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Una mirada a los nuevos enfoques de la gestión pública

Categoría: Administración
Autor : DIALNET

TEMAS DE ADMINISTRACIÓN Y GESTIÓN PÚBLICA

Administración & Desarrollo

Resumen

Una mirada a los nuevos enfoques de la gestión pública El establecimiento de un nuevo paradigma de la gestión pública,

nombrado como nueva gestión pública, NGP, implica, desde la perspectiva de los autores estudiados, superar el burocratismo,

al cual se le asigna la responsabilidad de los problemas y la crisis de la administración pública. El artículo plantea como esta

nueva racionalidad administrativa se ha construido desde un enfoque privado lucrativo, que emerge de la economía, y más

particularmente del pensamiento económico neoclásico, donde se exalta lo privado, el individualismo y la rentabilidad, siendo la

consecuencia de los desarrollos históricos de diversas disciplinas que han participado en el estudio de las organizaciones.

Palabras clave: Nueva gestión pública (NGP), burocratismo, enfoque privado lucrativo, pensamiento económico neoclásico.

Abstract

A look at new approaches to public management

The authors who have been studied here state that establishing

a new paradigm of public management, called new public

management (NPM), implies overcoming bureaucracy; the

responsibility for public administration’s problems and crisis

is thus assigned to this. The article sets out how such new

administrative rationality has been constructed from lucrative

private investment emerging from economics and, more

particularly, from neoclassical economic thinking which exalts

what is private, individualism and profitability, resulting from

the historic developments of several disciplines which have

participated in the study of organisations.

Key words: New public management (NPM), bureaucracy,

lucrative private investment, neoclassical economic thinking.

resumo

Uma olhada no novo direcionamento da Gestão Pública

O estabelecimento de um novo modelo para a Gestão Pública,

designado como Nova Gestão Pública NGP, significa desde

o ponto de vista dos autores em estudo, superar a burocracia

responsável dos problemas e da crise da Administração Pública.

O artigo fala sobre como este novo raciocínio administrativo

se constrói sobre uma base privativa de lucro, cuja origem

está na economia e especialmente no pensamento econômico

neoclássico, onde privilegia-se o privado, o individualismo e a

rentabilidade decorrência dos desenvolvimentos históricos de

diversas matérias que participaram no estudo das organizações.

Palavras chave: Nova Gestão Pública (NGP), Burocracia,

Direcionamento Privado Lucrativo, Pensamento Econômico

Neoclássico.

Una mirada a los nuevos enfoques de la gestión pública Sergio Chica Vélez*

Introducción

Este artículo pretende desarrollar en torno a la nueva gestión

pública (NGP) un ejercicio descriptivo en cuanto a sus enfoques

y abordajes de estudio, así como una reflexión analítica donde

se contraponen desde la mirada de la NGP un diagnóstico de la

lógica burocrática ante el nuevo paradigma organizacional.

Entre los enfoques de la NGP abordados, se busca dar cuenta de la

reinvención del gobierno (Osborne y Gaebler, 1992), el paradigma

posburocrático (Barzelay, 1998), la creación de valor público

(Moore, 1995), la gestión por procesos (Aguilar, 2006) y la Gestión

para resultados, GpR (BID-CLAD, 2007). Finalmente se describe

y analiza la propuesta de estudio de la NGP diseñada por Michael

Barzelay complementada con los análisis de argumentación

administrativa aplicados a la nueva gestión pública.

La última parte del trabajo presenta unas conclusiones y una

bibliografía exploratoria del tema, que puede servir de insumo

académico para los interesados en la temática.

Abordaje temático

El concepto de lo público ha venido presentando, en las discusiones

contemporáneas, una aguda redefinición que rompe con aquella

concepción, en la que se equipara lo estatal con lo público y a lo

no estatal con lo privado (Chica, 2006). En estas nuevas miradas,

lo público desborda a lo estatal y se enmarca en la existencia de

nuevas dinámicas, como son:

Recibido: enero de 2011 / Aprobado: marzo de 2011

Correo impreso : Calle 44 No. 53-37 CAN, Bogotá, D.C.,

Escuela Superior de Administración Pública, ESAP, Sala de

Profesores

Chica Vélez, Sergio. 2011. Una mirada a los nuevos enfoques

de la gestión pública. Administración & Desarrollo 39

(53): 57-74.

* Administrador público y magíster en Administración Pública de la Escuela Superior de

Administración Pública (ESAP). Profesor e investigador universitario. REDES: Grupo

de investigación en organizaciones, gestión y políticas públicas. Proyecto: “Las transformaciones

sectoriales de la cultura organizacional estatal colombiana frente a los nuevos

enfoques de la gestión pública (2002-2010)”.

correo -e:

El presente artículo se desarrolló en el marco del proyecto de investigación: “Las transformaciones

sectoriales de la cultura organizacional estatal colombiana frente a los nuevos

enfoques de la gestión pública (2002-2010)”. Facultad de Investigaciones. ESAP.

Con la colaboración y aportes de los auxiliares de investigación, Jhon Wilfer Virgüez Sierra

y Vanessa Yiseth Lozano Guerrero.

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La existencia de sistemas de administración pública

supranacionales que no tienen como referente al

Estado-Nación. Este es el caso de los sistemas de

prestación de servicios de la Unión Europea, el cual

es un modelo pos burocrático donde es el tercer

sector, ONG y agentes privados quienes prestan los

principales servicios públicos bajo la regulación no

de los Estados sino de la propia Unión Europea en

conjunto (Guerrero, 2004).

Otro aspecto es la conformación de una sociedad civil

global sin estado mundial ni gobierno mundial

(Beck). Al ser hoy la democracia un concepto supranacional,

la sociedad civil, entendida como “la sociedad

organizada y ponderada de acuerdo con el poder

que tienen los diversos grupos e individuos” (Bresser,

1998: 29), es un factor que traspasa las fronteras nacionales

y se configura desde nuevas agendas sociales,

culturales, políticas y económicas cada vez más

globales. Estas nuevas agendas de política pública1,

1 El debate respecto al concepto de políticas públicas está fuertemente

ligado a la postura tradicional de lo público que equipara lo público

con lo estatal (Roth, 2006), donde es el Estado el centro de lo público.

Desde esta mirada “las políticas públicas corresponden a acciones decididas,

llevadas a cabo y autorizadas por el Estado, representado por

el Gobierno, de cara a proteger o promover un bien considerado como

de interés público” (Roth, 2006: 60).

Desde el concepto de Bussmann de política pública que la define como

“un conjunto de decisiones de diferentes niveles jurídicos y de acciones,

coherentes y enfocados hacia objetivos que actores, competentes

–privados, asociativos o estatales– toman o aplican con la finalidad de

resolver un problema social”, Roth propone como la política pública

designa “la existencia de un conjunto conformado por uno o varios

objetivos colectivos considerados necesarios o deseables, de medios y

acciones que son tratados, por lo menos parcialmente, por una institución

u organización gubernamental con la finalidad de orientar el

comportamiento de actores individuales o colectivos para modificar

una situación percibida como insatisfactoria o problemática” (Roth,

2006: 66). El centro de la política pública, será la acción gubernamental,

la cual es una construcción sociopolítica, donde confluyen diversos

actores (estatales y no estatales) en diferentes campos institucionales.

La política pública, como acción gubernamental orientada a fines,

plantea un ciclo para su desarrollo, constituido por cinco tipos de procesos

o fases concatenadas que establecen una relación entre actores y

actividades teleológicas. A) La primera fase o el proceso de institucionalización

de un problema, organiza la inclusión de actores estratégicos

tipo partidos políticos, movimientos sociales, gremios, medios,

Administración Pública, ONG que definen y son definidos por actividades

que a su vez caracterizan y promueven valores, acontecimientos,

intereses, demandas y agendas públicas. B) La segunda fase o el

proceso de formulación de soluciones o acciones, plantea la inclusión

o no de actores tipo parlamentarios, gremios, Administración Pública,

organizaciones públicas y sociales y (ONG) entre otras que participan

o no en la elaboración y valoración de respuestas y en la selección de

criterios. C) La tercera fase o el proceso de toma de decisiones, también

plantea la inclusión o no de actores gubernamentales tipo parlamentarios,

Presidente, ministros, gobernadores y alcaldes que tienen

como tarea encontrar coaliciones mayoritarias, generar consensos y

construidas desde la sociedad civil, configuran asuntos

de interés público que no tienen necesariamente

como referente a los Estados. Son hoy los Estados

nacionales los que tienden a supeditar sus agendas

de política pública a las agendas de la Sociedad Civil

(Bresser, 1998: 29-30).

