ruido.
Un tiempo hueco, sin testigos,
S e r p e n t e a,
N o s d e s h a c e.
VI
Todo el cielo es humo.
El viento entero
es el húmedo aliento de la tierra;
V e r t i g i n o s a m e n t e
han quemado mis ojos
los ruidos y las luces.
Estoy exhausto,
hasta las cosas remotas
que nunca he alcanzado
se tuercen y sangran
sofocadas de tedio.
Fragmentos de “Memoria del cuerpo” pertenece
al libro de poemas de próxima aparición:
Morir por la piel/Memoria del cuerpo de los
poetas mazatlecos Moisés Vega e Irasema
Orona, el cual es posible gracias al apoyo de
la Sociedad Histórica Mazatleca A.C. y Fundación
Telefónica.
62 / Politeia Nº 23
Libros
Volver al campo
Alfonso Cebreros M. acaba de poner a nuestro
alcance un excelente trabajo en donde analiza
a profundidad y desde una visión integral las
perspectivas del campo mexicano, un análisis
que pone el acento en el futuro, en las expectativas
de desarrollo de este importante sector, el significado e
importancia que adquiere para el desarrollo nacional el poner
a la política agropecuaria en el centro y como principio axial
para reorientar la economía hacia un modelo incluyente, sustentable
en el largo plazo y socialmente más equitativo.
Para recuperar un desarrollo endógeno aceptable y sostenible,
nos dice con una sólida y renovadora visión, tendremos
que empezar a reorganizar el campo y a partir de allí, elaborar
una sólida política industrial acorde con un mundo globalizado,
una economía abierta y con preeminencia de la información,
el conocimiento y la tecnología, todo lo demás han
sido parches y palos de ciegos que nos han llevado a correr en
círculo sin llegar a ningún lado, agregaríamos nosotros.
El eje conceptual de su análisis es la modernidad, el cómo
hacer un campo flexible, integrado, competitivo, que aproveche
los avances tecnológicos conservando el medio ambiente,
condición imprescindible para disminuir la pobreza en aquellos
núcleos más persistentes concentrados esencialmente en
el ámbito rural desde donde permean al resto de la sociedad
urbana y desgarran familias emigrando al extranjero.
El autor entiende la modernización como un proceso de
reformas permanente y continuo que trata de atender los cambios
que nos plantea la innovación que también es constante.
Una de las primeras diferenciaciones que se requieren en
la redefinición de la política agropecuaria es distinguir entre
la política productiva y la política de atención social (distinguiéndola
de la asistencial), aspecto no menos relevante dada
la revoltura de estrategias y acciones a que nos han llevado los
operadores de las políticas públicas, situación que ha traído
como consecuencia la perversión de subsidios y el confun-
La Modernización del Campo Mexicano ¿Imperativo o imposible?
Ed. Ideas y Voces. 2008.
Roberto Ángel Airola Herrán
2008 / 63
dir los medios con los fines. Las estrategias
productivas o sociales que no ofrezcan nuevas
capacidades para enfrentar los cambios,
avanzar en la equidad y fomenten la cohesión
social y una economía solidaria arrojan consecuencias
negativas para el sistema en su conjunto
y tarde o temprano se colapsan.
Cebreros señala de manera enfática que
los apoyos no pueden premiar la ineficiencia,
pero tampoco castigar al débil y mucho menos
al que produce, tampoco deben otorgarse
sin un objetivo de productividad y de valor
agregado, pero se deben otorgar con tiempo y
metas evaluables, sólo así se estaría actuando
en consecuencia con un país moderno, democrático,
más próspero y con mayor equidad.
Alejándose de la ortodoxos del mercado
que prevalecen aún en buena parte de la esfera
pública, sostiene que la posibilidad de que
campesinos y pequeños productores participen
en procesos de capitalización, depende
en mucho de las políticas de inversión pública
en infraestructura y tecnología, de abasto y
comercialización, de organización y asistencia
técnica y de fortalecimiento de capacidad
de autogestión. Pero en mucho también dependerá
de que dichas políticas se apliquen
sobre unidades técnica y económicamente
viables…que estimule la reagrupación de
predios y el uso de paquetes tecnológicos
modernos, que hagan recuperable el crédito
y permitan transformar las condiciones de
trabajo y de vida en el ámbito rural (p.57).