También encontramos la emergencia de nuevos

espacios de construcción de opinión pública

que rompen con las formas tradicionales de

representación política y debate público. Hoy los

partidos políticos y los parlamentos atraviesan

por una crisis de legitimidad, “sobre todo en sus

funciones de agregación de demandas e intereses”

(Bresser, 1998: 32), pues ha crecido el descontento

global hacia la democracia representativa. Los nuevos

escenarios privilegiados de la política y del reclamo

público, son hoy los medios masivos de comunicación

(Habermas, 1994) y las redes sociales –Facebook,

Twitter, Youtube, entre otras–.

Otro aspecto por tener en cuenta, es que en la

actualidad, bienes o servicios que no aceptan la

exclusión o individualización porque generan

beneficios colectivos, tradicionalmente reservados

al Estado, actualmente son producidos y prestados

por cadenas de empresas o actores mixtos como

empresas-Estado-ciudadanos2.

Para afrontar estas nuevas transformaciones, existen

corrientes que afirman que el Estado más que

reformarse tiende a reinventarse como lo señala el

profesor Osborne (1992), permitiendo así superar la

Administración Pública de corte burocrático y dar paso

a una nueva Administración Pública gerencial como

también lo señalaba el profesor Bresser Pereira (1998) a

fines del siglo XX ante el CLAD (CLAD, 1998).

establecer la legitimación del mismo. D) La cuarta fase o el proceso de

implementación establece la inclusión o no de actores tipo Administración

Pública, empresa privada y (ONG), entre otras, que ejecutan,

gestionan y establecen los efectos concretos de la política pública. E)

y la quinta fase o el proceso de evaluación define la participación o no

de actores sociales como los medios, expertos, Administración Pública,

responsables políticos, organizaciones políticas y sociales, gremios,

afectados, (ONG), entre otros, que plantean reacciones, juicios sobre

sus efectos, mediaciones, valoraciones y propuestas de reajuste para

una nueva implementación de la política pública. (Roth, 2006).

2 Hoy las nuevas tendencias en la prestación de servicios públicos, busca

a ser el paso de los esquemas de privatización a los esquemas de

socialización o transferencia de activos al tercer sector. Lo cual puede

generar mayores niveles de participación directa de la ciudadanía en

los asuntos públicos, así como mayores niveles de eficiencia y optimización

de los recursos, fruto en gran medida de la puesta en práctica

de mecanismos de control y rendición de cuentas constantes (Bresser,

1998: 63-74).

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Este nuevo paradigma administrativo centra su acción

en la satisfacción del ciudadano, lo cual implica

un tipo de racionalidad político-administrativa,

orientada al éxito (Feffer, 2000), que le da una gran

relevancia a los principios de competitividad y de eficiencia

(Ménard, 1997).

El establecimiento de este nuevo tipo de racionalidad

administrativa, implica, desde la perspectiva de autores

como Bresser y Osborne, superar el burocratismo,

al cual se le asigna la responsabilidad de los problemas

de ineficiencia de la gestión pública y la crisis de la Administración

Pública. Esta postura se resume así:

Cuadro 1. Burocratismo vs Nuevo Modelo Gerencial

BUROCRATISMO NUEVO MODELO GERENCIAL

El ciudadano puede ser marginal y hasta irrelevante. El ciudadano cliente es el eje de la acción pública.

El Estado es un fin en sí mismo. El Estado es un medio para alcanzar fines sociales y colectivos.

La gestión pública no tiene una preocupación prioritaria por lo social. Su prioridad es la inversión social.

El gasto público no tiene límite alguno, ni mayor vocación productiva. El gasto público es limitado y tiene la obligación de ser selectivo

y altamente productivo.

El mal uso y derroche de los recursos es la norma. El aparato administrativo tiene vocación de austeridad en todos

sus actos.

Fuente: Elaboración propia basada en estudios del profesor Ómar Guerrero en Administración Pública Cataléctica (Guerrero, 2002).

La nueva racionalidad administrativa:

La nueva gestión pública

La administración pública en las sociedades

contemporáneas se enfrenta hoy a ser transformada

por una nueva racionalidad que fue definida, desde

finales del siglo XX, por diversos autores como una

nueva gestión pública (NGP)3. Esta NGP pretende

tomar distancia de la racionalidad burocrática,

racionalidad que definió históricamente a la

Administración Pública (Guerrero, 1999).

Esta nueva racionalidad administrativa se constituye

desde un enfoque privado, concordante con los planteamientos

de autores como Peter Drucker (1986),

3 Si consideramos que el término, Nueva Gestión Pública, fue empleado

sistemáticamente en sus disertaciones por primera vez por Christopher

Hood, en el año de 1989, en su crítica a las reformas de la administración

británica de la época (Hood, 1991) y por Peter Aucoin en

1990 (Aguilar, 2009), es interesante ver cómo una discusión de más

de treinta años, si tenemos en cuenta que según Larbi (1999) ya en la

década de los setenta, varios de sus aspectos ya se venían discutiendo y

sigan presentándose como “novedosos”.

reconocido tratadista de la administración de empresas.

Como forma de ver y actuar ante los asuntos

públicos, emerge de la economía, y más particularmente

del pensamiento económico neoclásico, donde

se exalta lo privado, el individualismo y la rentabilidad

(Guerrero, 1999) y es la consecuencia de los desarrollos

históricos de diversas disciplinas que han

participado en el estudio de las organizaciones.

Esta racionalidad administrativa, fundamenta sus

principios bajo la noción de éxito en los términos

de la institución-mercado, al cual es un mediador

entre el Estado y la sociedad. Mediación que se

propone como base del modelo sustituto del modelo

“burocrático”, donde se debe (Guerrero, 2002):

b. Establecer mercados intragubernamentales y

orientar al gobierno hacia el concepto de ciudadano-

cliente;

c. Desarrollar la competencia en la provisión de

bienes y servicios públicos;

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d. Introducir el “espíritu empresarial” en la cultura

de la Administración Pública.

Esta “nueva” racionalidad administrativa se presenta

como novedosa4. Sin embargo, sus orígenes son tan

antiguos o más que la misma racionalidad de la

economía clásica. Aspectos como la competencia,

la idea de empresa, producción, ganancia, han sido

retomados y rebautizados bajo los conceptos de

enfoque empresarial y gerencial, gerencia por objetivos

y resultados, libre concurrencia, agenciamiento,

rentabilidad, eficiencia y eficacia, entre otros. O en

palabras de Ómar Guerrero: “El móvil que anima a

la Nueva Gestión Pública: reducir costos” (Guerrero,

2002).

Como racionalidad, uno de sus objetivos

principales es la transformación de las relaciones

ínterpersonales e ínterorganizacionales, lo cual se

condensa en la cultura de las organizaciones. El

cambio de los papeles, imágenes5 e imaginarios,

símbolos, creencias, actitudes y aptitudes, afectos

y sentimientos organizacionales, se fundamenta en

la implementación de un modelo empresarial en

el manejo del sector público. Lo cual se resume en

la búsqueda de una cultura organizacional creada

conforme a las imágenes de la lógica empresarial y de

los negocios privados dentro del aparato del Estado.

La Nueva Gestión Pública (NGP), como racionalidad,

tiene consecuencias ético- morales, al reconfigurar

los valores que orientan la consecución de los fines

de las organizaciones públicas y afectan la manera

en que se diseña la capacidad organizacional estatal y

no estatal, frente a un nuevo concepto de lo público.

Las cuales se materializan en la forma en que las

4 Leobardo Ruiz Alanis, especialista mexicano en reforma administrativa,

en el artículo, “La Nueva Gerencia Pública: Flamante mito de un

viejo paradigma”, responde el interrogante arrojando en un anterior

pie de página, al abordar desde una reflexión planteada por Hood y

Jackson (1997), las semejanzas entre el Cameralismo del siglo XVIII

y la Nueva Gestión Pública de la segunda mitad del siglo XX con el

ánimo de afirmar que esta última no es nada novedosa (Ruiz, 2006).

5 El trabajo de Gareth Morgan (1986) en su obra “imágenes de la organización”,

permite hacer un acercamiento a las metáforas, representaciones

e imágenes presentes en los análisis de la organización, al ver a la

organización como máquina, organismo, cerebro, pero también como

cultura, como sistema de poder y cárcel psíquica, como instrumento

de dominación, así como forma de autopoiesis, holomovimiento y

causalidad recíproca.

organizaciones públicas se relacionan con la justicia,

la equidad y su entorno organizacional (Arellano y

Cabrero, 2005).