El trabajo de Don Alfonso rebasa las visiones
sectoriales para ver el desarrollo agropecuario
como una conjunción de factores
agroindustriales, de servicios, de financiamiento,
de potencialidades regionales, de esfuerzos
compartidos del sector público privado
y social, pero sobre todo pone en el centro
el capital humano, el enriquecimiento de la
capacidades, conocimiento y una nueva visión
sobre el desarrollo, mismo que exige de
empresarios comprometidos con el desarrollo
económico más equitativo.
Tal vez muchos de sus planteamientos
se hayan leído o escuchado en académicos
y estudiosos del medio rural que han cuestionado
el relativismo e ineficiencia de la
estrategia seguida hasta ahora, mismos que
han dado cuenta con creces de la crisis social
y productiva que padece el espacio rural,
pero el hecho de que una persona con la
experiencia, la trayectoria, la solvencia que
expresa Alfonso Cebreros al estar vinculado
a las más altas esferas de los organismos del
sector privado, la amplitud y sistematización
como ordenó su trabajo le da a los planteamientos
especial relevancia y refresca el debate
sobre la redefinición de una visión mas
integral, eficiente y moderna hacia el campo
mexicano.
64 / Politeia Nº 24
Caza de Citas
Samuel Schmidt es uno de los pocos académicos de
provincia cuyos análisis políticos tienen impacto
nacional. Ha transitado por distintos medios: La
Jornada, Unomasuno, Milenio, El Universal, Radio
, Televisa Ciudad Juárez y Radio Net . Es investigador
de El Colegio de Chihuahua y de la Universidad
Autónoma de Ciudad Juárez, dirige el semanario El Reto y
es autor de una veintena de libros en los que explora la relación
entre la sociedad y el Estado; entre éstos se encuentran:
Humor en serio. Análisis del chiste político
(1996), Los grandes
problemas nacionales (2003) y Las grandes soluciones
nacionales. (2005).
“Michael Coppedge. La gobernabilidad es una situación
de grado, que existe sólo “en la medida en que la relación
entre los actores (políticos) estratégicos logra arreglos que son
estables y mutuamente aceptables.”
“Urge una reflexión profunda y una reformulación sobre la
estructura de representación política social y de gobierno que
incluye, tal vez como prioridad, repensar a la élite de gobernación,
para que funcione como catalizadora de los cambios
requeridos.”
“El mundo tiene un serio problema de gobernación que
los políticos soslayan por estar involucrados en una conspiración
por el poder que facilita el abuso. Las expectativas de
los políticos se reducen a su permanencia en el poder, convirtiéndose
en un obstáculo para generar los cambios requeridos
para la reforma social.”
“La falta de control sobre las variables financieras y monetarias
ha puesto en tela de juicio a la soberanía tal y como
la conocíamos y ha limitado las posibilidades de intervención
en el plano interno para corregir los efectos negativos que las
transformaciones globalizadoras producen.”
“Los valores, las herramientas y las habilidades para encarar
el conflicto del pasado son inadecuadas para enfrentar
el conflicto presente y esto con frecuencia se maneja como
ingobernabilidad.”
“Una inadecuada capacidad de gobernar, que incluye paradigmas
obsoletos, un pobre entendimiento de los retos so-
Schmidt, Samuel. La capacidad
de gobernar en México,
México. Aguilar. 1997.
172 pags.
¿Como gobernar en
este Mexico?
Omar Garfias
2008 / 65
cietarios, prioridades sociales y económicas
distorsionadas y habilidades limitadas si no
es que caducas.”
“A menos que los sistemas políticos alcancen
niveles de participación que no dejen la
menor duda sobre su legitimidad y consenso,
la eficacia gubernamental requerida por la
apertura de mercados será contraria a la democracia.”
“Los pasos para “modernizar” una economía
abriéndola a la competencia deben
hacerse en una combinación sinérgica con
otras de las dimensiones principales de la arquitectura
societaria radical, lo que requiere
de capacidades de gobierno excepcionales.”
“Se requiere un rápido incremento de la
participación política, combinado con la reconstitución
de la sociedad civil en el medio
urbano y rural.”
“Subsidiariedad”. Este principio establece
que cada función debe ser desarrollada en
el nivel más bajo del gobierno o en las estructuras
no gubernamentales, aunque sea sujeto
a monitoreo por los cuerpos gubernamentales
de mayor nivel y con una autoridad de supeditación
selectiva preservada por el gobierno
central.”