La NGP, parece apoyar un argumento de tipo individualista,

que pregona por una autodeterminación, solo

posible, en la medida que se faculta al ser humano para

que sea dueño de sus propios objetivos, sin interferencia

de ninguna acción o institución coercitiva6.

La NGP desarrolla propuestas valorativas que

determina la configuración de las organizaciones

hacia argumentos como: Estar en contra de la

burocracia; defender el mercado como mecanismo

óptimo para distribuir los beneficios; que el mérito

y el ser dueños de sí mismos son los mejores jueces

sociales –debido a su condición técnica y neutral–;

el hecho de que las reglas y procedimientos formales

limitan el ser dueños de sí mismos; y que el ciudadano

es el que mejor conoce lo que desea. Estos argumentos

impactan las organizaciones en cuanto a su diseño

al configurar un nuevo marco axiológico, donde

se necesita de organizaciones públicas eficientes,

neutras y gerenciales. Pero en donde el problema del

diseño de instituciones y soportes organizacionales

justos y conscientes con los principios de diferencia y

autonomía, pasa a ser un debate periférico (Arellano

y Cabrero, 2005).

Bajo este análisis, se elabora un nuevo cuadro resumen

(Cuadro 2.), basado en los argumentos de Ómar

Guerrero (2002), para ser contrastado con el cuadro

expuesto anteriormente, que recoge los argumentos

justificantes que presentan diversos autores de la

NGP. Los cuales resaltan la importancia de pasar de la

racionalidad “burocrática” a la racionalidad de la NGP:

6 “… La NGP parece proponer que, una vez que el mercado y la meritocracia

rigen todas las acciones gubernamentales, la racionalidad y la

justicia aparecen por sí solas, pues será racional actuar moralmente”.

(Arellano y Cabrero, 2005: 604)

“… La NGP propone un Gobierno fuerte y formal siempre y cuando

actúe racionalmente. La racionalidad viene tanto de las reglas de mercado

(el Gobierno y la meritocracia orientados por los cuasimercados y

los resultados) como del empoderamiento de los ciudadanos. Sin embargo,

el empoderamiento depende de las reglas de mercado. Primero

viene el argumento racional y después, una vez colocado el contexto

racional, viene el empoderamiento de los ciudadanos. ¿Es correcto intervenir

en la toma de decisiones de los individuos? Los libertarios dicen

que no, que cualquier intervención sobre la toma de decisiones de

los individuos es una imposición innecesaria, cercana a un uso autoritario

del poder.” (Arellano y Cabrero, 2005: 604).

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Cuadro 2. Administración pública vs nueva gestión pública

ADMINISTRACIÓN PÚBLICA NUEVA GESTIÓN PÚBLICA

Como racionalidad transdisciplinar de las ciencias sociales. Como racionalidad transdisciplinar de las ciencias económicas.

Su principio causal es la política. Su principio causal es la Economía.

Su centro de acción es el desarrollo de lo Público. Su centro de acción es el desarrollo del Mercado.

Se Focaliza en el Estado. Basa su acción en las relaciones de Se Focaliza en el Mercado. Basa su acción en las relaciones de

dominación - sujeción y la prevalecía de lo público sobre lo privado. intercambio.

Su marco legal y normativo se basa en el derecho administrativo. Su marco legal y normativo se basa en el derecho mercantil.

Su orientación hacia el ser Humano tiende a lo público. Su orientación hacia el ser Humano tiende a lo privado.

Su fundamento axiológico es la ética como bienestar público. Su fundamento axiológico es la eficiencia del individuo.

Fuente: Elaboración propia.

Enfoques de la nueva gestión pública

La nueva gestión pública (NGP) no presenta una

sola línea discursiva, posee diversos enfoques que

continuamente se transforman e interrelacionan y

son acotados con diversos nombres y en múltiples

contextos.

Orígenes

Michael Barzelay (2003), en un estudio sobre

la NGP, plantea que el término nueva gestión

pública expresa la idea de un caudal acumulado

de decisiones sobre políticas públicas que se han

seguido en las últimas décadas y que ha redundado

en un giro sustancial en el ejercicio del gobierno y la

gestión del “sector estatal” en casos concretos como

son el Reino Unido, Nueva Zelanda, Australia,

Escandinavia y América del Norte (Barzelay, 2003:

16). Barzelay plantea a la NGP, como una tendencia

ejemplificada en los anteriores países.

La idea de que la NGP, es una tendencia internacional,

fue impulsada por dos artículos primigenios de

Peter Aucoin7 y Christopher Hood8, acuñando

en los círculos académicos también el término de

Nueva Gestión Pública (NGP). Para Aucoin, en

los orígenes de la discusión, la NGP, englobaba la

idea de la necesidad de un cambio en las políticas

de la Administración orientada hacia la reducción

de costos mediante la medición cuantitativa del

desempeño y la eficiencia en la prestación y entrega

de los servicios públicos (Aucoin, 1996).

A su vez, Osborne y Gaebler (1992), en su libro

La reinvención del gobierno, realizan una crítica

a la forma de administración burocrática, la cual

es el punto de partida de su estudio. Para estos

autores construir una nueva gestión pública, NGP,

es reinventar el Gobierno y esto implica superar el

paradigma burocrático weberiano.

7 Aucoin, Peter. Reforma administrativa en la gestión pública: Paradigmas,

principios, paradojas y péndulos. En: Quim Brugueé y Joan

Subirats (comps.), Lecturas de gestión pública, Madrid, Instituto Nacional

de Administración Pública, (1996: 293-515).

8 Hood, Christopher. “A public managenment for all Seasons? En: PublicAdministration,

69 (1), (1991: 3 – 19).

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Osborne y Gaebler, afirman que los cimientos de la

administración burocrática se tornaron en aspectos

negativos para la gestión. Aspectos que por décadas

fueron considerados positivos para finales del siglo

XX, estaban ya en entre dicho, como es por ejemplo,

la administración de los recursos financieros desde

la forma burocrática, la cual tenía como finalidad

dificultar el desvío de dinero, pero Osborne y

Gaebler, exponen cómo esta función terminó a la

larga dificultando la administración de los recursos.

Otros aspectos que analizan, Osborne y Gaebler, de

la forma de administración burocrática es la adopción

de exámenes de selección y la estabilidad funcional,

pues según los autores, estos elementos terminaron

introduciendo la mediocridad en la fuerza de trabajo;

pues al imposibilitar la cesantía de funcionarios,

se terminó proporcionando estabilidad a los más

mediocres. “Al controlar virtualmente todo, pasó a

ignorar los resultados. El resultado fue el Gobierno

con un ethos especial: Gobierno lento, ineficiente e

impersonal” (Osborne y Gaebler, 1992: 14).

En otra dirección, Christopher Hood (Hood, 1996),

plantea que más que superar la visión weberiana,

la NGP plantea un nuevo hábitat al weberianismo.

“La NGP se puede concebir como el modelo que

marca una nueva frontera en el desarrollo de la

burocracia weberiana.”. Este nuevo hábitat está

hoy copado por la “informatización” (basada en

redes y computadores como parte del núcleo de

la tecnología de la Administración Pública) “ha

creado nuevas posibilidades para realizar la visión

weberiana del cálculo, la medida y el seguimiento

de la norma, el núcleo de la actividad burocrática”.

Los desarrollos tecnológicos de hoy permiten que el

alcance limitado, para la época en que weber expuso

estos planteamientos, hoy puedan ser plenamente

realizables. En el espíritu de la burocracia weberiana

late la idea de los indicadores de gestión y de los

centros de coste, por medio del control y la evaluación

de los mandatos y las disposiciones administrativas,

“los cuales hubiesen sido mucho más costosos y

laboriosos de poner en práctica en la época anterior

al desarrollo de la tecnología de la información”.

En este sentido, se puede afirmar que la tecnóloga

de la información nos acerca a la visión weberiana

“del tratamiento impersonal (e inflexible), basado

en las reglas, en los casos y con sistemas de control

minuciosos…” (Hood, 1996: 485-486).

Pero en la línea de Osborne y Gaebler, ellos no son

los únicos en plantear cómo las prácticas burocráticas

tienden a tornar rígidas a las organizaciones. Esto

también es tratado por el profesor Michael Barzelay,

puesto que para él la compartimentalización

de servicios, el mal uso de las competencias, la

especificación de las funciones, la verticalidad

de la autoridad y la estructura, la desconfianza

respecto a las iniciativas de los agentes, la falta de

conocimiento sobre las necesidades de la ciudadanía

y la prevalecía del control, la regla y el procedimiento;

han desligado de la racionalidad de la eficiencia, la

preocupación por la calidad y la generación de valor,

el cual es socialmente valorado y medido en cuanto

a resultados, más que en términos de procedimientos

por los ciudadanos (Barzelay,1998:177).

Barzelay mediante su estudio del caso en el Estado de

Minnesota (EE. UU.), expone cómo la concentración

en los aspectos formales de la organización, genera

dinámicas organizacionales que prestan poca

atención a factores informales (a la naturaleza de las

relaciones humanas) que son fundamentales para la

mejora continua de procesos orientados a resultados.

Para Barzelay, la preocupación permanente por

la racionalización y la eficiencia de los medios, no

necesariamente está ligada a la realización de fines

misionales y a resultados orientados a clientes de la

organización. En este sentido la crítica de Barzelay

apunta a que las formas burocráticas se soportan más

en la eficiencia que en la eficacia.

Barzelay a diferencia de Osborne, presenta una

propuesta que intenta tener la envergadura de un

nuevo paradigma, pues solo como bien lo señala

Kuhn “el rechazar un paradigma sin reemplazarlo

con otro, es rechazar la ciencia misma.” (Kuhn,

1986:131). La reinvención del Gobierno (Osborne y

Gaebler,1992), si bien es un buen trabajo orientador

de prácticas organizacionales, no tiene la pretensión

de ser un cambio paradigmático, como sí lo es el

paradigma posburocrático de Barzelay.

Enfoque de la reinvención del Gobierno

El término “reinvención del gobierno”, difundido

por Osborne y Gaebler (1992), es la concreción de

diversas críticas al paradigma weberiano al interior y

por fuera de la administración federal en los Estados

Unidos de América. Esta propuesta buscó ser

implementada como el plan de reforma del Gobierno

Norteamericano por la comisión que presidió el

Vicepresidente Al Gore en la administración Clintontemas

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Gore9. Los postulados básicos de la “reinvención

del gobierno”, pueden ser resumidos de la siguiente

forma:

• Los ciudadanos entendidos como clientes10

deben ser puestos en primer lugar. Estos se deben

identificar respecto a los productos y servicios que

presta la organización.

• Se deben eliminar los procedimientos burocráticos.

Reducción de trámites en los pasos y operaciones

organizacionales.

• Se debe procurar dar un mayor poder a los

empleados, esto con el fin de obtener resultados y

para lo cual, se debe también volver a lo esencial.

Con el fin de operacionalizar estos principios, se puede

concluir desde Osborne y Gaebler que es necesario

desarrollar un cambio y diseño organizacional

basado en:

–– Crear un claro sentido de misión.

–– Mayor dirección y eliminar las formas de trabajo

sin propósitos claros.

–– Delegar autoridad y responsabilidad.

–– Ayudar a las comunidades a resolver sus

problemas.

9 “Sin embargo, el Plan de la Comisión Gore, contiene una reiteración

implícita del paradigma weberiano cuando refuerza la misión de la

Oficina de Administración de Personal (Office of Personnel Management)

como guardián del sistema de mérito. Este órgano creó una

oficina de supervisión y efectividad del sistema de mérito, para observar

los patrones de mérito en todo el Gobierno y asegurar que los

programas de administración de recursos humanos son coherentes con

los principios de dicho sistema”. Contenido en: Seminario sobre la Situación

Laboral del Personal de la Administración Pública en los Países

de América Latina (1997 abril 24-25: Santo Domingo). –CLAD;

PNUD–; República Dominicana. Comisión Presidencial para la Reforma

y Modernización del Estado.

10 Respecto al concepto de cliente, se considera relevante traer a cuentas

el estudio introductorio del profesor Héctor Martínez Reyes a la edición

en español, de “Atravesando la burocracia” de M. Barzelay (1998),

en donde expone que en la relación ciudadano-cliente. “El concepto

de ciudadano ha tomado connotaciones diferentes según su capacidad

para influir en la definición y distribución de bienes públicos, de los

bienes de consumo social. En un momento puede ser usuario, en otro

beneficiario y en otro más cliente. El usuario recibe los beneficios de

manera directa, pero no tiene suficiente capacidad para influir en la

oferta o la demanda de estos bienes. El beneficiario recibe los beneficios

y los impactos indirectos de la distribución. El cliente recibe los

beneficios directos pero además tiene la capacidad y los elementos para

influir y determinar la oferta y la demanda de dichos bienes”. (Barzelay,

1998: 6).

–– Reemplazar las regulaciones por formas de

incentivos.

–– Elaborar presupuestos basados en resultados.

–– Inyectar competitividad en todo lo que se realice.

–– Buscar la mejor opción en términos del mercado.

–– Medir el éxito mediante la satisfacción del

ciudadano entendido como un cliente.

La idea general que subyace en el trabajo de Osborne

y Gaebler (1992), es que la eficacia del sector público

puede ser aumentada mediante la aplicación de

técnicas y valores del sector privado empresarial.

Especialmente en la reducción de la inflexibilidad

de las formalidades (reglas y procedimientos) para

permitir una mayor iniciativa gerencial así como el

aumento de la influencia de los ciudadanos, vistos en

términos de clientes.

Pero también es importante aclarar, que para

Osborne y Gaebler (1992), existen diferencias entre la

Administración gubernamental y la Administración

empresarial, pues una Administración gubernamental

tiende a tener movimientos más lentos comparados

a los de una empresa, donde sus administradores

pueden tomar decisiones rápidamente y a puertas

cerradas, pues la misión fundamental de una

Administración gubernamental (democrática) es

“hacer el bien… y no hacer dinero”, como sí ocurre

en la lógica empresarial (Osborne y Gaebler, 1992:

22). Esto conlleva una mayor complejidad en la

gestión pública respecto a la gerencia privada.

Enfoque del paradigma posburocrático

Barzelay (1998), como se mencionó en líneas

anteriores, a través del estudio de las actividades y

acciones de programas gubernamentales (Estado de

Minnesota-EE. UU.) construyó un esquema que busca

dar cuenta de nuevos medios para mejorar la acción

colectiva en la gestión pública. Este nuevo esquema,

es presentado como “Paradigma posburocrático”,

el cual expone un conjunto de principios que se

establecen a través del surgimiento de una nueva

cultura organizacional, nuevos enfoques operativos,

nuevas tecnologías administrativas, nuevas místicas

y nuevas actitudes (Barzelay, 1998:17).

El paradigma posburocrático requiere que se transite

del concepto burocrático de interés público a un

concepto de resultados, medidos desde la valoración

que dan a estos los ciudadanos. El paradigma

64 temas de administración y gestión pública

vol. 53, núm. 39, enero/junio 2011

posburocrático busca la calidad y la generación de

valor, para lo cual se debe superar el enfoque de la

eficiencia desligado de la eficacia. Desde este nuevo

paradigma la Administración se entiende en términos

de producción, lo cual implica dar una mayor

participación en la toma de decisiones a los empleados

de los niveles operativos. En este paradigma el control

coercitivo debe dar paso a un apego a las normas

desde su comprensión e interiorización (autocontrol).

También se pretende dar paso a la identificación

misional, de servicios, clientes y resultados, más que

la mera especificación de funciones, autoridades y

estructuras. Respecto a la justificación de costos,

propio del paradigma burocrático se plantea la

necesidad de plantear el concepto de generación de

valor. Barzelay también plantea, como un aspecto

relevante del posburocratismo son la rendición de

cuentas y la importancia del fortalecimiento de las

relaciones de trabajo, como elementos claves para

superar la implantación de responsabilidades propias

del burocratismo. Finalmente, los mecanismos

complementarios de la posburocracia que

pretenden superar la simple operación de sistemas

administrativos, se basan en: la búsqueda de mejora

continua de los procesos; el separar el servicio

del control; el lograr el apoyo para las normas; la

ampliación de las opciones de los clientes; el alentar la

acción colectiva; el ofrecimiento de incentivos, tanto

a los clientes internos como externos; la evaluación y

análisis de los resultados; y el enriquecimiento de la

retroalimentación.