“La problemática de la calidad cognoscitiva
y moral de los políticos es universal, y la situación
empeora cada día debido a los medios
masivos de comunicación, particularmente
por la influencia de la televisión en la política.
Sin embargo, el movimiento hacia lo que he
denominado “democracia de calidad” tomará
tiempo. Si un país como México de verdad
quiere realizar un esfuerzo para convertirse
en una sociedad próspera, se tienen que dar
ciertas condiciones sine qua non para mejorar
a los políticos, pues de otra manera la probabilidad
de que una arquitectura societaria sea
exitosa es verdaderamente muy baja.”
“Es urgente, para una transición política
pacífica, delinear acuerdos y otro pacto social
que amarre las voluntades y responsabilidades
de todos en torno a un proyecto nacional
de consenso.”
“Detener desagregación o pulverización de
los intereses, promoviendo su reagrupamiento
alrededor de grandes objetivos comunes.”
“La persistencia y éxito del régimen por
casi medio siglo se debieron al enlace vigoroso,
y conveniente en algún grado para todos,
así fuese en cuanto a esperanzas de solución
a sus problemas. Pero ayudó mucho el mayor
66 / Politeia Nº 24
Caza de Citas
auge mundial del capitalismo
que existió entre
1945 y 1970.”
“El discurso nacionalista
en ese lapso no fue
una invención ideológica,
ni el proteccionismo
una opción entre tantas,
sino la respuesta a condiciones
mundiales.”
“No había otra posibilidad
de industrialización
en medio de la
intensa protección mundial
y la gran astringencia
financiera.”
“El pacto del nacionalismo
revolucionario
fue roto y despojado de
contenido por las políticas
neoliberales desde
mediados de los ochenta,
al cancelar el gobierno
compromisos y formas de
solución de agravios que regularon la vida nacional
por décadas, sin crear nada que lo sustituyese,
ni darle vida plena al sistema legal.”
“El partido de Estado mexicano posterior
a 1940 puede entenderse como una gran coalición,
producto de la política de masas de la
revolución mexicana en general y del cardenismo
de particular, donde estaban representadas
casi todas las fuerzas sociales organizadas
importantes: campesinos, pequeños propietarios
y pequeños empresarios, obreros
y trabajadores sindicalizados en general, la
burocracia estatal, organizaciones de profesionales
y, por un tiempo, el ejército mismo.
Fuera del partido, pero igualmente sujeto a
disciplina presidencial, estaba el gran capital
industrial, comercial y financiero –también
organizado corporativamente- cuya fortuna
dependía menos del mercado y más de una
buena relación con la élite política.”
“La creciente pluralidad social chocó con el
autoritarismo presidencial, con la corrupción
de un sistema basado en un partido de Estado
y con la ausencia de mecanismos institucionales
efectivos para llamar
a cuentas a los
cerrados grupos que
controlan los aparatos
administrativos
y de gobierno. Ese
problema inicial se
complicó más tarde
con la creciente ineficacia
de un modelo
económico estatista,
protegido de la
competencia e ineficiente,
y cuya crisis
final tuvo lugar en
los años ochenta.”
“Los líderes políticos
pensaron que
los conflictos eran
maniobras para
arrancar concesiones
y favores políticos,
y no desacuerdos
básicos y cuestionamientos
ideológicos fundamentales cuya
solución interna era inevitable con los viejos
métodos y las soluciones convencionales.”
“La transición de un autoritarismo caduco
e inviable a un régimen nuevo, plural
y democrático, puede muy bien ser el inicio
de una recuperación de la gobernabilidad, al
darle a la sociedad mejores instrumentos para
formular y procesar sus demandas.”
“Hay que diferenciar claramente entre
una reforma impuesta verticalmente desde
el Estado y otra apoyada por la sociedad movilizada
alrededor de un proyecto nacional.
De la solución de esta disyuntiva depende en
gran medida el éxito de una reforma radical y
una ingeniería societal profunda y exitosa.”
“El funcionamiento de un modelo económico
cualquiera dependerá del entorno
en que se aplique. Y ese entorno incluye la
cultura y la política, de manera preponderante.
En consecuencia, cualquier propuesta
económica debe partir de un análisis claro y
detallado del entorno cultural y del sistema
político.”
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