El paradigma posburocrático, se presenta como una

nueva manera de pensar y practicar la Administración

Pública, lo cual implica vencer la resistencia al cambio

(Barzelay, 1998:196), pues estos cambios obedecen a

un proceso de alineación con las transformaciones

históricas, económicas, políticas, sociales, en fin,

institucionales ocurridas en los últimos tiempos.

Enfoque de creación de valor público

Barzelay, es tajante al señalar que “la palabra eficiencia,

debe eliminarse del léxico de la Administración

Pública… En su lugar, al deliberar acerca de la naturaleza

y del valor de las actividades gubernamentales,

los servidores públicos deben recurrir a los conceptos

interrelacionados de producto o servicio, calidad y

valor…” (Barzelay, 1998). La eficiencia como reducción

de costos en el empleo de los medios pese a los

resultados, es el centro de la crítica de Barzelay. Crítica

que plantea un debate acerca de la creación de

valor público, el cual nos remite al trabajo de Mark

Moore (1995), en el cual se pregunta ¿Qué deben

pensar y hacer los gestores públicos para aprovechar

las circunstancias particulares en que se encuentran

para crear valor público?

Con el fin de plantear una serie de respuestas a este

interrogante, Moore entiende la gestión pública

como una acción estratégica, orientada a resultados

que son demandados por la sociedad. En este sentido

el Gerente público es un actor que debe explotar el

potencial del contexto político y organizativo en el

que está inmerso con el fin de crear valor público

(Moore, 1995:18).

Para Moore, al igual que Barzelay, el éxito de la

gestión pública está en la trasformación cultural

y la inserción de nuevos principios que crean valor

público, lo cual es en últimas lo que es valorado por

los clientes de la organización.

Para Moore toda mejora gerencial se expresa en

términos de creación de valor que es reinterpretado

por la ciudadanía. En este sentido, el valor público a

diferencia del concepto del valor en la administración

empresarial es más complejo y mucho más subjetivo.

Al igual que Osborne y Gaebler, Moore plantea que

las organizaciones públicas más que “hacer dinero”,

buscan conseguir objetivos trazados políticamente

de manera eficiente, pero ante todo eficaz (Moore,

1995:63-64).

La satisfacción ciudadana, es una de las mejores

formas de medir la creación de valor público, lo cual

no es sencillo, “pues son muchos los ciudadanos

que escriben para quejarse sobre la prestación de un

servicio, pero son muy pocos los que escriben para

felicitar, porque en la mañana al abrir su ducha,

efectivamente salió un chorro de agua potable”

(Moore, 1995:64). Esto nos sirve para plantear que

la medición de la satisfacción ciudadana, se mide en

cuanto a reducción de quejas y reclamos y en términos

de encuestas ciudadanas. De esto se desprende

que para Moore, el papel de la gestión pública es

la creación de valor público, lo cual redunda en la

satisfacción ciudadana.

Para Moore, los principales retos de los gerentes

públicos son: el cambio en la cultura de sus

organizaciones; la búsqueda de una mayor autonomía

en la fijación de objetivos y en la determinación de

los medios para obtenerlos; la humanización de los

procesos administrativos; entablar diálogos con la

ciudadanía y acciones sociales que propendan por el

temas de administración y gestión pública

issn 0120-3754

65

reconocimiento de la utilidad de la administración,

para resolver problemas socialmente relevantes.

Enfoque de gestión por procesos

Manganelli y Klein, en su libro, ¿Cómo hacer

reingeniería? (Manganelli y Klein, 1995), desde la

reingeniería organizacional, plantean una definición,

que ha hecho carrera en cuanto al concepto de

procesos operacionales, en la cual “las actividades

son las unidades en que se divide el proceso, dicho

metafóricamente, los eslabones de la cadena de

causalidad y el valor que es el proceso. Cada actividad

es una unidad de trabajo, que puede realizar un

trabajo material o uno mental, y que puede ser una

actividad simple o una actividad compleja que agrupa

múltiples acciones más simples, llamadas “tareas” u

“operaciones” (Aguilar, 2006: 380).

Este enfoque hace énfasis en la medición, a través de

indicadores operacionales, de gestión y de resultados,

que se orientan desde los fines organizacionales y se

basan en determinaciones cuantitativas y cualitativas

de impactos sobre ambientes y/o poblaciones

estructuradas, así como en la satisfacción ciudadana.

También hace énfasis en el uso de las Tecnologías

de la Información y las Comunicaciones (TIC), para

agilizar y permitir la realización descentralizada e

incluso deslocalizada de las actividades en el marco

de procesos estandarizados, en la organización

de equipos multifuncionales, dado que su uso, se

atribuye como garante de la disminución de tiempos

y recorte de distancias en la prestación oportuna de

servicios.

Del enfoque de gestión funcional al

enfoque de gestión por procesos

Aguilar (2006) y Badia y Bellido (1999), establecen

un cuadro comparativo entre el modelo de gestión

funcional y el modelo de gestión por procesos. El cual

se transcribe a continuación:

Cuadro 3. Gestión funcional vs gestión por procesos

GESTIÓN FUNCIONAL GESTIÓN POR PROCESO

Organización por departamentos o áreas especializadas. Organización orientada a los procesos.

Los departamentos condicionan la ejecución de las actividades. Los procesos de valor añadido condicionan la ejecución de las activi

dades.

Autoridad basada en jefes funcionales o departamentales. Autoridad basada en los responsables del proceso.

Principios de jerarquía y control. Principios de autonomía y de autocontrol.

Orientación interna de las actividades, hacia el jefe o hacia el Orientación externa hacia el cliente interno o externo.

departamento.

Principios de burocracia, formalismo y centralización en la toma Principios de eficiencia, flexibilidad y descentralización en la

de decisiones. toma de decisiones.

Ejercicio del mando por control basado en la vigilancia. Ejercicio del mando por excepción basado en el apoyo o la supervisión.

Principio de eficiencia: Ser más productivos. Principio de eficacia: Ser más competitivos.

La cuestión es cómo hacer mejor lo que venimos haciendo. La cuestión es para quién lo hacemos y qué debemos hacer.

Las mejoras que se logran tienen un ámbito transfuncional y Las mejoras que se logran tienen un ámbito funcional limitado:

generalizado: El proceso –unidad organizacional–. El departamento –unidad organizacional.

Fuente: Aguilar (2006: 484)

66 temas de administración y gestión pública

vol. 53, núm. 39, enero/junio 2011

Enfoque de la gestión para

resultados, GpR

El enfoque de la gestión para resultados (GpR), se ha

presentado en diferentes instancias gubernamentales

y académicas, como un modelo que propone cambios

en las formas tradicionales de gestión gubernamental,

pone un especial énfasis en los resultados e impactos

que se logran a favor de la satisfacción y bienestar de

los ciudadanos. El término, gestión para resultados,

emerge de una serie de debates sobre el desarrollo

que se dio en el seno de diferentes agencias de la

Organización de Naciones Unidas (ONU) y de

organismos multilaterales como el Banco Mundial

(BM), el Banco Interamericano de Desarrollo (BID),

y el Fondo Monetario Internacional (FMI).

El enfoque de la Gestión para Resultados (GpR), se

enmarca en los modelos propuestos a partir de los

lineamientos de las llamadas, reformas de segunda

generación, que se presentaron a mediados de la

década de los años noventa del siglo XX, como una

respuesta a las consecuencias en los procesos de

implementación de las “recetas” del denominado

consenso de Washington o reformas de primera

generación, al no traer los resultados esperados

para los Estados y en general para las sociedades

latinoamericanas, y contribuyendo más bien al

desarrollo de efectos adversos que ampliaron la brecha

entre países ricos y pobres. Diferentes economistas,

como por ejemplo Joseph Stiglitz, ante el Banco

Mundial, concluyen que el Estado debe cumplir un

papel más activo en pro del desarrollo económico,

pero que su función básica debe estar orientada al

desarrollo político y social (institucional).

El Banco Mundial, en su informe de 1997, plantea

que el Estado debe ser eficiente y ante todo eficaz

o estar orientado hacia resultados, lo cual se logra

mediante:

• El rediseño de sus instituciones.

• Una mayor y mejor participación ciudadana

en cada uno de los niveles del desarrollo de las

políticas públicas.

• Una mayor transparencia en la actuación de la

Administración.

• Una mayor responsabilidad y medición de

resultados por parte de la administración; y

• Procesos de rendición de cuentas de la Administración

sobre sus actividades (accountability).

(Banco Mundial, 1997).

La Gestión para Resultados (GpR), hace énfasis en

la superación de problemas socialmente relevantes

como: la superación de la pobreza; el crecimiento

económico sostenible; el mejoramiento en la calidad

de vida; el incremento de la esperanza de vida;

el aumento de los promedios de escolaridad; la

disminución del costo de operación gubernamental

y el mejoramiento de la definición y medición de los

resultados de desarrollo por parte de las instancias

estatales y supraestatales (BID y CLAD, 2007).

El término “Gestión para Resultados” ha venido

cobrando fuerza y tendiendo a reemplazar los

términos de “Gestión por Resultados” o “gestión

orientada a resultados” en la primera década del siglo

XXI, al hacer énfasis el conector “para”, en el aspecto

teleológico y orientativo a fines de la gestión pública.

La Gestión para Resultados (GpR), está siendo

aplicada por diversos gobiernos, como son Estados

unidos, El Reino Unido, España, Alemania,

nueva Zelanda y Australia; y en Latinoamérica en

gobiernos como México, Chile, Brasil y Colombia.

Estos últimos tienen en común que presentan los

mejores indicadores en su implementación y el de

ser asistidos por organismos internacionales como el

Banco Interamericano de desarrollo (BID), el cual

apoya con asistencia técnica en el marco de líneas de

crédito para el desarrollo (BID y CLAD, 2007).

El enfoque de Gestión para Resultados, GpR, hace

énfasis en la medición de los resultados de la gestión,

en términos de logro de objetivos y metas. Sirviendo

como instrumentos de verificación y priorización

de avances en cuanto al grado y porcentaje de

resultados alcanzados en pro de beneficios, para

las poblaciones objetivo. La GpR busca orientar

la acción de los actores hacia la creación de valor

público (Moore, 1995) mediados por la puesta, en

uso de instrumentos de gestión y Tecnologías de

la Información y las Comunicaciones, TIC, en

forma colectiva, coordinada y complementaria,

para cumplir los objetivos anteriormente señalados.

(García López y García Moreno, 2010).

Por ejemplo, en la GpR, la eficacia de la gestión

pública frente al problema de la pobreza, se puede

medir en términos del porcentaje de hogares que han

superado de manera permanente el estado de pobreza

en comparación al número total de hogares pobres.

temas de administración y gestión pública

issn 0120-3754

67

Indicadores de acciones, en cuanto, por ejemplo,

de la capacitación en pro de la empleabilidad y

el emprendimiento se consideran, indicadores de

gestión tipo medios, más no de resultados tipo fines.

Así mismo, la gestión educativa no se mide en cuanto

a resultados por el número de colegios construidos

del número de maestros por estudiantes, los cuales se

definirían como indicadores operacionales, tipo insumos,

sino por los niveles de aprendizaje que acrediten

los estudiantes, mediante pruebas estandarizadas

internacionalmente por la calidad de empleos y/o

universidades que logran conseguir gracias a su educación

preescolar, básica, media y preparatoria.

La GpR, incorpora en la creación de valor público,

una cadena orienta hacia resultados de insumos,

medios y fines que se expresan en indicadores

operacionales (insumos), indicadores de gestión

(medios) e indicadores de resultados (fines). Siendo

determinante en los indicadores de resultados los

análisis de los efectos y de los impactos de las acciones

y productos desarrollados por la gestión pública.

El estudio de la nueva

gestión pública (NGP)

Para Barzelay, la idea de que la NGP, es un

conjunto de tendencias, no conduce a un progreso

en su investigación por dos razones fundamentales.

Primero, establece un interés en discernir similitudes

entre casos; segundo, tiende a dar explicaciones en

términos de fuerzas rectoras, tales como la tensión

fiscal, la aceptación de ideas o la implementación de

innovaciones tecnológicas. “Señalar una tendencia

no es lo mismo que llevar adelante una investigación

de las políticas públicas, sobre una base comparativa”

(Barzelay, 2003: 21).

Barzelay, con el objeto de estudiar la NGP, propone

un esquema fundamental que divide la literatura

sobre la NGP, en dos ramas principales: Investigación

y argumentación. Así pues, y atendiendo a las

divisiones mencionadas, Barzelay propone como

líneas temáticas: La Investigación sobre diseño y

operación de programas, la investigación sobre las

políticas de la gestión pública, la argumentación y;

finalmente, el perfeccionamiento de la investigación

y la argumentación (Barzelay, 2003: 15-24). Barzelay,

alude a la necesidad de dar forma a la literatura

de la NGP, pues vista como conjunto, la literatura

disponible sobre NGP es amorfa, como debe

esperarse de un campo interdisciplinario orientado

hacia las políticas de acción.

La Investigación sobre diseño; operación de

programas y políticas de gestión, se refiere a los

trabajos de especialistas que intentan explicar datos

y acontecimientos. Un dato ilustrativo es el tono

negativo de la discusión política, frente a la burocracia

en muchos países; un acontecimiento ilustrativo es el

lanzamiento de la revisión de desempeño laboral de

los Estados Unidos, por la administración Clinton en

1993 (Barzelay, 2003: 17).

La argumentación se refiere a exposiciones

especializadas sobre ideas pragmáticas y políticas,

aplicadas, concernientes al Gobierno, los cursos de

acción y la gestión. A menudo las contribuciones a este

diálogo resuelven, reformulan o incitan controversias

doctrinarias; por ejemplo, acerca del papel de los

sistemas de información sobre la responsabilidad y

de los sistemas de medición frente al desempeño del

Gobierno (Barzelay, 2003: 17).

La propuesta investigativa, de Barzelay está

subdividida en dos áreas; la primera, es el diseño y

operación de programas. Los programas son paquetes

de actividad que pretenden crear valor público

(Moore, 1995) aplicándose a problemas en áreas

tales como la salud, justicia penal, educación, empleo

y desarrollo económico. El diseño de programas

involucra la confección de los roles institucionales y

de los marcos conceptuales, a través de los cuales se

despliegan las herramientas de implementación de

las políticas (Barzelay, 2003: 18).

La segunda, área temática fundamental de investigación,

es lo que Barzelay llama las políticas de gestión

pública. Estas son entendidas como medios autorizados

para intentar guiar, constreñir y motivar a la

función pública en su conjunto (Barzelay, 2003: 18).

La literatura de la NGP sobre las políticas de gestión

pública, plantea Barzelay, se subdivide en dos

tipos: los trabajos que enfocan sobre el contenido de

las políticas y aquellos que se ocupan del proceso de

formulación de las políticas de acción. El primer tipo

describe procedimientos, usualmente en contraste

con prácticas previas (Barzelay, 2003:19). El segundo

tipo de investigación sobre las políticas de gestión

pública, va más allá de la descripción para explicar

acontecimientos concernientes a las políticas, tales

como; por ejemplo, el lanzamiento de una iniciativa

gubernamental o el grado en que cambian efectivamente

sus procedimientos (Barzelay, 2003:19).

68 temas de administración y gestión pública

vol. 53, núm. 39, enero/junio 2011

La segunda rama principal de la literatura sobre

la NGP, es la argumentación doctrinaria y de las

políticas. Una división analítica útil, es la que separa

los trabajos que se concentran sobre los roles políticos

y burocráticos, por un lado, y los que lo hacen sobre

los procesos de conducción, control y evaluación, por

otro (Barzelay, 2003: 20).

Barzelay se refiere al trabajo de Peter Aucoin11 (1996)

quien describe la NGP, como una red de postulados,

entre los que se incluye este: Los ejecutivos elegidos

deberían resolver la ambigüedad, la incertidumbre y

el conflicto alrededor de las políticas, a fin de describir

de antemano lo que quieren que sus funcionarios

realicen en un lapso determinado; las funciones

de formulación de políticas y las de operaciones,

deberían asignarse a organizaciones diferentes,

con organizaciones operativas encabezadas por

funcionarios que sean versados en la gestión, mientras

que los sistemas administrativos centralizados,

deberían reformarse a fin de trasladar obligaciones,

autoridad y responsabilidad hacia abajo en línea

jerárquica (Barzelay, 2003: 20).

El estudio de la nueva gestión pública

desde la argumentación administrativa

Barzelay, en un estudio específico sobre la nueva

gestión pública (Barzalay, 2001), también trabaja

los conceptos de argumentación administrativa

y filosofía administrativa (Barzalay, 2001: 12-17)

de Chistopher Hood y Michael Jackson (1997).

En sus estudios analiza cómo la argumentación

administrativa, fundada en “el poder de la retórica”, es

empleada para tratar de convencer a un público para

que acepte una serie de argumentos relacionados con

una o varias doctrinas administrativas que buscan

dar solución a una misma controversia, mediante el

empleo de diversos medios.

Hood y Jackson (1997), sostienen que la fuerza de

la retórica, entendida como proceso, caracteriza

11 Peter Aucoin, es uno de los autores centrales en los debates

y cursos contemporáneos en nueva gestión pública y es reconocido

por manifestar que “la gestión ha remplazado a la

administración, como el término preferido para muchos teóricos

y, especialmente, para los prácticos, porque implica una

aproximación activa e incluso práctica, a las tareas que los

empleados públicos desempeñan, destacando el énfasis que

se da entre otras cosas, a: ser estratégico, ejercer liderazgo,

fijar prioridades, crear una visión, establecer misiones, fomentar

innovación, asumir riesgos, promover el desempeño y

ser emprendedor”. (Pons).

las doctrinas administrativas, estableciendo que

mediante estas se convence no por su comprobación

y valides sino por el uso de argumentos declaratorios

que se fundamentan en máximas y especificaciones

respecto a la pregunta por el cómo organizarse para

el desarrollo de la acción administrativa (Hood y

Jackson, 1997: 14). Y es aquí donde opera la nueva

gestión pública, entendida desde este análisis

por Barzelay, como un conjunto de doctrinas

administrativas, proveniente de diversas escuelas

nacionales de administración pública12 (EE. UU.,

Reino Unido, Nueva Zelanda, México, Brasil, etc.),

que presentan justificaciones también diversas en

cuanto al planteamiento y desarrollo de políticas

públicas de gestión.

Es de aclarar que por políticas públicas de gestión,

Barzelay (2003), entiende que son las reglas institucionales

generales de gobierno en las áreas de: Planeación

de gastos y gestión financiera; función pública

y relaciones laborales; contratación; organización,

métodos y tecnologías de administración; auditorías,

controles y evaluación administrativa. Estos son

los elementos que estudia Barzelay (2003) en materia

gestión pública, donde encuentra que los cambios

sustanciales en la gestión pública, bajo la implementación

de los lineamientos de la nueva gestión pública,

se presentaron especialmente en el Reino Unido,

Australia y Nueva Zelanda; y con claras diferencias,

en los aspectos tratados, en Suecia, Estados Unidos y

sobre todo en Alemania.

Barzelay (2003) en su estudio da elementos claves en

la formulación de metodologías para la investigación

en gestión pública, pues establece criterios para la

definición de estudios de casos, como son:

• La comparación tanto de las similitudes y las

diferencias entre casos similares, así como las

similitudes y las diferencias entre casos diferentes.

• Analizar tanto los éxitos como los fracasos.

• Se analizan para cada caso elementos organizacionales

comunes (las áreas de planeación de gastos

y gestión financiera, función pública, y relaciones

12 B. Guy Peters (1999), en su libro la política de la burocracia,

menciona como las técnicas del New Public Management

han sido aplicadas mundialmente como es el caso del programa

NextSteps del Reino Unido, del programa de mejoras

de la gestión financiera (Financial Management Improvement

Programme) de Australia, el programa del Canadá (Improving

Managerial Authority and Accountability) y en la corporization

de Nueva Zelanda.

temas de administración y gestión pública

issn 0120-3754

69

laborales; contratación; organización, métodos y

tecnologías de administración; auditorías, controles

y evaluación administrativa)

• Cada caso es analizado a la luz de una teoría común,

la cual permite construir modelos explicativos.

• Establecer el proceso de cambio.

• Establecer las lecciones que se aprendieron del

proceso y qué medidas de corrección o ajuste se

tomarán en cada caso

Barzelay (2003), establece preguntas claves como:

¿Por qué se dan los mismos resultados o similares en

algunos casos?

¿Por qué en otros casos el resultado es distinto o por

qué el cambio extensivo no se da en otros casos?

¿Cómo se explica una situación de desequilibrio y

una de equilibrio parcial?

¿Cuáles son las políticas o líneas alternativas

generadas en el proceso?

¿Cómo es su proceso argumental?

De las cuales, Barzelay (2003), se concentra en

estudiar a partir de estas preguntas, por el cómo es

el proceso argumental de la Nueva Gestión Pública.

En este sentido la Nueva Gestión Pública, es entendida

como una filosofía administrativa, como un conjunto

de doctrinas y justificaciones diversas que giran en

torno a problemas comunes, como lo es la relación

cliente-ciudadano; la reducción de costos y la creación

del valor; la relación eficacia-eficiencia; la prestación

de servicios y el control por resultados, entre otros.

Del trabajo de Barzelay y Hood (1997) se concluye

que la Nueva Gestión Pública como filosofía administrativa,

fundamenta su argumentación en:

• La relevancia que le otorga a los cambios culturales,

para el logro de resultados, respecto a los diferentes

problemas prácticos de la Administración.

Presenta metodologías y reglas de deducción mínimas

y carentes;

• Presenta reglas de persuasión que son respaldadas

generalmente por metáforas, ficciones y ejemplos;

• Es generalizante y busca la orientación de las

conductas organizacionales con criterios similares

para ámbitos diferentes.

Desde esta mirada, el estudio de la Nueva Gestión

Pública, plantea a su vez interrogantes a la Administración

Pública en cuanto a su proceso de reforma,

como:

• ¿Qué persuade a los Estados para establecer un

nuevo orden en la organización de sus acciones y

no otro?

• ¿Por qué unos argumentos administrativos se

privilegian más que otros?

• ¿Por qué presentan mayor o menor fuerza

argumentativa unos argumentos más que otros?

y ¿qué establece la fuerza de un argumento

administrativo?

Tratemos de presentar, a manera de ejemplo

explicativo, estos interrogantes en el marco del

proceso de reforma administrativa del Estado

colombiano:

Se podría llegar a pensar que las instancias de

decisión de la administración pública colombiana

fueron persuadidas a implementar en el proceso de

reforma, enfoques de la Nueva Gestión Pública a

partir de las dinámicas propias de la globalización,

mediante diversos enunciados expuestos en

diferentes lugares de visibilidad internacional (foros

y simposios internacionales, misiones extranjeras,

procesos de capacitación y formación, informes de

instancias internacionales –ONU, OEA, BID, FMI,

OMC–, revistas especializadas, libros especializados,

prensa internacional, etc.), que fueron reproducidos

nacionalmente en diferentes medios de difusión

especializados (foros y simposios nacionales,

cursos, revistas especializadas, misiones e informes

de expertos, libros especializados, prensa, etc.),

especialmente por miembros de la administración

y grupos académicos y de especialistas nacionales y

extranjeros.

¿Qué persuadió a las instancias de decisión de

política pública en Colombia a implementar13 ciertos

elementos propios de las doctrinas de la NGP en el

proceso de reforma administrativa del Estado?

Se pude plantear que fueron persuadidos por una

argumentación efectiva que se sustenta con base

13 Los estudios sobre implementación, entre los que se destacan los de

Giandomenico Majone y Aaron Wildavsk (1978); así como los de

Jeffrey L. Presuman y Aaron Wildavsky (1998), plantean “…la pregunta

más elemental que puede hacerse sobre la relación que hay entre

el pensamiento y la acción: ¿cómo pueden manifestarse ideas en un

mundo de comportamientos?” (Jeffrey y Wildavsky, 1998).

70 temas de administración y gestión pública

vol. 53, núm. 39, enero/junio 2011

en los criterios de eficiencia y eficacia de modelos

administrativos compatibles con enfoque de la

NGP, donde los actores participantes en el proceso

de diseño e implementación de política pública, se

enrolaron con sus reglas de uso en pro de conseguir

unos propósitos preestablecidos, como son por

ejemplo: Cumplir con las condiciones mínimas

para que las entidades del Estado sean acreditadas

internacionalmente, en materia de calidad (Ej.

Normas internacionales ISO de calidad).

En la puesta, en uso o implementación de modelos

administrativos, basados en enfoques o doctrinas

de la Nueva Gestión Pública, unos argumentos

administrativos se privilegian más que otros según

la pertinencia del argumento, respecto a las reglas de

uso de los modelos y las finalidades concebidas para

el proceso de reforma administrativa.

Los argumentos administrativos, presentan pesos

diferenciales en su fuerza argumentativa dados

por la capacidad de persuasión, ante un tema

controversial, el cual puede ser por ejemplo: una

situación compleja, un problema singular, una

persona o un grupo determinado, o un tiempo y

un lugar particular (Hood y Jackson, 1997:56). En

la capacidad de persuasión se entretejen diferentes

combinaciones de cargas o pesos presentes en los

argumentos administrativos, que posibilitan el

convencimiento de un público según la pertinencia

y ordenamiento práctico y estratégico de estos pesos

argumentativos.

Al inscribir los argumentos administrativos en una

trama de procesos estratégicos, la pertinencia de

estos se establecen desde su orientación al éxito.

Lo cual implica tanto la elección de medios e

instrumentos como de los ámbitos de intervención

de la Administración.

La elección de medios e instrumentos en la construcción

de una trama estratégica orientada al éxito, se

relaciona estrechamente con las acciones administrativas

de dirección, planeación, operacionalización o

ejecución, control y evaluación. Estas acciones administrativas

se caracterizan por orientar su acción

al éxito al trazar intervenciones desde el ámbito organizacional

que buscan responder por cuestiones

prácticas como son: el quién, el cómo y el qué de la

Administración (Hood y Jackson, 1997).

Hood y Jackson al referirse al quién, al cómo y al

qué de la Administración. Su punto de mirada es

desde una clasificación doctrinal que las agrupa

en doctrinas de la Administración who–type (tipo

quién), what–type (tipo cómo) y how–type (tipo

qué). (Hood y Jackson, 1997:20).

Las cuestiones prácticas o doctrinas tipo quién

(who-type), se refieren a las cuestiones relativas a

los actores que se les atribuye la realización de una

acción. Hood Y Jackson mencionan cómo la mayoría

de las doctrinas administrativas atribuyen a que las

acciones son realizadas por personas, por gentes, por

humanos. Pero existen doctrinas que no separan el

quién del cómo realizar la acción, dentro de lo cual

señala cómo los humanos que se les atribuye la acción

están relacionados con instrumentos materiales –no

humanos–, sin los cuales sería imposible ejecutarla.

Siendo en la práctica, la acción realizada por

híbridos14.

Las cuestiones prácticas tipo cómo (how-tipe).

“Las doctrinas de esta naturaleza indican el tipo de

procedimiento o métodos de organización que deben

ser preferidos. En este sentido, las doctrinas howtipe

incluyen procedimientos relativos a: a) cómo la

autoridad debe ser distribuida; b) cómo el liderazgo

debe ser ejercido; c) cómo la información debe ser

dirigida; d) cómo los casos deben ser manejados, y e)

cómo el proceso de control debe ser operado”.

Las cuestiones prácticas tipo qué (what-tipe), se refieren

a ideas relacionadas con la forma organizacional,

con la elección de un particular tipo de organización,

cómo se componen sus partes y en general al qué hacer

organizacional. (Hood y Jackson, 1997:21)

Esta mirada sobre las cuestiones prácticas de la

Administración, es planteada como las maneras

de cómo organizarse para realizar una acción

administrativa. Las cuales son argumentadas y

justifican las razones para realizar la acción de una o

varias maneras específicas.

En esa medida desde los aportes de Hood y Jackson,

se permite plantear una clasificación de argumentos

administrativos y tecnológicos desde la acción

y su relación con las cuestiones prácticas de la

acción al persuadir por el quién, el cómo y el qué

administrativo.

Este trabajo no pretende profundizar en la

clasificación doctrinal que establecen Hood y

14 El concepto de actores híbridos, fue ampliamente desarrollado

por Michel Callón (1986) en sus trabajos sobre la sociología

de la traducción y el análisis a redes tecno-económicas.

temas de administración y gestión pública

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Jackson15, pero es de interés, desde sus aportes poder

15 Si es de interés, remitirse a la segunda parte titulada: “quién,

qué y cómo de la Administración: 99 doctrinas”. Contenida en:

La argumentación administrativa. (Hood y Jackson, 1997).

Cuadro 3. Doctrinas y argumentos administrativos de la nueva gestión pública

NUEVA GESTIÓN PÚBLICA

DOCTRINAS ARGUMENTO ADMINISTRATIVO

Tipo quién

Selección: 1. Seleccionar a los mejores y más brillantes para los cargos de responsabilidad.

2. Seleccionar a la media o a los de segundo rango, para los cargos con poca responsabilidad.

Ascenso: Permitir a los superiores juzgar los méritos del ascenso.

Remuneración: Relacionar la remuneración con los resultados.

Antigüedad: Duración limitada con despido por parte de quien contrata.

Habilidades: Preferir las habilidades administrativas o gerenciales. Uso especializado de tecnologías administrativas.

Tipo cómo

Autoridad: Un jefe, poder delegado. Emplear la autoridad individual con facultades delegadas.

Procedimiento: 1. Alta discrecionalidad gerencial. 2. Control por métodos empresariales lucrativos. 3. Orientación hacia

los resultados

Hacer/comprar: 1. Orientación hacia la contratación. Subcontratar si es posible.

Especialización: Separar el diseño de las políticas de la ejecución.

Tipo qué

Condiciones tipo agencia: 1. Variable. Mantener una estructura pluriforme.

2. Agencia pública independiente. Usar la burocracia pública independiente-pos burocrático.

3. Subsidiariedad. Preferir unidades de organización privadas o independientes (Ej. ONG).

Rivalidad: 1. Promover la competencia por el campo de acción entre las organizaciones. 2. Fuentes múltiples. Abasto

en varias fuentes entre organizaciones. 3. Abasto en varias fuentes dentro de las organizaciones. (Modelo Fuente M. Tipo

DuPont-General Motors).

Fuente: Elaboración propia basada en Hood y Jackson, 1997.

retratar los quienes, cómos y qué administrativos

de la Nueva Gestión Pública (NGP), caracterizada

como un conjunto de doctrinas (Hood y Jackson,

1997:295) que intervienen en el diseño y cambio

organizacional.

Conclusiones

El establecimiento de un nuevo paradigma de la

Gestión Pública, implica, desde la perspectiva de

los autores tratados en el tema, superar los modelos

procedimentales paquidérmicos que hacen énfasis

en la eficiencia de los medios más que en sus fines y

resultados, a los cuales se les asigna la responsabilidad

de los problemas y la crisis de la Administración

Pública.

Si bien, esta racionalidad administrativa que ha

recurrido en diferentes ámbitos gubernamentales

y académicos, por más de treinta años y seguimos

enunciando como “nueva”, se ha construido desde un

enfoque privado lucrativo, que emerge de la economía,

donde se exalta lo privado, el individualismo y la

rentabilidad, ha sufrido múltiples mutaciones en su

proceso de tránsito y redefinición de lo público.

Del trabajo de Barzelay y Hood (1997) se resalta

nuevamente a modo de conclusión que la Nueva

Gestión Pública como filosofía administrativa,

fundamenta su argumentación en la relevancia de

los cambios culturales para el logro de resultados,

respecto a los diferentes problemas prácticos de la

Administración. Lo cual implica la redefinición de

los roles de los actores de la Administración Pública

en términos de su capacidad y grado de movilidad,

flexibilidad y de aporte organizacional más que

de su relación organizacional de estabilidad y

membrecía.

En este documento, se trató de describir cómo la

Nueva Gestión Pública, se inscribe en una realidad

global, que se puede denominar de transición,

donde bajo este tipo de racionalidad administrativa,

orientada al éxito, se ha construido un referente de

“un futuro deseado” para la gestión pública, que se

circunscribe en los procesos de reforma administrativa

del Estado, ante los nuevos fenómenos inherentes a

las transformaciones del concepto de lo público.

72 temas de administración y gestión pública

vol. 53, núm. 39, enero/junio 2011

Del estudio de la Nueva Gestión Pública, asimilando

la propuesta de Barzelay y Hood, considero que

sería de interés en el marco de futuros estudios

sobre políticas públicas y en pro de entender las

transformaciones del Gobierno, profundizar en la

relación entre las nuevas políticas de gestión pública,

afines a la NGP y el enfoque de la gobernanza con el

fin de comprender mejor las transformaciones de la

acción pública.

ADMINISTRACIÓN PÜBLICA

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Chica Vélez, Sergio. 2011. Una mirada a los nuevos enfoques

de la gestión pública. Administración & Desarrollo

39 (53): 55-74.

Chica Vélez, Sergio. (2010). Una mirada a los nuevos enfoques

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